La reinserción del pecarí de collar, un eslabón indispensable en el ecosistema de la Reserva del Iberá

La combinación de las tierras anegadas del Iberá, el humedal de agua dulce más grande de Sudamérica, junto a las tierras altas en los márgenes de la cuenca poblados por pastizales, sabanas y montes, son el lugar ideal para albergar especies extintas

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Por Sergio Federovisky

La organización “The Conservation Land Trust” (CLT) trabaja desde hace más de trece años implementando proyectos de conservación para devolver al Iberá los animales que desaparecieron, ya sea por acción de la caza indiscriminada o por destrucción del hábitat. Para ello cuenta con un grupo interdisciplinario de profesionales que lleva adelante un proceso de restauración ecológica a gran escala, que incluye la reintroducción de grandes mamíferos localmente extintos. Uno de estos proyectos es la reinserción del pecarí de collar.

Para la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la autoridad mundial en cuanto al estado de la naturaleza y los recursos naturales, el pecarí de collar o morito está catalogado en la lista roja como una especie de “preocupación menor” en el mundo. En Argentina, se la considera “extinta” desde el siglo XX en la provincia de Corrientes, Entre Ríos, buena parte de Santa Fe, Sur de Córdoba y el sudeste de Santiago del Estero.

El pecarí de collar o morito está catalogado en la lista roja como una especie de “preocupación menor” en el mundo
El pecarí de collar o morito está catalogado en la lista roja como una especie de “preocupación menor” en el mundo

La reintroducción del pecarí de collar comenzó en marzo de 2015 con un grupo de diez animales procedentes de la Reserva Experimental Horco Molle ubicada en Tucumán. El grupo, luego de ser estudiado, fue transportado a la estación biológica que CLT tiene en la provincia de Corrientes, donde permaneció durante cuarenta días. Posteriormente fueron llevados a un corral de pre-suelta de tres hectáreas situado en la Estancia Rincón del Socorro, propiedad de la organización, ubicada en la misma provincia durante otras cuatro semanas, para finalmente liberarlos en el mismo predio con el fin de lograr una población autosustentable.

Todo el proceso de reintroducción de especies es avalado por criterios científicos. En el caso del pecarí, por ejemplo, debe constatarse que no haya otras poblaciones de la misma especie en la zona u otro mamífero nativo que se vea amenazado por el retorno de este pequeño mamífero.

Ambiente y medio
Ambiente y medio

Inicialmente antes de soltar a todos los pecaríes se les colocaban radiocollares para rastrear su localización en el campo. Debido a lesiones asociadas a los mismos se decidió minimizar su uso a lo estrictamente necesario y únicamente se les colocaron a las hembras reproductoras. Hoy, luego de casi cinco años de monitoreo constante, alrededor de setenta animales, incluyendo más de once crías nacidas en libertad, viven en la Reserva Rincón del Socorro. Una segunda población se estableció en la Reserva San Alonso, también propiedad de CLT, donde habitan veintiocho ejemplares incluyendo cinco crías también nacidas en libertad.

Para el biólogo Sebastián De Martino, coordinador del programa de reintroducción de especies de la organización conservacionista, la reinserción del pecarí de collar es un eslabón indispensable en la restauración ecológica de la reserva natural Iberá. “El pecarí de collar es uno de los principales frugíferos silvestres del norte argentino, que cumple un rol importantísimo para que los bosques se regeneren, por su función de dispersores de semillas y además son piezas claves, como presas, en la cadena alimenticia para que la liberación del yaguareté sea exitosa”, explicó.

El retorno del mayor predador del ecosistema, que está cerca de hacerse realidad, es el mayor desafío de The Conservation Land Trust.

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