Carla Peterson: “Ser mamá me gusta más que actuar, y hay momentos en los que tengo que priorizar mi familia”

La protagonista de El gerente se confiesa en esta charla con Teleshow. El duro camino para convertirse en actriz y la familia que formó con Martín Lousteau

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Carla Peterson: “La maternidad me gusta más que actuar"

Siempre quiso ser actriz, lo que no sabía era todo lo que había que hacer para conseguirlo. Lejos de los trucos de magia y los cuentos de hadas, detrás de ese inquebrantable deseo de niña había para Carla Peterson un camino sinuoso que tenía que aprender a caminar sin tener del todo claro cómo hacerlo.

Hoy mira para atrás y siente que el esfuerzo valió la pena. “Me salió bien, con un poco de suerte y un poco de la compañía de amigos que me fui haciendo a lo largo de este camino”, dice la actriz, destacando en la amistad uno de los pilares de su vida.

Otro es la familia, sin dudas. La que trajo desde la cuna y la que formó con el senador por la UCR Martín Lousteau y su hijo Gaspar, de nueve años. Carla supo esperar para escuchar e interpretar cada uno de sus deseos y hoy disfruta de ese ejercicio de aprendizaje constante que es la maternidad.

Hoy, Peterson se viste como en sus mejores galas de alfombra roja para celebrar el estreno de El gerente, la película que coprotagoniza con Leo Sbaraglia y que amenaza en convertirla en la villana de turno para un país. La historia está basada en un hecho real, una recordada campaña de marketing en el que una empresa de electrodomésticos devolvía el importe de la compra de televisores si Argentina no clasificaba al Mundial de Rusia. Leo es el gerente al que se le ocurre la brillante idea y Carla es quien trata de disuadirlo para cuidar las cuentas. Pero el filme va mucho más allá de este esquema simplista y busca reflexionar sobre los miedos y las oportunidades de la vida cotidiana con la excusa de la fiebre mundialista.

—¿Vos no tenés muchas ganas de que le vaya bien a Leo?

—En realidad yo cuido los intereses de la empresa, de mi cliente. Y también es un personaje que se está jugando un puesto de trabajo. Sí, quiere que le vaya bien a la Selección, pero no quiere que hagan esa promoción. Le parece que no se trabaja así y que es muy arriesgado, porque la empresa puede quedar en bancarrota y dejar a mucha gente en la calle.

—La película tiene una factura increíble y estamos aprendiendo toda una nueva forma de la industria y de la ficción en donde se asocian las plataformas, los canales y las productoras. Esta película, por ejemplo, acaba de estrenar y fue a sala y a la plataforma. También rodaste Terapia alternativa para una plataforma.

—Sí, hay algo que es muy interesante para nosotros. Primero, porque se ve mucho más en el mundo el trabajo que hacemos en Argentina. Además, porque no tiene tiempo. Esta película va a estar una semana en los cines y después en plataformas, y pueden pasar años y la vas a seguir encontrando, como te pasa con tantas películas que podés volver a ver en tu casa. Eso es lo bueno de las plataformas. Y a la vez, trabajás con actores y directores de otros países, se vende una historia argentina y se hace en otro lado. Es mucho más interesante.

— ¿Te han sorprendido mensajes de algún lugar del mundo que no esperabas?

—Sí, y eso pasaba también con la televisión. Creo que nuestros programas desde hace mucho tiempo se miran. Y lo que pasa hoy con nuestras películas en todo el mundo es el resultado de un trabajo de hace muchos, muchos, muchos años. Cada vez que viajo me hablan del cine argentino, de los actores argentinos, del teatro argentino. Después, gracias a las redes hoy te ve más gente en cualquier parte del mundo y te escriben y sí, es rarísimo. No hay límites y la gente tiene acceso a un montón de cosas.

Carla Peterson y su marido Martín Lousteau en la avant premiere de la película (RS Fotos)
Carla Peterson y su marido Martín Lousteau en la avant premiere de la película (RS Fotos)

—¿Cómo se prepara tu familia de cara al Mundial? ¿Cómo son los partidos en tu casa?

—No sé cómo va a ser este Mundial, todavía no nos pusimos a planearlo. Pero espero que mi hijo pueda disfrutar mucho de esto. Quiero que vea la peli para que vaya entendiendo, y nos preparamos para que le vaya bien.

—¿Son futboleros?

—Sí, depende. Somos fanáticos de nuestra Selección, nos gusta que gane Argentina.

—Que gane Argentina sería también un mimo en un momento muy difícil que estamos atravesando, ¿no?

—Sí, siempre es una alegría, porque siempre los argentinos estamos atravesando por momentos difíciles. Por lo menos desde que yo nací venimos soñando que va a ser mejor. Que es bueno, pero a veces un poco agotador porque no llega ese momento mejor. Lo que tiene de bueno, y también en la película se ve, que no hay un lado o el otro: todos queremos lo mismo, todos queremos que nos vaya bien. Si hiciéramos un poco eso, tal vez nos iría un poco mejor.

—Parecía que algo de eso empezaba a suceder al principio de la pandemia, ¿te acordás? En Argentina y en el mundo, había una esperanza de que saliéramos mejores.

—Sí, pero creo que ahora ya nos olvidamos un poco de la pandemia, ¿no? Ya no nos cuidamos como antes. Por suerte también hay vacunas, hay un montón de cosas que hicieron que ya no estemos con ese terror que tuvimos todos. Pero bueno, con Leo hablábamos que es re lindo esto que nos va a pasar porque son las primeras oportunidades de volver a ir al cine.

—Volver al cine, volver a charlar así.

—De emocionarte. De aplaudir. De ver el trabajo que hacemos todos. Por eso está buena esta iniciativa de estrenarla en el cine, si bien es una película producida para las plataformas, para Paramount+. Porque aparte el sentimiento que propone esta película es así, es grandioso: es de estadio, es de grupo, de equipo.

—Sí, de fiesta.

—Sí, es de alegría, pero también de nervios, de preocupación.

—¿Sos familiera? Hoy viniste a la nota con tu mamá, te he escuchado hablar de tu hermana también…

—Sí, acá en la película Federica, que es mi personaje, esta mujer tan ordenada, que parece tan seria, que hace tan bien su trabajo y que hace las cosas como deben ser, es un poco parecida a mi hermana, que también tiene un costado muy divertido, es muy graciosa, muy descontracturada.

—Lo que debe ser meterse en un almuerzo entre Carla y su hermana.

—Y mi hermana es como en estéreo: nos reímos a carcajadas, tenemos la misma risa, es muy gracioso. Y mamá es la responsable.

—Hablando de esa persona organizada y que tiene todo bajo control, contó tu marido hace no mucho que tenés un temita con el celular también…

—Tengo un montón de temitas.

—¿Sí? (Risas).

—Pero no lo dejo contar al aire. Sí, pierdo el celular. Bueno, soy un poco desordenada. A mí actuar me ordena porque me hace concentrarme mucho. No solo me ordena, me encanta, me hace sentir feliz. Pero siento que para mí es algo que me compromete a muchas cosas, entonces tengo tiempos, ejercicios, orden.

—Alguna vez leí que de cada proyecto te quedabas con un amigo.

—Sí, también. Tengo amigos entrañables que siento como familia, porque ya son muchos años.

Carla Peterson: "Los argentinos siempre estamos atravesando momentos difíciles"

—Bueno, en Terapia alternativa, que rodaste ahora la segunda parte, trabajas con Griselda Siciliani que es muy amiga tuya.

—Sí, trabajar con amigos también es lo que me gusta. Igual recién hablábamos con Leo y es verdad: ya pasaron muchos años, trabajamos en muchos lugares, hicimos todos diferentes cosas y sentimos que nos conocemos un montón. Y los actores además tenemos que conocernos uno y conocer al otro, y conocés cosas que tal vez en otro trabajo no pasa. Como en la historia de El gerente: es una empresa en la que no conocés nada de tus compañeros. Mi personaje llega ahí y quiere poner orden y no le importa la vida del otro, no le importa si la está pasando mal, si tiene problemas de salud como el personaje de Leo, porque así arranca la película. Los actores no podemos no saber eso, ni del otro ni de uno. No podés actuar sin ahondar en los sentimientos del otro ni en los propios.

—Leo me contaba que cuando él hizo Clave de sol los técnicos lo llamaban Maderaglia en lugar de Sbaraglia.

—¿Maderaglia?

—Sí, porque él tenía como que formarse, como que era una madera. Pero lo recordaba con amor y se reía de eso. ¿Alguna vez te pasó no gustarte?

—Sí, un montón de veces. Me cuesta bastante mirarme, pero creo que ninguno es un gran actor. O sea, podés tener condiciones, que las podés perder automáticamente si no te preparás, ni trabajás. La primera vez que fui a ver una obra de teatro estaba Leo arriba del escenario. Yo no sabía, ni entendía lo que estaba viendo. Él estaba en el teatro Payró y trabajaba con mi maestro de teatro, que me dijo que me faltaban diez años para ser una actriz. ¡Y yo lo miraba y era Leo Sbaraglia de Clave de sol! Cuando sos chico también creés que cantar y bailar es algo simple y después te das cuenta de que podés tener esos dones y talentos para un montón de cosas, pero tenés que trabajar. Y yo creo que Leo es una persona que se ha comprometido mucho con esta profesión, que trabajó mucho, y que por eso es el actor que es. A mí me encanta verlo actuar.

—¿Cómo anda la maternidad con Gaspar, ya con nueve años?

—Anda bien, en este mundo tan difícil de la tecnología. Yo no lo entiendo mucho, pero trato de estar muy atenta. Y muy contenta, me gusta tanto como actuar, en realidad me gusta más que actuar. Porque también hay momentos en los que tengo que decidir un poco más, además de los proyectos que más me gustan, sino que en realidad mi familia es lo que más me gusta. Mi prioridad es esa y después lo demás.

—Bueno, cuando tuviste que viajar para acompañar a tu familia, viajaste y acompañaste.

—Sí, y ellos también a mí. Nos acompañamos todos.

—Alguna vez charlamos esto de que hay momentos para todo, y que se charla y van definiendo cómo avanza.

—Sí, vamos así. Lo que sí sabemos es que vamos a ir juntos a todos lados, adonde nos guste.

—Gaspar es chiquito todavía, ¿pero lo ves para la actuación o para la política?

—No, no sé. Nos estamos conociendo (risas). Sí, porque yo lo miro y veo qué le gusta, y él también empieza a darse cuenta de qué cosas le gustan además de jugar a los cositos, que ese es el mundo que yo no entiendo.

—Es un temón la tecnología. A lo que accedemos y a lo que nos perdemos también por la tecnología. Las dos cosas.

—Sí. Pero decidí no pelearme tanto con eso y empezar a meterme para poder acompañarlo. El mundo va a ser así, ya no va a ser como el nuestro. Entonces, mejor que me adapte yo a eso.

—O sea que te puedo encontrar tiktokeando.

—Me podés encontrar, sí. Me mareo, a veces miro esas pantallas y no puedo, no entiendo. Esa pantalla recortada que uno le habla, el otro le contesta. No puedo tanto al mismo tiempo.

—Pero bueno, es parte de la maternidad y de ese aprendizaje.

—Eso sí. Igual, es como lo anecdótico. A mí me gusta. Estoy viendo cómo es. Porque es raro.

—Es un montón.

—Por eso digo, yo trabajé muchos, muchos años y después tuve a mi familia, entonces tuve que hacer un cambio. No es que yo tenía a mi familia y trabajaba. Yo era actriz y después fui mamá.

—Pudiste escuchar a tu deseo.

—Sí. Por eso también siento que a veces tengo que correrme de esto y dedicarme completamente a mi familia. Pero desde que era chiquita que quería ser actriz. Nunca tuve dudas de eso. Lo que no sabía es todo lo que había que estudiar y trabajar para lograrlo. No sabía ni adónde ir. No tenía esa información de cómo se llega a eso. Qué significa ser un actor. Qué cosas hay que hacer para conseguirlo. Cómo encontrarme con otros que les gustara lo mismo que a mí. Uno no es actor por el resultado de trabajar en una película: es todo lo que hacés antes.

Mirá la entrevista completa:

La entrevista completa a Carla Peterson

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