Condenan al Estado a indemnizar a la viuda de un carapintada

La Cámara en lo Civil y Comercial Federal lo ordenó a favor de la viuda e hijos de uno de los soldados que participó de la rebelión carapintada encabezado por Mohamed Alí Seineldín el 3 de diciembre de 1990 y fue muerto luego de haber tomado la sede del Edificio Libertador

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El monto de la condena fue fijado en 140.000 pesos, pero el Ministerio de Defensa solo tendrá que afrontar la mitad de esa cifra, porque la Sala I de la Cámara consideró que también hubo culpa de la víctima, porque asumió concientemente una situación de "riesgo" para su vida.

La indemnización fue otorgada a Ingrid Nadir Luna, cónyuge del sargento Guillermo Daniel Verdes, quien formó parte del grupo de amotinados que, comandados por el entonces capitán Gustavo Breide Obeid, ocupó durante horas la sede del Estado Mayor General del Ejército.

Ese día, cuando los insubordinados deponían su actitud y se aprestaban a entregar el Edificio Libertador, Verdes ?apostado en uno de los accesos al lugar? recibió un impacto de bala que provocó su muerte, a pesar de haber sido trasladado al hospital Argerich.

Las pruebas reunidas sumadas a las del juicio penal a los carapintada permitió concluir que el disparo mató al sargento ?honrado por su actuación en la guerra de Malvinas? fue durante el enfrentamiento militar entre leales y rebeldes y provino de un "sujeto indeterminado", pero "integrante del Ejército Argentino".

El Estado, para liberarse de responsabilidad, argumentó que hubo un "motín organizado" por quienes cometieron los delitos de rebelión e insubordinación, y que la víctima había integrado el grupo de los amotinados que tomó el edificio Libertador.

Orden jurídico
La Sala I de la Cámara tuvo en cuenta que los amotinados "violaron el orden jurídico" y las Fuerzas Armadas "tenían la obligación de poner todos los medios a su alcance para repeler la rebelión".

Los camaristas Francisco de las Carreras, María Najurieta y Martín Farrell analizaron, también, que "hubo faltas" por parte de las fuerzas que respondían a los mandos naturales que esa tarde cercaron el edificio Libertador.

Los magistrados destacaron en tal sentido la existencia de francotiradores y que los amotinados habían depuesto su actitud y se mostraban pasivos, a tal punto que Verdes fue la única baja entre el centenar de carapintadas que copó la sede del ejército.