El crimen de Santa Teresita contado por los testigos: “El que tenía una punta le gritaba que lo iba a matar”

Infobae accedió a las declaraciones de quienes estuvieron con Tomás Tello en la secuencia completa de su asesinato. La pelea en la playa y la puñalada final en la casa donde lo acorralaron

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El crimen de Tomás Tello en Santa Teresita: las imágenes del ataque en la playa

Los testigos del crimen de Tomás Valentín Tello Ferreyra son pieza clave del expediente del fiscal Pablo Gamaleri, a cargo de investigar el homicidio del joven albañil cometido en Santa Teresita.

Infobae accedió a lo que contaron, relatos dramáticos y duros en los que describieron “la punta” -el arma homicida- que portaba el asesino del adolescente. Relataron, incluso, cómo uno de los sospechosos “le pegaba con un ladrillo” y cómo la remera de la víctima “comenzaba a llenarse de sangre”.

Ese 1° de enero pasado a las 7 en el muelle de Calle 38, Tomás no estaba solo. Su primo, la novia de ese joven y otras dos personas lo acompañaban. No se darán sus nombres para preservarlos ante posibles represalias. Todos ellos, de acuerdo a sus testimonios, vieron cómo los acusados hostigaban, apedreaban y mataban a la víctima. Sus relatos fueron esenciales para que el fiscal Gamaleri reconstruya lo sucedido.

Uno de los testigos relató que cuando estaban en la playa se acercó un grupo de jóvenes y reconoció a Damián Kopelian (22), principal sospechoso del crimen, que “vestía con bermuda de jeans y remera de color blanco” y a quien puede verse en varios de los videos. También identificó a dos más, “de apellido Cejas”. Justamente, el décimo detenido es Diego Cejas (29), quien está acusado como partícipe necesario del homicidio.

Tomás, su primo y los otros jóvenes comenzaron a caminar por la playa “para no tener problemas”, pero el grupo “los seguía, los insultaba y les gritaba: ‘Che, párense de mano, vamos a peliar’ (sic) e ‘hijos de putas, los voy a cagar a trompadas, parate de mano’”, les gritaron, según los relatos que dieron ante las autoridades. También les lanzaban botellas y vidrios.

El crimen de Tomás Tello en Santa Teresita: las imágenes del ataque en la casa

Así, la patota los persiguió hasta Calle 44 y la playa, donde los interceptó. Allí, comenzaron a golpearlos. Ya eran cerca de diez. “Les pinto de la nada eso de pegarnos... Kopelian exhibió una punta”, contó uno de los testigos. Describió al arma como “una hoja de cuchillo de 15 centímetros largo y dos de ancho, de armado casero y que como mango poseía enrollada una tela de algodón de color blanco”. Y agregó: “Le gritaba ‘te voy a matar’”.

Otro testigo dijo que “había un viejito que le pegó a (Tomás) Valentín, que es el padre del del cuchillo”. Se refiere a Avedis Kopelian, de 57 años, padre de Damián, preso como partícipe necesario.

Kopelian trató de pincharlo (a Tomás), pero dos amigos lo tomaron por sobre sus brazos, impidieron el ataque y uno de ellos tomó la punta y se la sacó”, completó el relato, en referencia al hijo. Luego, dijo que comenzaron a correr. En el cruce de Calle 44 y Calle 1 fueron interceptados otra vez por la patota.

Tomás Valentín Tello Ferreyra tenía 18 años
Tomás Valentín Tello Ferreyra tenía 18 años

“Kopelian y el que tenía los tatuajes en el cuello y uno narigón acorralaron a Tomás sobre el sector de una casa y Kopelian volvió a sacar la misma punta y se la clavó sobre el pecho”, afirma un testigo en lo que quizá es el testimonio clave del caso, donde se lo posiciona a Damián Kopelian como el principal sospechoso del crimen.

El testigo detalló cómo lo arrinconaron a Tomás contra la puerta de la propiedad de Calle 44, donde finalmente lo mataron.

Este testigo continuó su relato y recordó que luego de que lo apuñalaron, otros dos lo seguían golpeando: “El narigón lo tenía con una piedra, amenazándolo. Cuando ya lo habían pinchado y estaba todo ensangrentado y se desvaneció, el otro quedó agrediéndolo y el del tatuaje también”.

Damián Kopelian, el principal acusado del homicidio
Damián Kopelian, el principal acusado del homicidio

Otro testigo acotó en ese contexto: “Había uno que le pegaba con un ladrillo”. Y explicó: “(Tomás) Tello estaba con sus manos entrelazadas a la altura de su pecho. Su remera comenzaba a llenarse de sangre y se desvaneció en el suelo”. Para concluir, lamentándose: “Todos queríamos separar, pero tiraban botellas, entonces, era imposible”.

Qué declararon los vecinos

Los dueños de la casa donde mataron a Tomás también fueron testigos de lo sucedido. Mientras intentaban que no ingresen a su propiedad, observaron por la ventana parte de lo que sucedía en el patio delantero: “Sentí cuando lo apuñalaron, porque sentí el gemido del chico y empezó a caer un chorro de sangre en el porche”, reveló uno de los ocupantes que alquila esa vivienda a las autoridades.

Y añadió: “Un amigo de la víctima se acercaba como para ayudarlo, pero los agresores no lo dejaban. Lo sacaban a los gritos. Había una chica y trataba de que lo suelten, pero no lo lograba. Incluso, les tiraba piedras desde la vereda”.

El lugar donde mataron a Tomás en Calle 44
El lugar donde mataron a Tomás en Calle 44

La parte más dolorosa del relato de los testigos de la casa de Calle 44 fue cuando contó la llegada de la Policía Bonaerense, que le dijo a los chicos que “lo recuesten y le presionen el pecho con un trapo o una remera”. Tomás “respiraba con dificultad... Antes de que llegue la ambulancia el chico dejó de respirar y yo le grité al policía que le haga RCP... Los amigos, mientras, gritaban que le estaba saliendo sangre de la boca. Cuando llegó la ambulancia, uno de los amigos le preguntó (a la médica) si respiraba y ella le dijo que sí, y se fueron”, continuó el hombre de la casa del hecho.

Así, Tomás fue trasladado al hospital de Santa Teresita, donde trabaja su mamá, Samanta. No sobrevivió a las heridas. Le habían dado una puñada en el corazón, según la autopsia.

Por el crimen, además de dos menores de 16 y 17 a los que se les dictó la prisión preventiva, hay ocho mayores de edad presos: los Kopelian, Damián, Avedis y Aran (27); Cejas, Federico Gonzalo Brandon (22); Roberto de Jesús Ochoa (27); Carlos Amestoy (29); y Darío Espinosa Herrera (33).

Todos los detenidos se negaron a declarar (Ezequiel Acuña)
Todos los detenidos se negaron a declarar (Ezequiel Acuña)

La acusación del fiscal Gamaleri es particularmente grave: homicidio agravado por premeditación y alevosía, con la participación de dos o más personas. La única pena posible ante una condena es la de prisión perpetua.