A 72 años del voto femenino: el rol de Eva Perón, las mujeres en la política y la defensa del derecho a elegir

A 8 días del balotaje que definirá el futuro de Argentina, un repaso de lo que ocurrió el 11 de noviembre de 1951, el día que las mujeres votaron por primera vez en el país, tras un largo camino de lucha, y conquistaron también el derecho para cargos electivos

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Mujeres votando
Mujeres votando

Fueron más 3,5 millones las mujeres que votaron por primera vez en las elecciones presidenciales del 11 de noviembre de 1951. Hasta esa fecha, sólo los varones mayores de 18 años tenían el derecho de hacerlo. Llegar hasta allí implicó recorrer un camino muchas veces tormentoso, pero hubo un grupo de inquebrantables que en 1907 estableció un precedente al fundar el Comité Pro-Sufragio Femenino: Alicia Moreau, Julieta Lanteri, Sara Justo y Elvira Rawson de Dellepiane, fueron algunas de ellas.

Cuarenta años más tarde, Eva Perón habló en seis oportunidades para exigir públicamente que se sancionara la ley de sufragio femenino, encabezada por el mendocino Lorenzo Soler (de la Unión Cívica Radical Junta Renovadora), aprobada por el Senado de la Nación el 21 de agosto de 1946 y que esperaba la media sanción de los diputados.

“La mujer del presidente de la República que os habla. no es más que una argentina. la compañera Evita, que está luchando por la reivindicación de millones de mujeres injustamente pospuestas en aquellos que de mayor valor en esta conciencia: la voluntad de elegir”, pronunció en esos días.

El 9 de septiembre de 1947, miles de mujeres se concentraron frente al Congreso de la Nación para exigir su derecho al voto, mientras la cámara Baja trataba el proyecto. Se aprobó y el 23 de septiembre de ese año se promulgó como la Ley 13.010, a sólo tres semanas de perder estado parlamentario.

“Recibo en este instante de manos del gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos, y la recibo ante vosotras, con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas”, exclamó Eva ese día ante una multitud de mujeres que se manifestaban en la Plaza de Mayo, con la voz quebrada y ya consumida por el cáncer. El Congreso convirtió en ley el voto femenino junto con una batería que superó las cuarenta leyes que Perón había anunciado dentro de la planificación estatal conocida como el Plan Quinquenal.

Con la Ley 13.010, no sólo llegó el derecho al voto sino también el empadronamiento femenino que, en consecuencia, logró la obtención de la Libreta Cívica y le otorgó a las mujeres la posibilidad de acceder a cargos electivos.

Eva Duarte de Perón votó por primera y única vez el domingo 11 de noviembre de 1951. Fue en la cama del Policlínico donde fue operada por el cáncer en el útero (Pinélides Fusco)
Eva Duarte de Perón votó por primera y única vez el domingo 11 de noviembre de 1951. Fue en la cama del Policlínico donde fue operada por el cáncer en el útero (Pinélides Fusco)

El rol de Eva Perón

Bien pudo ser este el último deseo de Eva Duarte, que conocía mejor que nadie las necesidades del país y sabía la importancia que tenía para el proyecto social, que la primera presidencia de Juan Domingo Perón comenzaba a tejer, que las mujeres argentinas fueran reconocidas políticamente; en primer orden, al darles el derecho a votar que hasta entonces sólo ostentaban los varones, ya que ello dejaba también en sus manos los designios de la nación desde las urnas y como nuevas conquistadoras de la historia.

Su lucha cívica y social prosperó, pero no así la personal frente a la enfermedad que lentamente la apagaba: internada con un cáncer avanzado, Eva votó desde la cama de un hospital, hasta donde se trasladaron las autoridades de la mesa que tenía asignada para cumplir por primera vez con su deber cívico. Ocho meses más tarde murió sabiendo lo que había logrado.

Eva cumplió un rol fundamental porque, desde fines del 1946, hace un trabajo muy importante de propaganda, de concientización respecto de qué son estos nuevos derechos para las mujeres. Comienza a tener discursos y, más que eso, a tener un trabajo político muy capilar, de incentivar la organización de las mujeres en todo el territorio para que, justamente, estos derechos a punto de sancionarse sean tomados en sus manos por las mujeres de sectores más populares, de los sectores más humildes. Luego empieza un trabajo de difusión de estos nuevos derechos y a la vez un trabajo político desde el cual empezará a armar lo que en 1949 será el Partido Peronista Femenino, el primer partido político masivo de mujeres en nuestro país y que tuvo tantísimo que ver con lo que ocurrió el 11 de noviembre de 1951, cuando las mujeres de Argentina votaron por primera vez”, repasa la historiadora Julia Rosemberg.

Evita hablándole a las mujeres
Evita hablándole a las mujeres

Ese partido creó 3.600 unidades básicas en todo el país y convocó a las mujeres a participar de la vida política, censándolas y entregándoles la Libreta Cívica, además de capacitarlas e invitarlas a salir de los límites de sus hogares, haciendo conocidos estos derechos. Todo ese trabajo sucede desde que se sanciona la ley hasta las elecciones de 1951. Llevó tiempo y un esmero de hormiga con mucho despliegue territorial en la Argentina de 1950 con sus caminos a medio hacer y la poca comunicación de la época.

Esto hizo que se desarrollase un trabajo puerta a puerta, de mujeres convocando a otras a participar de la vida política en cuando se creía que el lugar natural que le correspondía era el hogar. Pero salieron airosas a disputar el espacio publico a la vez que politizaron el hogar: muchas de esas unidades básicas funcionaban en las casas de las militantes política; lo que generó el doble proceso.

“Para 1950, la gran mayoría de las mujeres son amas de casa, trabajasen o no fuera del hogar, ellas así se consideraban. Esto hace que haya un proceso interesante porque se abre el espacio de la política a mujeres que hasta entonces no habían sido convocadas. Y Eva conduce todo ese proceso previo y el que logra que ese 11 de noviembre pueda haber mujeres en las listas del peronismo: hubo 133 candidaturas entre representantes políticas al Congreso de la Nación y a legislaturas provinciales, diputadas y senadoras. Esas 133, un número realmente absurdo para la época, tienen que ver con la disputa que da Eva hacia el interior del peronismo, porque disputa el poder y es muchísimo decir que una mujer a mediados del siglo XX pueda hacerlo. Esos son 133 lugares del Partido Peronista Femenino, que primero logra estar en las listas y luego entrar al Congreso y a las legislaturas. En esas elecciones Eva iba da otra disputa: su propia candidatura a la vicepresidencia, con lo cual las elecciones de ese 11 de noviembre son importantísimas porque nos revela la construcción política y de poder que había hecho Eva; eso abre el espacio a esas cientos de mujeres por primera vez en la historia argentina”.

Hombres, mujeres y niños soportaron largas  colas bajo el frío y la lluvia para darle el último adiós  a Eva.
Hombres, mujeres y niños soportaron largas colas bajo el frío y la lluvia para darle el último adiós a Eva.

El reconocimiento político de las mujeres

Como se mencionó antes, en Argentina existe una larga lucha para el reconocimiento del derecho al voto de las mujeres y esto fue parte de una oleada mundial que comenzó en el Siglo XX con diferentes agrupaciones, algunas feministas, que comenzaron a pugnar por la equiparación de derechos civiles y políticos respecto de los hombres.

En 1919, se presentó el primer proyecto de ley para equiparar derechos políticos en el Congreso y hubo otros diez hasta 1947 que siempre fueron totalmente rechazados o sólo avanzaron en una Cámara y fueron rechazados en la otra. Eso ocurría porque había legisladores conservadores que no estaban de acuerdo en equiparar derechos políticos.

En 1946, con la llegada de Juan Domingo Perón a la presidencia y mayoría en ambas Cámaras, se logró la aprobación de la Ley 13.010, bastante rápido luego de que él mismo la mandara al Senado en agosto de ese año, tras asumir en junio.

“Esta es una ley bastante interesante porque, como dice su nombre, Ley de los derechos políticos de las mujeres, va más allá del voto, que es una parte y no es toda la ley. Entonces, no solamente equipara derechos respecto del voto sino que además equipara derechos también respecto de la posibilidad de que las mujeres sean representantes políticas. Esto es un cambio muy grande. Diría que logra un cambio de 180 grados para las mujeres en nuestro país. Me atrevería a decir que es una ley revolucionaria, en ese sentido”, señala la historiadora.

Afiche en el que alentaban a las mujeres a empadronarse
Afiche en el que alentaban a las mujeres a empadronarse

Esto indica que las mujeres pasan de no ser consideradas ciudadanas a ser consideradas sujetos políticos: pueden elegir a sus representantes y ellas mismas pueden ser representantes y gestionar los destinos de la Nación.

Hasta 1947, sólo algunas participaban de la vida política y sindical; pero a partir de esa bisagra desde las más humildes hasta las más pudientes comenzaron a interesarse y a participar de esos designios porque hubo “una democratización de la participación política que fue muy importante”.

“Además de participar de la vía institucional política del país, pasan a estar reconocidas por el Estado como sujetos políticos y aquí me parece que lo que cambia fundamentalmente es que aparece un sujeto político que hasta ese momento no había aparecido: las mujeres trabajadoras y las mujeres amas de casa, ellas son las que empiezan a tener una participación acentuada como nunca antes. Sí había agrupaciones feministas o agrupaciones de mujeres que en su mayoría, no todas, eran letradas, de cierta condición social, de cierta clase social, pero desde mediados del siglo XX se produce este proceso masivo de incorporación de las mujeres a la vida política”, explica Rosemberg.

Mujeres haciendo fila para votar en las elecciones presidenciales del 22 de octubre de 2023 (REUTERS/Cristina Sille)
Mujeres haciendo fila para votar en las elecciones presidenciales del 22 de octubre de 2023 (REUTERS/Cristina Sille)

El voto hoy

Aquel 11 de noviembre de 1951, votó más del 90% de las mujeres empadronadas. Actualmente, el total del padrón nacional es de 35.394.425 personas, entre hombres y mujeres.

A ocho días de definirse las elecciones presidenciales, la historiadora y profesora Julia Rosemberg, reflexiona de la importancia de seguir eligiendo representantes.

“Frente a un balotaje tan trascendental, es importante recordar a esas primeras mujeres, representantes políticas, que a partir de 1955 y del golpe de Estado, sufren un gran castigo, un gran disciplinamiento. La gran mayoría de ellas fueron presas políticas, perseguidas por haber sido legisladoras del peronismo, muchas de ellas partieron al exilio, muchas no quisieron volver a participar en política y se llamaron al silencio. Entonces, me parece que la historia nos muestra que los derechos conquistados nunca son de una vez y para siempre, sino que cuando se logra un gran avance, en algún momento viene una reacción. Considero que a días de un balotaje tan trascendental, donde la propia democracia está en cuestión, donde se revindican los días más oscuros de la historia argentina, como lo que fue el golpe de Estado del 76, me parece importante ser muy consciente de los derechos que tenemos y que creemos conquistados no son de una vez y para siempre sino que siempre están en peligro de ser desechados, que están en peligro de ser atacados y negados”.

Al finalizar, opina: “Si bien hay problemas en la democracia actual, nadie lo niega, lo cierto es que esta situación presente sólo se va a poder mejorar si vamos por más derechos y podemos garantizar los derechos que ya tenemos, en lugar de quitarlos”.