A la carta: tres vinos nuevos para disfrutar durante el fin de semana largo

Las recomendaciones de Fabricio Portelli, que acaban de llegar al mercado, son grandes exponentes que suben la vara y demuestran que la Argentina puede competir de igual a igual con los principales productores del mundo

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Un vino de alta gama es caracterizado por la exclusividad de sus atributos
Un vino de alta gama es caracterizado por la exclusividad de sus atributos

A pesar de la coyuntura, el vino argentino sigue avanzando a paso firme. Quizás no desde el punto de vista de las ventas (internas y externas) y tampoco del consumo, pero si en lo que respecta a calidad. Es por ello que el mediano y largo plazo están asegurados. Lo demás, son cuestiones que tienen más que ver con la macro y micro del país que con el desarrollo de la industria; madre de las industrias regionales, por todo lo que ha logrado y conseguido. Porque no solo atrajo inversores al sector, sino que su poder de atracción fue más allá, llegando a sectores complementarios como el enoturismo, la hotelería, y hasta a otros cultivos.

Pensar que, en vinos, si se parte de cero, hay que esperar al menos seis o siete años para ver una botella en el mercado. Y, por consiguiente, muchos años más para que las ventas permitan un negocio sostenible en el tiempo.

Con esa visión de largo plazo es que los hacedores elaboran sus vinos, sobre todos los de alta gama. Aquellos vinos especiales que no son los que sostienen el negocio, pero sí los que elevan la vara. Porque si bien son las etiquetas con mayor margen porcentual, al mismo tiempo no son las más vendidas. Pero eso no es “culpa” de la bodega, sino del mercado. Y esto no implica que sea responsabilidad del consumidor. Pero si el mercado está resentido, el vino lo siente mucho más que cualquier otro producto alimenticio, simplemente porque no es de primera necesidad.

Pero de la misma manera, cuando la economía acompaña y a la gente le empieza a sobrar algo a fin de mes, los invierte en pasarla bien. Y uno de los pequeños lujos que más suelen regalarse las personas es un buen vino. Que es aquel concebido con ciertos atributos diferenciales, para ofrecer más que la mayoría de los vinos que se venden; 40% en Tetra Brik y un porcentaje similar entre finitos, damajuanas, genéricos y varietales jóvenes, representando los vinos más económicos del mercado.

Factores como la compañía, el lugar, la comida y el estado de ánimo influyen en el disfrute de un vino, más allá de su calidad intrínseca
Factores como la compañía, el lugar, la comida y el estado de ánimo influyen en el disfrute de un vino, más allá de su calidad intrínseca

Esto significa que los vinos de alta gama ocupan una porción muy pequeña del mercado, en sintonía con la situación antes descrita. No obstante, esos vinos están ahí, y hay muchos consumidores que pueden disfrutarlos.

¿Qué tienen esos vinos que no tengan los demás?, es la gran pregunta. Ante todo, hay que comprender que la diversidad del vino argentino implica una oferta de unas seis mil etiquetas, con una gran diferencia de valor entre la más económica y la de más alto precio (mil veces). Sin embargo, la diferencia cualitativa no es directamente proporcional, tiene un límite.

Ese límite se podría decir que hoy está en los $50.000 por botella. Y que, a partir de eso, todos los vinos compiten de igual a igual en calidad. Pero se sabe que la calidad no es todo, incluso el vino tampoco, ya que en el momento del disfrute de un vino son muchas cosas las que influyen; la compañía, el lugar, la comida, las copas, el estado de ánimo, la temperatura de los vinos, etc. Pero si hay vinos de hasta un millón de pesos al salir al mercado, es por dos cosas. Una, porque hay alguien que lo puede pagar. Y dos, porque ofrecen otros atributos deseados, más allá de la calidad.

Un vino de alta gama, tiene que ser expresivo y a la vez equilibrado. Puede no ser delicado por joven, pero sí ganar armonía con la guarda. Tiene que decir muchas cosas. La botella por fuera, y el vino por dentro. Porque si bien puede tratarse de un vino sin historia y que provenga de un emprendimiento reciente, debe estar concebido para el largo plazo, si sus pretensiones son tan altas. No obstante, la historia y el prestigio son dos de los atributos más difíciles de ganar para una etiqueta.

La industria vitivinícola argentina logró atraer inversores y fomentar sectores complementarios como el enoturismo y la hotelería
La industria vitivinícola argentina logró atraer inversores y fomentar sectores complementarios como el enoturismo y la hotelería

A la calidad del vino se le puede sumar la exclusividad del lugar. Y si el vino está bien logrado, sentirlo como un referente de ese terruño. Y claro, los vinos no se hacen solos. Por eso, detrás de cada uno de estos vinos debe haber una persona reconocida, que inspire confianza en su visión. Y eso solo se puede demostrar con vinos en el mercado. Por eso es imposible que “aterrice del espacio” un gran vino, porque lleva tiempo. Tiempo para elegir el lugar, tiempo del hacedor para aprender a interpretar los lugares y elegir la o las mejores variedades para hacerlo.

Otro aspecto distintivo de estos vinos es su exclusividad, no solo dada por el valor de la botella, sino por la cantidad limitada. Y, por lo tanto, son vinos difíciles de conseguir, ya que solo están en pocos restaurantes y vinotecas.

Sin embargo, muchos de ellos son los que se lucen en los reportes internacionales de los vinos argentinos. Y eso se debe a que son los vinos que mueven la vara, porque desafían los límites y las costumbres. Así, hemos llegado a tener vinos de 100 puntos sin paso por roble y en un estilo que nada tienen que ver con lo que se suponía, hasta hace muy poco tiempo, que debían ser los grandes vinos.

Tiempo, dedicación, un lugar especial, recursos económicos y mucha paciencia, son elementos indispensables para lograr un vino de alta gama, que obviamente deben ser mucho más que agradables en las copas. También deben ser equilibrados, complejos y trascender en el tiempo por muchos años, manteniendo los atributos que lo coronaron como gran exponente. Es por ello que apenas llegan al mercado, todos quieren degustar y conocer estos vinos.

La frescura característica de este vino combina a la perfección con su cuerpo fuerte
La frescura característica de este vino combina a la perfección con su cuerpo fuerte

Pastoral 2021

Pastoral Wines, Mendoza, Luján de Cuyo, Las Compuertas $84.000

A partir de viñas viejas de Malbec de Las Compuertas y con un toque de Cabernet Franc (10%) de Gualtallary, el winemaker y viticultor Federico Isgro logra un vino de aromas intensos y ahumados, con algo de potencia. Paladar compacto y fresco, buen cuerpo, con nervio y taninos firmes. La frescura, sello distintivo del hacedor, equilibra la fuerza y el buen músculo del vino, aportando fluidez a su trago y moderando su final de boca. Es un vino que lo tiene todo, incluso potencial, por sobre todo un carácter propio.

Lo más sorprendente es que se trata de un Malbec y de una de las zonas más tradicionales de Mendoza. Beber entre 2024 y 2031. Puntos: 93,5

Esta bodega comenzó siendo familiar y poco a poco se abrió paso en la industria
Esta bodega comenzó siendo familiar y poco a poco se abrió paso en la industria

La Linterna Finca El Tomillo Gualtallary Malbec 2018

Bemberg Estate Wines, Mendoza, Valle de Uco $90.000

Daniel Pi está dedicado exclusivamente a esta bodega, donde solo elabora grandes vinos de parcela, que en sus comienzos estaban más pensados para la estiba de la familia. Sin embargo, con el paso de los años y la bodega nueva; hecha a medida para elaborar los mejores exponentes; el objetivo se amplió.

Con este Malbec, que proviene de la parcela número 5, el hacedor demuestra por qué está considerado entre los mejores. De paso consistente, con buen volumen y fluidez, hay frescura y fruta roja, con leves dejos de crianza. Todavía joven y con la fuerza de lugar. No obstante, el 2019 lo supera. Beber entre 2024 y 2028. Puntos: 94

Este vino es referente del Valle Azul ya que representa en su sabor los componentes del suelo de la región patagónica
Este vino es referente del Valle Azul ya que representa en su sabor los componentes del suelo de la región patagónica

Araucana Azul 2020

Ribera del Cuarzo, Río Negro, Alto Valle $110.000

Se trata de la segunda añada de un vino que nació para ser referente, no solo del Alto Valle, sino de un lugar único en Patagonia; el Valle Azul. Este Malbec con toque de Petit Verdot ostenta un buen cuerpo y un paladar muy fresco, con los taninos incipientes y finos. De buen volumen y paso mordiente que resalta las especias secas dulces y las notas de grafito sobre el final.

Su carácter distintivo se debe, en gran parte, a la composición del suelo, una combinación de ceniza, minerales y piedras. Es la etiqueta top de este flamante emprendimiento creado por Felipe Menéndez, un patagónico de pura cepa. Beber entre 2024 y 2030. Puntos: 93,5

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