Robyn Lawley, la modelo que puso las curvas de moda

La joven australiana de 25 años saltó a la fama al protagonizar la polémica campaña de Violeta by Mango que promociona una línea de talles más grandes. Se desnudó para las cámaras sin ser ultradelgada y defiende el buen comer

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 Kenneth Willardt 162
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Mango
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Cosmopolitan
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Si hay algo que siempre se le criticó a la moda es su exigencia a la figura femenina. Tanto las modelos ultradegadas que desfilan en las pasarelas como las que posan en las campañas conforman un ideal de belleza inalcanzable para la mayoría de las mortales.

Una y otra vez se pidió que las revistas se desvincularan de este tipo de mensaje incorporando a mujeres reales con defectos como cualquier otra. Lo mismo se demandó a las marcas de ropa y no sólo como una forma de acercarse a su público demostrando tener conciencia por la salud de las mujeres sino además como una manera de responder a las demandas de un público que no consigue talles y también quiere vestir acorde a las últimas tendencias.

Algunas firmas tomaron nota de este vacío en la moda, entre ellas, la española Mango. Así lanzaron la línea Violeta, que ofrece talles más amplios. Para protagonizar la campaña convocaron a Roby Lawley, una modelo australiana de 25 años que se convirtió en la abanderada de la talla grande.

La  joven se proclama una fanática de la comida y fiel defensora de las mujeres con curvas, lo que la llevó a ser convocada para portadas de revistas de moda y campañas de varias firmas.

"No hay amor más sincero que el amor a la comida". Con esa frase de George Bernard Shaw la supermodelo inicia su blog en Tumblr, donde comparte fotografías de comida, recetas y algunas de sus más sexys imágenes.

"Tengo el cuerpo perfecto para ser una modelo de tallas grandes ni más ni menos porque soy de constitución ancha. Eso sí, odio que me cuelguen esa etiqueta como mujer, que no como profesional, porque me parece denigrante", dijo en entrevista al diario británico The Guardian.

"Algunas chicas son delgadas por constitución y llevan una dieta equilibrada, aunque la mayoría no tienen esa talla y se esfuerzan por mantenerse en ella. Es una línea muy peligrosa y conozco muchas modelos que tienen que olvidarse de la comida durante las Fashion Weeks y los shootings para poder entrar en la ropa", confesó para la revista Glamour, cuando le preguntaron si las modelos de pasarela comían.

La modelo, quien se instaló en Nueva York para seguir adelante con su carrera, mide 1,88 metros y tiene ojos verde azulados y facciones delicadas. Lo único que la diferencia de sus colegas es que su talla es 32, pero en las sesiones fotográficas y campañas demostró que no necesita ser más delgada para derrochar sensualidad y saber lucir las prendas más fashionistas.

"Es una pena no poder acceder de manera normal a la pasarela porque personalmente me gusta mucho desfilar, para mí supone un reto mucho mayor que el de cualquier trabajo fotográfico que haya hecho hasta el momento y me encantaría que me llamara Miuccia Prada. Ahora, tengo asumido que de momento las modelos de mi talla estamos condenadas a proyectos puramente editoriales y comerciales", denunció.

"Ni las curvas ni la falta de ellas deberían definir el prototipo universal de belleza, y decir que lo delgado es feo me parece igual de grave, dañino e inaceptable que justo lo contrario", expresó.