"Dormimos dos horas menos que hace 50 años"

En Buenos Aires, México y San Pablo, 2 de cada 3 adultos tienen trastornos de sueño. Los especialistas buscan crear conciencia acerca de que, junto con el ejercicio y la dieta sana, dormir bien es la tercera pata de un estilo de vida saludable

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Esa fue la finalidad de la Primera Semana del Sueño Saludable, una actividad que tuvo lugar este mes en Buenos Aires, en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Católica Argentina (UCA), con la participación de médicos e investigadores, con la finalidad de instalar en la sociedad el concepto de que una vida sana requiere, además de alimentación balanceada y actividad física, un descanso reparador.

"Está instalado que es bueno hacer actividad física y que es bueno tener una nutrición balanceada y rica, pero no está instalado en el mismo nivel que dormir bien es la tercera pata de un estilo de vida saludable", dijo a Infobae Daniel Vigo, investigador asistente del Conicet, médico y docente en la Facultad de Ciencias Médicas de la UCA.

Una encuesta realizada en tres ciudades latinoamericanas para evaluar en qué medida la población adulta manifiesta trastornos de sueño, siente que duerme mal, menos de lo necesario, etcétera, arrojó una elevada prevalencia de dificultades en el sueño en las poblaciones de estos centros urbanos (ver puntos principales). Los individuos entrevistados declararon dormir un promedio de 5,8 horas diarias.

El cuadro que sigue, tomado de la encuesta mencionada, muestra las dificultades del sueño más comunes en la población urbana latinoamericana estudiada (Buenos Aires, San Pablo, México).

      

"La mayor parte de los trastornos de sueño que padecemos no tienen una causa fisiológica sino que se relacionan con nuestro estilo de vida, es decir, por no dormir lo suficiente, explicó Vigo. Esto puede deberse tanto al trabajo en contra-turno, como al trabajo en horarios normales pero que se extiende más allá de lo aconsejable o por los hábitos culturales de las personas. Los trastornos de sueño causados por cuestiones fisiológicas son los menos. Entre estos puede mencionarse la apnea del sueño, los ronquidos y la obesidad".

¿Qué es la apnea del sueño?

Es un trastorno por el cual se interrumpe la respiración normal mientras se duerme debido al cierre temporario de la vía aérea: la persona no respira por 10 segundos y, aunque no consciente, tiene un micro despertar; en casos severos esto puede suceder hasta 15 veces en una hora a lo largo de todo el período de sueño. La persona que padece apnea no descansa bien, se despierta cansada y tiene alta somnolencia diurna.

¿Cómo se diagnostica?

Se detecta con un estudio llamado polisomnografía, que se realiza en un hospital o en un centro de estudios de sueño, pero que ahora también puede hacerse en forma ambulatoria, mediante un equipo similar al holter que se usa para estudios cardíacos. El ronquido puede ser síntoma de apnea aunque no necesariamente.

Pero lo principal es la rutina diaria…

Sí, en la lista de prevalencia de factores que inciden en el mal dormir, en primer lugar están las causas culturales o de hábito de vida, y sólo en segundo lugar estos trastornos respiratorios; la gente duerme menos, estamos durmiendo en promedio 2 horas menos que hace 50 años, o sea que el principal factor es el sueño insuficiente.

¿Qué trastornos causa el dormir mal o menos de lo necesario?

      

A lo largo de muchos años, una falta crónica de sueño puede asociarse a enfermedades como la obesidad, la hipertensión o la diabetes, pero también puede agravar los cuadros de deterioro cognitivo mínimo que suelen ser antesala de una enfermedad como el alzheimer. No significa que todas las personas que duermen mal van a desarrollar esa enfermedad ni, a la inversa, que todas las personas que desarrollan alzheimer lo hacen porque durmieron mal; se trata de factores de riesgo para la aparición de ciertas enfermedades.

Pero el sueño insuficiente también afecta la calidad de vida diaria, perturba la vigilia de la persona durante el día y por lo tanto incide en su rendimiento en el trabajo o en el estudio. Además, la alta somnolencia diurna es peligrosa si el individuo maneja, porque disminuye la alerta y la capacidad de reacción. Hoy se hacen controles de alcoholemia pero casi nadie es consciente del factor de riesgo que representa la falta de sueño al volante, especialmente en conductores profesionales.

¿Qué soluciones puede haber para esta carencia de sueño?

Definitivamente es un tema complejo, no hay un remedio sencillo para esto: hay que cambiar un estilo de vida. Pero eso es tan complejo como adoptar una alimentación saludable o un patrón de actividad física correcto. Y mucha gente lo hace o trata de hacerlo. En el caso del sueño, falta instalar más en la opinión pública la importancia de dormir lo necesario.

¿Puede la siesta ser un remedio?

Claro, la siesta es una forma de pagar esta deuda de sueño, pero no se la debe tomar después de las 4 ó 5 de la tarde para que no perturbe el sueño nocturno y no debe durar más de 20 ó 30 minutos para poder seguir con el ritmo de trabajo. Otra alternativa es tratar de dormir un poco más durante el fin de semana para recuperar el sueño faltante. Si bien no se recupera totalmente lo perdido, si uno no aprovecha sábado y domingo para descansar más, luego durante la semana el cansancio se acumula y ya va dejando una marca en el organismo.

¿La cantidad de sueño necesaria varía de acuerdo con la edad?

A lo largo de nuestra vida, va disminuyendo la cantidad de sueño necesario. Los bebés duermen casi todo el día. Un adolescente necesita entre 9 y 10 horas, un adulto joven 8 horas y, a partir de los 65 años, 7 ó 6 horas pueden ser suficientes. Pero esto siempre es un promedio: algunos individuos necesitan más, otros menos. La pauta está dada por cómo está uno durante el día: si se siente cansado, si tiene somnolencia, es que se necesita dormir un poco más.

¿El adolescente puede necesitar hasta 10 horas?

Sí, para un adolescente 8 horas promedio no es suficiente. Y desde este punto de vista, constituyen una población de riesgo porque en la semana se acuestan tarde y por el horario escolar se tienen que levantar temprano. A esto se suma que habitualmente a esa edad no quieren recuperar la falta de sueño el fin de semana porque siempre tienen alguna salida.