Sentirse ansioso, desordenado o preferir la soledad no solo define parte del carácter, sino que también puede marcar el tiempo de vida de una persona. Así lo señala un estudio internacional de alta escala difundido por Newsweek, que revela que la personalidad incide en la longevidad, casi tanto como los factores socioeconómicos.
El trabajo, coordinado por psicólogos de la Universidad de Limerick en Irlanda, reunió información sobre casi 570.000 individuos de cuatro continentes y documentó más de 43.000 muertes a lo largo de varias décadas de seguimiento.
Según detalló Newsweek, se trata de uno de los análisis más extensos sobre cómo los rasgos individuales permiten anticipar la expectativa de vida, con un cúmulo de datos superior a seis millones de años de vida analizados.
De acuerdo con el equipo liderado por Máire McGeehan y Páraic S Ó’Súilleabháin, el análisis se enfocó en los cinco grandes rasgos de personalidad. El neuroticismo, la responsabilidad (conscientiousness) y la extraversión fueron los únicos rasgos con una asociación clara respecto a la mortalidad.
El neuroticismo, que implica ansiedad, preocupación e inestabilidad emocional, apareció vinculado a una mayor probabilidad de muerte temprana. En cambio, la responsabilidad —relacionada con la organización y la disciplina— y la extraversión —ligada a la sociabilidad— exhibieron un efecto protector ante la muerte prematura.
Tres rasgos, tres impactos sobre la vida y la muerte
Los resultados publicados por Newsweek detallan que cada punto adicional en neuroticismo corresponde con un incremento del 3% en el riesgo de fallecimiento en cualquier momento. Ese impacto resulta más marcado en adultos jóvenes, lo que sugiere una posible conexión entre el manejo del estrés, la gestión emocional y la salud a largo plazo.
Por otro lado, la responsabilidad mostró el mayor efecto protector: cada punto extra reduce el riesgo de mortalidad en un 10%. La extraversión, típicamente ligada a la participación en actividades sociales, se asocia con una disminución del 3% en el riesgo de muerte, resultado que el equipo observó especialmente en la población de Estados Unidos y Australia.
En diálogo con Newsweek, McGeehan explicó que el riesgo atribuido al neuroticismo debe entenderse en términos relativos y no absolutos: “El estudio examina cómo las personas con altos niveles de neuroticismo pueden enfrentar mayor riesgo comparadas con aquellas con niveles bajos, pero el riesgo es relativo a cada contexto individual”.
La investigación no encontró relaciones claras entre la mortalidad y los otros dos grandes rasgos de personalidad: apertura (curiosidad y creatividad) y amabilidad (cooperación y confianza). Para el coautor, Páraic S Ó’Súilleabháin, los resultados pueden tener efectos en la manera en que se abordan las políticas de salud pública.
“La personalidad debería analizarse junto a los determinantes clásicos como el estatus socioeconómico”, sostuvo en declaraciones recogidas por Newsweek. Estos hallazgos ubican la personalidad en el mismo nivel de relevancia que otros factores de riesgo de salud, como el contexto social o los hábitos de vida.
Conciencia individual y políticas públicas, dos esferas para la prevención
El reporte difundido por Newsweek subraya que, ante estas evidencias, se vuelve crucial prestar atención a los hábitos y las estrategias de afrontamiento en la vida cotidiana. McGeehan señaló que los datos aportados pueden contribuir a la concienciación sobre la importancia de adoptar conductas saludables y mejorar la forma de responder ante las adversidades, con impacto tangible tanto en bienestar como en esperanza de vida.
El trabajo reafirma que los rasgos de personalidad tienen consecuencias concretas sobre cómo interactúan las personas con su entorno, pero influyen además en la expectativa de vida, en una magnitud comparable con la de otros factores clásicos de salud pública.
Este hallazgo impulsa a considerar el carácter y su manifestación individual no solo como materia de psicología, sino como una variable fundamental para la prevención y la acción en salud pública, tanto en la intervención individual como en el diseño de estrategias a gran escala.