Roger Federer ganó un maratónico partido

El suizo disputó un reñido encuentro frente al serbio Janko Tipsarevic en el Abierto de Australia. El número uno del tenis se impuso por 6-7, 7-6, 5-7, 6-1 y 10-8, en 4 horas y 27 minutos

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El choque entre el número uno del mundo y el sorprendente serbio fue el mejor del torneo, un partido en el que el tenis se mantuvo siempre en un alto nivel, con ambos rivales dispuestos a no ceder un milímetro.

. Su próximo rival será Tomas Berdych, que venció al argentino Juan Mónaco.

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En una lluviosa jornada que llevó a disputar el choque bajo techo, la balanza comenzó a inclinarse a favor de Federer cuando se llevaban cuatro horas y 23 minutos de juego en un ya a esa altura enloquecido estadio Rod Laver.

Federer pasó a Tipsarevic con una derecha cruzada con top para quedar con break point, y el serbio cometió a continuación uno de sus escasísimos errores en el set para ceder su servicio y ver cómo el suizo tomaba ventaja de 9-8 y su saque.

El número uno no perdonó, y definió el choque con un saque ganador, símbolo de un encuentro en el que convirtió 39 aces, 25 más que su rival. De haber perdido, hubiese sido su peor actuación en un Grand Slam desde que el peruano Luis Horna lo batiera en la tercera ronda de Roland Garros 2004.

Más allá de la derrota, Tipsarevic, de 23 años y número 49 del ranking mundial, jugó el partido de su vida. Un servicio imponente, unos golpes de fondo tan sólidos como devastadores, una vocación ofensiva insobornable.

Pese a su tenis de fábula, Tipsarevic no parece tenista. Su barba de cuatro días y sus gafas de corte moderno, que escondían una mirada helada, decidida, sin emociones, le daban al sebio por momentos el aire de un informático, de un DJ trasnochado o de un "nerd" de universidad.

Pero de "nerd", nada. Tipsarevic -campeón juvenil del Abierto de Australia en 2001- fue responsable de algunos de los mejores puntos que se hayan visto en una cancha de tenis en mucho tiempo.

"La belleza salvará el mundo", reza un tatuaje que lleva en su brazo izquierdo. La frase es de Fiodor Dostoyevski, y no es casual en un Tipsarevic que pasa horas leyendo, en especial tratados de filosofía.

Entrenado desde diciembre por el español Josep Perlas, apostó esta emporada por dar el salto al primer plano en un país que cuenta ya con estrellas como Novak Djokovic, Jelena Jankovic y Ana Ivanovic.

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