PDVSA, un 'barril sin fondo' para financiar a Chávez

Los multimillonarios ingresos de la petrolera estatal venezolana alimentaron las políticas públicas. Pero la producción no acompañó el crecimiento del gasto

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AFP

Si bien su enorme personalidad le sirvió para conseguir varios objetivos a lo largo de sus 14 años de mandato, no caben dudas de que la gigantesca fortaleza económica de Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) también fue utilizada por Chávez para desplegar amplios programas sociales que le permitieron poner bajo su ala a los sectores más desprotegidos del país, y así ganarse casi de inmediato su voluntad electoral.

PDVSA es la principal compañía del Estado venezolano y sus actividades son la explotación, producción, refinación, mercadeo y transporte del crudo del país. Fue creada a través de un decreto gubernamental durante la primera presidencia de Carlos Andrés Pérez (1974-1979) luego de la nacionalización de la industria petrolera, y comenzó sus operaciones el 1º de enero de 1976.

Cuando Chávez asumió como presidente el 2 de febrero de 1999, el precio del barril de crudo de la OPEP estaba en 10,75 dólares. Pero la reducción de la oferta pactada en marzo de ese año por la entidad de países petroleros, decisión motorizada por Chávez, provocó la suba en el valor del "oro negro" hasta los US$ 25 para finales de 1999.

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Tras esto, y dentro de la disputa interna en Venezuela, en 2001, el mandatario promulgó una polémica ley de hidrocarburos que obligó a todas las empresas extranjeras interesadas en explotar crudo en la nación a participar en calidad de socias minoritarias de PDVSA. Una movida que desembocó en expropiaciones y arbitrajes, además de un fuerte incremento en la recaudación petrolera por parte del Gobierno.

Este crecimiento de "la caja" le permitió al chavismo financiar decenas de programas sociales para las zonas más pobres del país, las cuales progresivamente fueron aumentando el caudal electoral del oficialismo.

Algunos inconvenientes

Sin embargo, no todas las épocas fueron de prosperidad para la firma hidrocarburífera, ya que en diciembre de 2002, una parte de sus trabajadores acató una huelga general empresarial indefinida en la que se exigía la renuncia de Chávez. Esta medida convocada por la oposición, los empresarios y una buena parte de la sociedad civil causó una drástica baja de más del 90% en la producción, refinación y comercialización de crudo.

El cese de actividades le generó a la empresa un lucro cesante de más de 10.000 millones de dólares, a lo que hay que agregarle el despido de alrededor de 18.000 empleados, las dos terceras partes de su plantel laboral. La crisis fue tan grande que la compañía con sede en Caracas tardó un año y medio en recuperar su ritmo habitual.

Pero la vida sigue y así lo entendieron en el chavismo y también en la empresa, que con el correr de los años fue incrementando su nivel de financiamiento de las políticas públicas para mantener la satisfacción de su masa electoral.

Esto además de subsidiar el valor de los combustibles en el mercado interno (Venezuela tiene la gasolina más barata del planeta), algo por lo cual el fisco nacional deja de percibir US$ 11.000 millones cada 12 meses. Aunque difícilmente eso preocupara al régimen, con efectivo de sobra gracias a los 91 dólares a los que cotiza el barril de crudo en Texas y los US$ 112 a los que se adquiere en Londres.

No obstante, la firma tuvo que duplicar sus importaciones de combustible durante 2012, principalmente por la explosión de la refinería de Amuay, una de las más importantes de Venezuela, lo que generó problemas de abastecimiento.

Datos de firmas energéticas, citados por el diario El Nacional, indican que Petróleos de Venezuela S.A. importó un promedio anual de 139.300 barriles diarios entre enero y octubre del año pasado. Esto implica una variación del 109% con respecto al volumen de compras de 2011, que fue de 66.600 barriles.

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