Preocupación en Manhattan: los cuatro países que hacen del ejercicio una parte natural de la vida

En contraste con lo que sucede en Estados Unidos, otras naciones con filosofías únicas de movimiento muestran cómo integrar el ejercicio en la rutina cotidiana. Analiza The New York Times

El contacto con la naturaleza y la comunidad fomenta el movimiento en diversas culturas del mundo

Estados Unidos, considerado el epicentro de la industria comercial del fitness, enfrenta una paradoja inquietante: mientras los gimnasios y productos de ejercicio generan miles de millones de dólares al año, solo una cuarta parte de los adultos cumple con los niveles recomendados de actividad física.

De acuerdo a datos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la inactividad física es responsable de 1 de cada 10 muertes prematuras en el país.

Según The New York Times, el problema parece radicar en la forma en que los estadounidenses perciben el ejercicio: como una actividad aislada, limitada al entorno del gimnasio y generalmente accesible solo mediante un pago.

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Sin embargo, en muchas culturas alrededor del mundo, el movimiento es parte integral de la vida diaria, ligado a la comunidad, el transporte y el contacto con la naturaleza.

Finlandia: la vida al aire libre, sin importar el clima

En Finlandia, una nación donde el invierno puede ser brutal y las horas de luz solar se reducen a seis durante la temporada más fría, el movimiento al aire libre es esencial.

La filosofía finlandesa de “no hay mal clima, solo ropa inadecuada” impulsa a sus ciudadanos a caminar, incluso en temperaturas bajo cero.

Más allá de las bajas temperaturas, los finlandeses siguen haciendo ejercicio (REUTERS/Toby Melville)

El Nordic Walking, una actividad que utiliza bastones similares a los de esquí, es una tradición nacional que combina ejercicio accesible con el disfrute de parques y bosques públicos.

Cuando el clima es extremo, los finlandeses también cuentan con una amplia red de instalaciones deportivas asequibles, gestionadas en su mayoría por las autoridades locales.

Japón: rutinas breves y accesibles

Mientras que en Estados Unidos la actividad física suele implicar largas sesiones en el gimnasio, Japón aboga por ejercicios breves pero frecuentes. Un ejemplo icónico es el radio-taiso, una rutina calisténica de tres minutos transmitida diariamente por radio y YouTube.

Desde niños en escuelas hasta adultos mayores en oficinas o parques, los japoneses participan en esta actividad comunitaria que fomenta la salud cardiovascular y la movilidad.

Curiosamente, radio-taiso fue creada en Estados Unidos en los años 20 como parte de un programa de salud pública, pero fue en Japón donde echó raíces y se convirtió en una tradición cultural.

Inglaterra: ejercicio como evento comunitario

En 2004, un pequeño grupo de corredores en Londres dio inicio a lo que hoy conocemos como Parkrun, una serie de eventos semanales gratuitos de cinco kilómetros realizados en espacios públicos. Este movimiento, que ahora se celebra en 23 países, combina actividad física con interacción social, atrayendo a personas de todos los niveles de condición física.

La clave de Parkrun es su accesibilidad y enfoque en la comunidad. A diferencia de las carreras en Estados Unidos, que pueden costar hasta 30 dólares por inscripción, Parkrun siempre es gratuito, demostrando que la inclusión y la simplicidad pueden fomentar hábitos saludables y sostenibles.

Brasil: el fitness como una celebración

La práctica del deporte fortalece los lazos comunitarios en Brasil, incluso con los animales (AP Photo/Bruna Prado)

En las playas de Río de Janeiro y São Paulo, la actividad física es inseparable de la cultura. Vóley, fútbol, surf y danza convierten el ejercicio en una fiesta. Programas como Agita São Paulo han transformado áreas urbanas con nuevos espacios verdes y eventos masivos que celebran la actividad física como un acto social y cultural.

Según expertos brasileños, esta actitud refleja la inclinación de los brasileños a realizar actividades en grupo, lo que refuerza los lazos comunitarios mientras se promueve un estilo de vida activo.

¿Qué se puede aprender?

Estados Unidos tiene mucho que ganar al replantear su enfoque hacia el fitness. Adoptar un modelo que incorpore el movimiento en la vida diaria, en lugar de relegarlo a un entorno comercial, podría reducir las barreras económicas y psicológicas.

Además, fomentar actividades grupales gratuitas o accesibles, como las iniciativas en Finlandia y el Reino Unido, puede ayudar a combatir la soledad y promover comunidades más saludables.

En última instancia, la clave para mejorar la salud pública en Estados Unidos no reside en innovaciones tecnológicas o productos costosos, sino en aprender de culturas donde el movimiento no es una tarea, sino un estilo de vida.

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