El nuevo agotamiento, cómo identificar el trastorno que conjuga estrés crónico y obsesión

Se trata de la sisifemia y la padecen quienes no pueden desconectarse de sus tareas, incluso en sus días de descanso. Provocada por un alto nivel de autoexigencia, sus consecuencias psicológicas afectan todas las áreas de la vida de la persona. Recomendaciones de expertos para ponerse límites, sin sentirse culpable

Esta situación de continua exigencia, como en el mito de Sísifo, está pasando factura a muchos trabajadores, con un agotamiento físico y mental que repercute en su calidad de vida (Crédito: Getty Images).

Ya conocíamos el burnout o desgaste profesional. También el concepto de workaholic, que se refiere al adicto al trabajo pero ahora, luego de la pandemia que dio vuelta por el aire el mundo laboral nació la sisifemia, un nuevo trastorno que conjuga una combinación explosiva: estrés crónico, obsesión y cansancio patológico del trabajador. Una tendencia peligrosa que puede acarrear graves consecuencias para la salud mental, y también física.

El término se inspira en el mito griego de Sísifo, quien obligado a cumplir un castigo, empujaba una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, que siempre rodaba hacia abajo antes de llegar a la cima, por lo que tenía que comenzar nuevamente el trabajo de subir esa pesada carga una y otra vez. Y esto se ha asociado al trabajo.

Es que el mundo laboral se está volviendo cada vez más duro y competitivo, y las amenazas cada vez son más: desde la precariedad, los nuevos desafíos tecnológicos hasta el miedo a perder el puesto de trabajo, ingredientes ideales para el caldo de cultivo de este nuevo trastorno.

La doctora Alejandra Gómez, médica psicoanalista, psiquiatra, miembro de Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA) y Magister en Psiconeurofarmacología, explicó a Infobae que “la sisifemia es una manera de nominar una de las tantas formas que pueden tomar la relación de los sujetos con sus compromisos laborales en la actualidad”.

La sisifemia es un trastorno derivado del agotamiento psíquico y físico de responder a objetivos laborales inalcanzables, ya sea porque están pedidos por la empresa o porque se los impone la misma persona (Crédito: Getty Images).

Y agregó: “La sisifemia alude al compromiso obsesivo y la tendencia al perfeccionismo extremo en relación al rendimiento laboral. Es una tendencia a imponerse altos objetivos y logros, ya sea como sometimiento a las exigencias laborales (de empresas, jefes) ya sea por la propia imposición”.

El término “sisifemia” fue creado por el doctor José Manuel Vicente, director de la Cátedra de Medicina Evaluadora Pericial de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), España. Evidencia la relación insana que muchas personas mantienen con su trabajo. En parte por la necesidad de valoración externa, pero también derivada de un mercado muy competitivo.

La doctora Gómez destacó que se trata de una dificultad con ideales que resultan tan elevados como inalcanzables. “‘Lo perfecto es enemigo de lo bueno’ citaba Freud. En tanto los ideales de perfección, por imposibles, tienen consecuencias tanáticas, mortíferas. ¡Es decir, enferman! Se define a los ideales, a esa ‘distancia’ a recorrer entre lo que el sujeto considera que es o tiene y a dónde quiere llegar. ¡Pero estos ideales perfeccionistas, que parecen ser vitales, tróficos, y estimulantes, no lo son! Resultan inalcanzables e imposibles. Al requerir tanta exigencia, conducen al agotamiento, estrés, depresión, con sus componentes de desgano, desmotivación, tristeza y todo el espectro de síntomas físicos”, describió Gómez.

No hay que confundir la sisifemia con el burnout, que significa literalmente “estar quemado”. Esta patología, ya asumida por la Organización Mundial de la Salud, suele aparecer tras años de vida profesional (Crédito: Getty Images).

Y añadió: “Además, la instalación del home office durante la pandemia fue un recurso que llegó para quedarse. Si bien ha facilitado la continuación con el trabajo laboral a distancia y durante la cuarentena tuvo la función de protección de la salud y evitación del contagio de COVID, tiene el inconveniente de “borrar” los límites temporales de inicio y finalización del trabajo. Puede ser un facilitador para continuar con la dedicación laboral y la carga de exigencia”.

Por su parte, la licenciada Analía Tarasiewicz (M.N. 57898), psicóloga egresada de la Universidad de Buenos Aires, especializada en problemas del trabajo, posgrado en Marketing estratégico y negocios y creadora del “Método Tarasiewicz para trabajar y vivir mejor” indicó a Infobae que la sisifemia se caracteriza por una obsesión abrumadora hacia el trabajo, la que desemboca entre otros síntomas, en jornadas laborales agotadoras, falta de sueño, carencia de momentos de ocio y deterioro en las relaciones sociales.

“Las personas hacen un esfuerzo incesante, que nunca parece suficiente, van desde una sensación inicial de descontento o desmotivación hasta alcanzar niveles críticos de estrés, depresión, crisis de angustia y ansiedad. Aquellos con una autoestima más debilitada, incluso criados por familias hiperexigentes extendidas a sus trabajos con jefes/as hiperproductivos o personas con rasgos de personalidad predominantemente obsesivas, pueden desarrollar esta patología”, expresó la experta.

La autoexigencia, el alto nivel de responsabilidad y perfeccionismo es lo que diferencia a la sisifemia de otros trastornos identificados en el entorno laboral

Y continuó: “Como en el mito de Sísifo, la persona afectada ve al trabajo como una especie de condena repetitiva, que la deja exhausta, sin deseos: una y otra vez volver a lo mismo en la vida laboral, hecho que se suma a las condenas previas que la atan a los mandatos familiares, sociales y culturales por los cuales a veces se desarrollan quiebres irreparables en el mundo interior”.

Tarasiewicz explicó: “Provenimos de una cultura arraigada en el sacrificio, la reconstrucción de ciudades y economías devastadas, de las que emergieron organizaciones que impulsaron líderes que promovieron conductas empresariales excesivamente productivas, jornadas laborales hiperextendidas y la priorización del tener antes que el ser, e incluso pospandemia, llenando las agendas con 20 reuniones diarias cada 15 minutos bajo el paraguas de la agilidad. Lamentablemente, esta mezcla tóxica entre el capitalismo y el extremo sacrificio (aun con 4 generaciones actualmente trabajando al unísono) ha dado lugar a una cultura que reduce la identidad humana a un constante y perpetuo esfuerzo laboral”, señaló la especialista.

Si los comportamientos de hiperexigencia y perfeccionismo se mantienen en el tiempo pueden aparecer cuadros de ansiedad, de angustia y depresivos (Crédito: Getty Images).

Cuáles son sus síntomas

Los expertos dicen que el diagnóstico de la sisifemia puede ser difícil, ya que los síntomas pueden ser similares a los de otros trastornos, como el estrés postraumático, el obsesivo-compulsivo y el burnout.

“La persona con sisifemia suele estar enajenada, la sensación es como si el cuerpo mente y espíritu estuvieran fragmentados, generando no solo inmensos problemas de salud, sino también desconexiones con la pareja a nivel relacional y sexual; falta de empatía con la crianza de los hijos, y aunque la persona crea ser más productiva, se arregle para trabajar y se sobreexija, físicamente tiene efectos de esta sobrecarga en la mirada, los gestos, la postura, el tono y ritmo de la voz. Existe mayor presencia de ira, intolerancia y frustración. Muchas veces, como no se encuentra una salida, se termina renunciando al trabajo como una forma de liberación o extirpamiento de la situación, pero en general tiene que ver no solo con la cultura organizacional que lo promueve sino con una forma de percibir el trabajo ya instalada en el trabajador, en la que hay que intervenir profesionalmente”, indicó Tarasiewicz.

Y completó: “Para caer en estos círculos nos pasan cosas previas en nuestras familias, crianza, formas de vincularnos con el trabajo y con el liderazgo, traumas irresueltos que se proyectan una vez más en nuestra vida laboral y hacen del trabajo el escenario perfecto para proyectar lo no resuelto. El tratamiento de la sisifemia puede ser complejo y requiere un enfoque para cada paciente según el grado en el que esté. Cuando se llega hasta esos estados patológicos el abordaje del tratamiento debe ser holístico”.

"Si bien el home office ha facilitado la continuación con el trabajo laboral a distancia, tiene el inconveniente de “borrar” los límites temporales de inicio y finalización del trabajo”, indicó la doctora Alejandra Gómez (Getty)

En qué se diferencia del workaholic y el burnout

Hay dos términos que si bien hace unos años, cuando los tiempos laborales eran más “normales”, no trascendieron demasiado, hoy ya son más populares: workaholic y burnout. ¿Cuál es la diferencia de estos conceptos con la sisifemia?

La doctora Gómez respondió: “Workaholic se refiere a un sujeto que tiene una relación adictiva con su trabajo. No puede dejar de hacerlo ni de estar desconectado del mismo, aún en sus horas de descanso. Es decir, como toda adicción, es una imperiosidad que se le impone y que no le permite hacer un corte, que le permita conectarse con otros aspectos vitales importantes”.

Por otro lado, con respecto al burnout, Gómez explicó que nació en 1974, cuando el psiquiatra germano-estadounidense Herbert J. Freudenberger conceptualizó este padecimiento, a partir de sus observaciones con profesionales de la salud de una clínica que trataba a toxicómanos en la ciudad de Nueva York.

“Notó que los profesionales del equipo de trabajo luego de más de 10 años de desarrollar su tarea, comenzaban a tener pérdida progresiva de la energía, de entusiasmo y empatía con los pacientes, además de síntomas de agotamiento, ansiedad, depresión y desmotivación con el trabajo. Por eso, al burnout se lo llama síndrome de desgaste profesional, de sobrecarga emocional, del quemado o de fatiga en el trabajo”, indicó la especialista y agregó que en el año 2000, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo declaró como un factor de riesgo laboral, que afecta calidad de vida y la salud mental y puede poner en riesgo la vida de la persona que lo padece.

La sisifemia afecta especialmente a profesiones vocacionales, con un alto nivel de exigencia y presión: médicos, consultores financieros, auditores, abogados de grandes despachos, servicios sociales (Foto: Getty Images)

“Quien sufre de burnout es probable que ofrezca una menor calidad de atención, tenga ausentismo, y disminuya el servicio de su trabajo. También se lo describe como una forma inadecuada de afrontar el estrés crónico, con agotamiento emocional, despersonalización y la disminución del desempeño personal. Esto quiere decir que el burnout es un padecimiento que se desarrolla con el tiempo, a diferencia de la sisifemia, que sería una modalidad de afrontar el compromiso laboral”, agregó.

Cómo afrontarlo y superarlo

La sisifemia no se manifiesta en todas las profesiones por igual, ni todas las personas tienen el mismo riesgo de caer en ella. Afecta especialmente a trabajos vocacionales, con un alto nivel de exigencia y presión: profesionales de la salud, consultores financieros, auditores, abogados de grandes despachos, servicios sociales. Y, a nivel personal, a gente con un alto sentido de la responsabilidad y muy laboriosa.

“La exigencia elevada y los ideales tanáticos que terminan enfermando están siempre determinados por la historia de cada sujeto. Se juegan aspectos del sentimiento de sí, la autoestima (en general, hay una necesidad de compensar con perfeccionismo un fallo en la autoestima), aspectos narcisistas, de poder, ideales del yo que lejos de ser estimulantes resultan mortíferos”, señaló Gómez.

Y recomendó: “En caso de que alguien esté atravesando esta circunstancia, es importante que pueda hacer un corte, interrogarse por esto, hacer una consulta con un psicoterapeuta que pueda ayudarlo en el recorrido de un análisis personal. Por supuesto que en simultáneo recurrir a todo tipo de ayuda disponible, tales como controles médicos, consultas psiquiátricas, aumentar el descanso, mejorar la alimentación, crear espacios de ocio y juego y práctica de actividad física. Pero todo esto es aconsejable que sea sostenido en el marco de una psicoterapia psicoanalítica que ayude a cada sujeto a comprender las motivaciones individuales que lo han llevado a esta tendencia”.

Si se está atravesando una situación laboral que excede los propios límites, es importante hacer una consulta con un psicoterapeuta (Getty)

Por otro lado, para abordar esta situación, la psicóloga laboral propuso su Método Tarasiewicz para alcanzar una vida y un trabajo más satisfactorios. La especialista aseguró que el primer paso es comprender que la búsqueda de bienestar laboral aparece como punta del iceberg de una necesidad propia del “yo laboral”, entonces propuso que la primera pregunta, crucial y estratégica, que una persona debe hacerse es: “¿Por qué no siento bienestar en mi trabajo?”.

Existen tres posibles razones:

1. Si la disconformidad surge por motivos organizacionales como diferencia salarial, contratación informal, cambio en las condiciones laborales o mal clima laboral.

2. Si tiene que ver con el desarrollo del yo laboral, en relación con la vocación, identidad e imagen laboral, competencias profesionales específicas del rol.

3. Entender la sensación de disconformidad laboral o falta de bienestar como un síntoma de otra arista de la vida proyectado en el trabajo que provoca sufrimiento psicológico, físico o emocional.

El Método Tarasiewicz propone que el abordaje de la persona sea integral y multidisciplinario para trabajar mente – cuerpo – emociones con psiquiatras, nutricionistas, médicos, técnicas de meditación, yoga, respiración, entre otras.

Hacer yoga, meditación, estar en contacto con la naturaleza y practicar deportes pueden ayudar a contrarrestar el estrés laboral (Freepik)

Algunos de los consejos de Tarasiewicz son:

- Trabajar sobre la gestión de las tareas, la delegación, la percepción y el manejo del tiempo y del ocio, aprender a poner límites y hacer un balance entre la vida y el trabajo.

- Hacer análisis de sangre y orina para ver posibles impactos hormonales (cortisol, dopamina, serotonina, T4, etc.), vitaminas del complejo B, deficiencias de magnesio y en neurotransmisores.

- Aprender técnicas de relajación, realizar visualizaciones o respiración, grounding (contacto con la naturaleza), cambios en la alimentación basados en reducir carbohidratos y azúcar. Y una dieta saludable.

“En uno mismo está la respuesta a este patrón, solo hay que animarse a verse de una vez y confiar en el proceso. Es difícil salir de estos círculos dolorosos tóxicos pero es posible mejorar. Hay que intentarlo, ser valiente y poner mucha voluntad. Finalmente, ¿qué queremos hacer? ¿vivir o padecer la vida?”, reflexionó la psicóloga.