El científico australiano de 104 años que viajó a Suiza para someterse a una eutanasia murió como lo deseaba: escuchando a Beethoven
David Goodall tenía 104 años y había decidido no seguir viviendo, a pesar de no tener una enfermedad terminal ni serios problemas de salud. Como su país no acepta la muerte digna, debió viajar a Europa para cumplir su deseo