Tras un divorcio, los hombres son los que más vuelven a casarse

La mujer fue vista históricamente como la ?desesperada? por el casamiento. Pero esa actitud parece cambiar una vez que atraviesa un divorcio. Incluso, se podría decir que los roles se invierten y que es el hombre quien no puede evitar volver a unirse en ?sagrado? matrimonio.

Según señalan las estadísticas del Registro Civil de la Ciudad de Buenos Aires, de 2.995 matrimonios que se conformaron con integrantes divorciados el año pasado, 1.782 son hombres y 1.213 son mujeres, es decir, que más hombres que mujeres vuelven a formar una pareja legalmente constituida. Los datos también revelan que es una tendencia que se viene manteniendo con los años.

?Al separarse, el hombre empieza a descubrir un montón de cosas para las cuales no está. Lo ve cuando pierde esa retaguardia que estaba cubierta por la mujer?, explica Sergio Sinay, escritor y especialista en vínculos humanos. Una vez que los hombres se divorcian empiezan a descubrir misterios que antes no les interesaban. ¿Cómo es que la heladera siempre está llena? ¿Cuándo es que los chicos hacen la tarea? o ¿Cómo es que siempre está la cena lista?

El hombre comienza a sentir por todos lados la carencia para la vida doméstica. En algunos casos alcanzan al punto de tener terror de quedarse con los hijos durante el fin de semana, por miedo a no saber que hacer con ellos, explica el especialista.

?Un hombre cree que si se inmiscuye en la tarea doméstica va a perder los calzoncillos, que eso los va a hacer menos hombre?, afirma Sinay y relaciona la vuelta al matrimonio de los hombres divorciados con los roles que se mantienen en la pareja. A pesar de que haya evolucionado dentro de la sociedad, el sexo femenino sigue siendo el ?administrador de lo emocional?, es decir, que se mantiene más cerca de la crianza de los chicos, la salud, y de las relaciones afectivas con los familiares. En cambio, el varón es el ?administrador económico?, aún cuando los dos trabajen. Es quien suele ocupar un rol más definido hacia las decisiones económicas.

?Cuando se separan, las mujeres empiezan a advertir que aquello para lo cual eran unas negadas no es una ciencia oculta y van aprendiendo a desenvolverse en el terreno masculino. Muchas mujeres comienzan a pensar que en realidad no necesitan de un hombre para la vida cotidiana, sí algún afecto, pero no dentro de una estructura doméstica?, explica Sinay y además afirma que hay maridos que incluso terminan siendo como ?hijos?.

Por su parte, la Coordinadora de el Departamento de Investigación y Docencia de la Familia y la Pareja de la Asociación Psicoanalítica Argentina, Ana Muschnik, destaca que la mujer se volvió más autosuficiente. ?El sexo femenino en este momento está mucho más seguro en la sociedad, en todo sentido. Pero fundamentalmente en el aspecto económico que antes ejercía una importante influencia para seguir atada al matrimonio. Se ha igualado muchísimo la situación en los últimos años?, destaca Muschnik.

Entonces la solución del hombre divorciado es encontrar rápidamente otra pareja estable y qué mejor que estabilizarla mediante la formalización de un nuevo matrimonio, donde están encubiertas las tareas cotidianas de la mujer.

Otra cuestión: los hijos

Otro punto a tener en cuenta es la cuestión cultural de que la mayoría de los chicos viven con la madre tras un divorcio, por lo que el hombre tiene más simplificado el camino para formar una nueva pareja y también una nueva familia. Muy distinto a la situación de la mujer.

El hombre puede volver a formar pareja ?porque generalmente son las mujeres las que se quedan a cargo de sus hijos y es más difícil de armar una pareja. En cambio, los hombres siempre intentan rearmar una familia?, asegura Ivana Centenaro, directora del Registro Civil porteño.

En caso de separación, la ley expresa que "los hijos menores de cinco años quedan a cargo de la madre y los mayores de esa edad, a falta de acuerdo de los cónyuges, quedan a cargo de aquél a quien el juez considere más idóneo". Y a su vez, dentro del ámbito jurídico se mantiene la creencia de que la madre está "naturalmente" más predispuesta para criar a sus hijos. El resultado es que en el 99% de los casos el cuidado queda a cargo de la mujer.