En sociedades donde las relaciones con diferencia de edad suelen estar marcadas por prejuicios, bromas y estereotipos, un análisis reciente de especialistas consultados por Self propone una perspectiva más informada sobre estas parejas. Los expertos señalan que existen principios claros para el éxito en este tipo de vínculos, desarmando muchos de los clichés habituales.
Las parejas formadas por personas con una diferencia de edad significativa han sido blanco histórico de críticas y burlas. No obstante, la terapeuta sexual Mindy DeSeta, radicada en Miami y casada con una persona 18 años mayor, afirma que este tipo de vínculo puede ser tan funcional o satisfactorio como cualquier otro.
A pesar de estos avances, las parejas con brecha de edad enfrentan desafíos particulares, como diferencias de etapa vital, dilemas sobre la paternidad y cuestiones logísticas relacionadas con el trabajo. La presión social y el riesgo de desequilibrios de poder también persisten como factores a gestionar.
En este contexto, Self recopila cinco claves que favorecen el bienestar en este tipo de vínculos.
1. Intereses compartidos más allá de la edad
El primer pilar, según la autora Susan Winter, consiste en encontrar intereses y pasiones comunes que trasciendan la diferencia generacional.
Winter, quien ha investigado extensamente las parejas formadas por mujeres mayores y hombres jóvenes, explicó a Self que compartir actividades como viajes, música o aficiones fortalece la relación y minimiza el peso de la diferencia de edad.
2. Acordar desde el inicio los puntos no negociables
El investigador principal del Instituto Kinsey, Justin Lehmiller, señaló a Self que definir desde el principio los valores y aspiraciones fundamentales resulta clave para el éxito. Temas como la decisión de tener hijos, los proyectos profesionales o el tipo de vida deseada deben tratarse de manera honesta desde el comienzo, para evitar conflictos futuros o renuncias innecesarias.
Mantener una conversación franca previene situaciones en las que puedan verse comprometidos principios esenciales.
3. Abordar las diferencias con curiosidad
El tercer consejo destaca la importancia de asumir las diferencias con una actitud abierta. Para DeSeta, no se trata de suprimir los contrastes, sino de verlos como oportunidades para aprender del otro.
Recomienda entablar amistades de distintas edades y experimentar los pasatiempos significativos para cada persona: desde compartir programas de televisión preferidos hasta probar nuevas actividades. Estos gestos, aunque sencillos, demuestran un interés genuino y fortalecen la empatía.
4. Comunicación abierta ante dificultades cotidianas
DeSeta advierte que las preocupaciones menores pueden agravarse si no se expresan a tiempo. Recomienda dialogar abiertamente, empleando un lenguaje desde la experiencia personal, por ejemplo, al tratar inquietudes sobre el atractivo físico a largo plazo o preocupaciones económicas.
La terapeuta sugiere frases como: “Me preocupa si seguirás sintiendo atracción por mí cuando sea mayor”, según recoge Self. Esta forma de comunicación previene malentendidos y fomenta la empatía, reforzando la intimidad emocional, que constituye un aspecto esencial en cualquier relación duradera.
5. Presentar un frente unido ante la presión externa
Frente al juicio social, Lehmiller advierte, citado por Self, que la presión puede generar vergüenza y llevar a algunas parejas a ocultar su relación, lo que incrementa la tensión y el riesgo de ruptura.
En este escenario, Winter sugiere establecer límites claros con quienes manifiestan escepticismo y emplear un lenguaje en primera persona del plural (“nosotros”) para mostrar unidad.
Destaca además la importancia de centrarse en los aspectos positivos de la relación y preservar la complicidad dentro de la pareja, neutralizando así las dudas externas. El apoyo mutuo es fundamental para resistir la fuerza de los prejuicios culturales.
Cada relación enfrenta desafíos y una brecha generacional no debería ser un obstáculo definitivo. Según los expertos consultados por Self, el éxito depende del cuidado diario del vínculo y de la voluntad compartida para superar juntos las dificultades, más allá de la edad que figure en los documentos de identidad.