Con motivo de esta fecha es que hace menos de un mes se re-editó Literatura de la pelota, un libro en el que Santoro trabajó mucho y editó en su momento con dinero genuino.
Se basaba en una enorme y genial recopilación de escritores, periodistas y poetas que, a través de sus artículos, se referían al fútbol. Entre otros, se encuentran textos geniales de Horacio Quiroga o, incluso, Roberto Arlt.
Ernesto Sábato, Baldomero Fernández Moreno o Enrique González Tuñón son otros de los que aportan su inteligencia en función de este deporte.
Desde Ediciones Lea, Carlos Sáez cuenta que "la edición se agotó enseguida" porque "tuvo mayor repercusión de la esperada".
Ahora, mientras se preparan para editar una nueva tanda, quienes lo conocieron en vida o aquellos que de una forma u otra se acercaron a su obra, le contaron a Infobae.com distintos aspectos de su vida.
Sobre todo, un poeta
Lilian Garrido, quien conoció a Santoro personalmente pero siguió investigando distintos aspectos de su vida, se encargó de escribir el prólogo del libro, en el que también aparece la firma del periodista Alejandro Apo.
"Santoro fue muchas cosas y todas al mismo tiempo. Poeta, periodista, editor, organizador de peñas culturales, gremialista, militante político, laburante... Si por periodista deportivo entendemos el cronista de tal o cual deporte, me parece que no, que no fue un periodista deportivo, que definirlo así es limitarlo. Su labor periodística está más inclinada a lo 'cultural' y especialmente a la literatura. También el deporte, pero el deporte como una de las manifestaciones de nuestra cultura. Y no cualquier deporte, sino aquéllos más populares: el turf, el boxeo, el fútbol. Justamente en su libro De tango y lo demás (1964), un trabajo muy porteño, toma a estos tres deportes que nombré como motivos representativos de Buenos Aires", dice Garrido.
Y agrega: "Si me apurás, te diría que fue sobre todo poeta, un gran poeta, pero no porque escribía versitos o por su manejo del lenguaje. También por eso, por supuesto, pero sobre todo por su actitud vital, creativa, por su capacidad de ver más allá y poder expresarlo con un lenguaje propio, con una estética propia".
En cuanto a su relación con el fútbol, dice Garrido: "Era un deporte del que disfrutaba, lo apasionaba. Le gustaba jugarlo y le gustaba ir a la cancha: era un fundamentalista de la Academia, pero le interesaba también como fenómeno cultural, como expresión de la cultura popular. En Literatura de la pelota (1971), se ve con toda claridad que para Santoro el fútbol es 'un vehículo de ideas', como escribe Alejandro Apo en el prólogo de esta nueva edición".
"El fútbol es un espacio donde se mezcla 'lo culto' con 'lo popular', el intelectual más hermético con el hincha más reo. En su antología él hace convivir a un Ezequiel Martínez Estrada con un Julián Centeya o a un Manuel Mujica Láinez con un Last Reason. Incluye los cantos de las hinchadas, de los que él mismo toma nota. Un trabajo de campo, si querés, para dejar testimonio en su libro de la poesía de las tribunas", explica.
"La vuelta que él encontró, que quiso encontrar, y en eso sí fue pionero, fue reunirla en un solo libro, consciente de que le quedaban muchos autores y textos en el tintero. Literatura de la pelota es una primera selección pero después pueden venir otras (de hecho, vinieron) y él desea y pide que así sea. Santoro tiene una tesis: el fútbol es uno de los elementos latentes de los habitantes de la ciudad en el que convergen fuerzas de singulares características emocionales que se reflejan en el lenguaje: pensá en todas las expresiones tomadas del fútbol que empleamos cotidianamente. Y con su libro enfrenta a aquéllos que dicen que no hay estudios serios o literatura valiosa sobre el fútbol. ¿Cuál es su propósito? Abrir el juego y desplegar un ?verdadero mapa frente al lector? para que éste saque sus propias conclusiones", observa.
Desde el punto de vista exclusivamente humano, lo define como "un apasionado, alguien que ponía sangre en las cosas. Segundo, su bondad infinita, su preocupación permanente por el prójimo: 'Nada de lo humano me es indiferente'. Tercero, su humildad, su convicción de que nadie es más que nadie. Cuarto, su coherencia: 'Ser uno cuando se vive y ser el mismo cuando se escribe'. Y por supuesto su sentido del humor, tenía un humor como pocas veces he visto o conocido. Un humor inteligente, por momentos irónico, pero cargado de ternura".
Otras voces
Pedro Gaeta, dibujante y "primo hermano" de Santoro, como él mismo se define, lo recuerda como un hombre "muy talentoso, muy capaz, muy creador. Tenía la modestia de los talentosos".
Contrario a su amigo del alma en el tema fútbol, pues Gabeta es hincha de Independiente, fue el autor del dibujo de tapa que ilustra la nueva edición de Literatura de la pelota.
"El fútbol le gustaba mucho, era hincha de Racing. En eso nos diferenciábamos", remarca en diálogo con Infobae.com.
También recuerda Gaeta que la primera edición de Literatura?, publicada en 1971, fue armada "vendiendo bonos por el precio del libro".
"Él investigó mucho. Creo que fue la primera vez que un escritor o ensayista hablaba sobre fútbol. Gente de la cultura. No tenía una posición elitista. Decía que el deporte es cultura. En cierta manera inició ese camino de unir la cultura y el deporte", resume.
Tras recordar que solían juntarse en un café de Chacarita de manera asidua, remarca que luego conoció también a Osvaldo Soriano, "otro que siguió el camino de unir literatura y deporte".
El periodista Carlos Ferreira, uno de los directores de la escuela de periodismo TEA, cuyo archivo periodístico lleva el nombre de Roberto Santoro, dice que le impresiona que "todavía convoque a seguir con su trabajo de recopilación de voces, cantos y textos sobre y alrededor de un juego que el amó: el fútbol". Y añade: "En esa convocatoria hay algo de premonitorio y una confianza absoluta en que el mensaje será encontrado por alguien, será comprendido y la tarea será llevada a cabo. La nueva edición de este libro prueba que es así, de la misma manera que ?antes, en formato revista- lo hiciera La Maga para homenajearlo, sí, pero también para cumplir con su deseo".
"Hay que decir, por supuesto, que con Literatura... no se apartó ni un centímetro de aquello que era su estética: la poesía debía ir a la calle, la poesía debía provenir de la calle. No lo conocí, lo que significa que, en parte, me lo perdí y, sin embargo, cada vez que veo fútbol, que hablo de fútbol, que oteo el panorama futbolístico argentino y planetario, me pregunto qué estaría escribiendo Santoro hoy, qué recopilaría, qué bellezas captaría y a quiénes desnudaría con su palabra poética", sostiene.
También pide que "a treinta años de su desaparición" se lo recuerde con "la cuota de alegría que él mismo pediría y, para hacer honor a lo que fue, es necesario recordar que antes y después de Literatura... fue un gran poeta de su ciudad y un hombre entero y valiente, al punto de haber tomado la decisión de combatir a las hienas con la palabra, a sabiendas de que podía costarle la vida".