Una investigadora propone “meter el dedo en el porno” para pensar a esa industria y sus contenidos seriamente

Laura Milano dialogó con Infobae sobre su libro -llamado precisamente “El dedo en el porno”-, donde pone el foco en los placeres y las alegrías que habilita esa actividad, al tiempo que expresa una crítica sobre sus formas más violentas y machistas

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Laura Milano propone, con su libro El dedo en el porno, discutir esa industria y sus contenidos de manera seria (Foto: Nu Abe)
Laura Milano propone, con su libro El dedo en el porno, discutir esa industria y sus contenidos de manera seria (Foto: Nu Abe)

Chabacán, de mal gusto, sucio. El porno está instalado como un discurso con “d” (minúscula) que circula -y vaya si circula- en un magma de discursos con “D” (mayúscula), que son los que “en serio” incluyen valores, normas y creencias que delinean relaciones de poder. La posta, sin embargo, es que la pornografía representa no solo un discurso más sobre sexo, sino que en muchos casos constituye “El Discurso”. En especial entre los y las adolescentes y jóvenes que, a falta de ESI, se educan más con pornografía mainstream (accesible con un click) que en las escuelas o en sus hogares.

Laura Milano lo sabe. Es docente en nivel medio además de becaria postdoctoral del CONICET en el Instituto de Investigación Gino Germani. Por eso también insiste en la importancia de entender el porno como “cosa seria” disponible entre un público amplio. Para desterrar tabúes y descubrir complejidades. Para señalar sus formas violentas más tradicionales y a la vez la potencia de un lugar de visibilidad de otras prácticas, de otras imágenes que convoquen deseos y nos conecten con la sexualidad.

Esa es la invitación de “El dedo en el porno. R/Goces entre teoría, feminismos y pornografía”, el libro que Milano acaba de publicar por editorial Madreselva y que reúne voces de la academia, los activismos, el arte, la educación y la industria pornográfica de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay.

Laura Milano, autora de El dedo en el porno (Foto: Manuel Pose Varela)
Laura Milano, autora de El dedo en el porno (Foto: Manuel Pose Varela)

-¿Por qué hay que pensar el porno?

-Se habla mucho de sexualidad en los medios, en las redes, pero se habla poco de pornografía seriamente. Y lo cierto es que el consumo de pornografía es muy vasto, atraviesa las prácticas y las experiencias sexuales. En la pornografía encontramos las representaciones más nocivas y más violentas de la sexualidad y del machismo, e igualmente un espacio de representaciones positivas de la sexualidad. El porno es un fenómeno complejo. No es fácil de abordar. Sigue existiendo mucho tabú. Especialmente en relación a la industria del porno, de sus trabajadores y trabajadoras.

-En la introducción del libro planteas debatir la pornografía en términos de desafío y compromiso, ¿a qué te referís?

-Creo que es un desafío enorme pensar la pornografía de manera seria. Poner el dedo en el porno -como el dicho dice “poner el dedo en la llaga”- implica justamente posicionar el dedo en aquello que molesta, en aquello que inquieta, que arde. Pensar la pornografía, poner el dedo en ella, señalarla, rozarla es un desafío y un compromiso. Más aún hacerlo desde los cruces con la teoría y con los feminismos. Pensar cómo la pornografía es observada, analizada y discutida desde los feminismos, desde la teoría, desde la educación, desde el arte, y desde la producción para adultos.

-¿A quiénes convocaste para escribir en el libro?

-Me interesaba que fuera un libro de divulgación de estas discusiones que hace tiempo dan vueltas sin llegada a un público amplio, y compartir la propuesta con otras, otros y otres que puedan aportar distintas miradas. Así es que escribieron personas que están investigando estos temas, que están activando desde los transfeminismos, que están trabajando en los cruces con lo artístico, que están pensando a partir de la educación sexual. Junto con las experiencias de personas que están dentro de la industria pornográfica, ya sea como intérpretes, actores, actrices, directores y/o realizadores. Por otro lado, el carácter de divulgación del libro se refleja en el tipo de textos: hay ensayos, investigaciones más teóricas, relatos en primera persona producidos por activistas o por actrices porno, y entrevistas a referentes.

La autora señala que "sigue existiendo mucho tabú. Especialmente en relación a la industria del porno, de sus trabajadores y trabajadoras"
La autora señala que "sigue existiendo mucho tabú. Especialmente en relación a la industria del porno, de sus trabajadores y trabajadoras"

-¿Por qué es importante la mirada desde América latina?

-Diría específicamente desde América del Sur, porque los autores y autoras son todas de América del Sur. Colaboraciones de distintas partes de Argentina, de Brasil, Chile y Uruguay. Me parecía importante un libro sobre la pornografía y su cruce con la teoría y con los feminismos desde América del Sur porque lo cierto es que hay pocos títulos publicados en nuestros países. En general, cuando queremos adentrarnos seriamente a las discusiones en torno al porno buscamos autores y autoras del norte. Hay poca producción desde América del Sur y especialmente libros de divulgación. La intención, entonces, era crear un libro que dé cuenta de una mirada situada.

- El libro propone un acercamiento transfeminista y placentero a la pornografía junto con una mirada crítica de sus formas machistas y violentas. ¿Es así?

-“El dedo en el porno…” propone que podamos tener un vínculo positivo con la pornografía. Al mismo tiempo resalta y pone en cuestión sus formas más machistas, más violentas y nocivas. Intentamos todo el tiempo hacer foco en los aspectos positivos y placenteros, sin olvidar que la pornografía tiene aspectos muy negativos.

- Mencionas que la pornografía provoca debates dentro del movimiento feminista, ¿por qué se da la grieta?

-Dentro de los feminismos la pornografía motiva posicionamientos bastante distintos desde los años 80 en los Estados Unidos hasta esta parte, y todos los ecos y resonancias que eso ha tenido en distintos contextos y épocas. Lo cierto es que es un tema que trae mucha polémica y creo que eso es súper rico, más que entenderlo como una grieta irreconciliable. En todo caso, es un tema que nos invita a pensar desde distintos lados, a analizar las formas violentas y patriarcales de la pornografía y de la industria pornográfica, lo que sucede ahí. Pero también ofrece pensar la pornografía en su potencia como espacio para visibilizar otros deseos y prácticas, otras imágenes que nos pongan en vínculo con nuestra sexualidad. En ese sentido la pornografía desde los feminismos fomenta una mirada compleja y abierta, para encontrar más aristas para discutirla, debatirla y evidentemente transformarla.

El dedo en el porno, el nuevo libro de Laura Milano
El dedo en el porno, el nuevo libro de Laura Milano

-Aparece una relación entre la pornografía producida por mujeres, lesbianas, trans y personas no binarias y las condiciones laborales y de producción de esos contenidos, ¿cómo es ese nexo?

-Creo que las pornografías producidas por mujeres, lesbianas, personas trans y no binarias desde un posicionamiento transfeminista no solo aportan a las representaciones, a lo que muestran, a diversificar las imágenes del sexo. Sino que, especialmente, traen a la escena una discusión acerca de las condiciones laborales de la pornografía. Traen a la escena el consentimiento, la decisión de los contenidos y las prácticas que suceden en la pornografía. Es decir, estamos hablando finalmente también de una discusión en relación no solo a la imagen sino al trabajo. Y creo que ese eje es muy interesante cuando nos referimos a estas nuevas pornografías.

-El libro señala cómo la pornografía se viene desparramando por diversos productos culturales populares, como los videojuegos online y las redes sociales por ejemplo. Resuena, entonces, la importancia de problematizar estos contenidos con adolescentes y jóvenes. ¿Crees que a la ESI le falta reflexión sobre el porno?

-Se suele decir que el porno educa o enseña y que enseña mal, que enseña una versión falsa y violenta de la sexualidad. Por lo tanto, se suele decir que es una “mala educación”, que enseña algo nocivo de la sexualidad. Pensando en esto, y en el consumo de pornografía por parte de jóvenes y adolescentes, creo que sí nos tenemos que dar la discusión dentro de la ESI. Entiendo la dificultad que puede tener, sin embargo se trata de un tema que atraviesa los consumos adolescentes, su iniciación sexual y especialmente sus modos de experimentar la sexualidad a través de internet, de las redes, de los celulares, de las pantallas. Nos merecemos poner el ojo en el impacto de la pornografía en la sexualidad juvenil y creo que la ESI, desde su perspectiva feminista y de género, nos puede ayudar mucho a generar una discusión rica con adolescentes y jóvenes.

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