La escena parecía una postal familiar: una familia numerosa, de al menos diez integrantes, distribuida en dos mesas de un restaurante de Chimbote. Los platos ya estaban servidos y la conversación avanzaba sin apuro. Nada anticipaba que, en cuestión de segundos, esa rutina iba a quebrarse por completo.
El sismo de magnitud 6.0 registrado la noche del 27 de diciembre irrumpe de forma abrupta. La cámara de seguridad capta el instante exacto en el que la tierra comienza a moverse y la reacción es inmediata. Todos se ponen de pie casi al mismo tiempo, las sillas se desplazan y las miradas buscan a los suyos en medio del desconcierto.
Los adultos dejan sus lugares y se acercan a los niños quines, asustados, empiezan a llorar. No hay corridas ni escenas descontroladas: el gesto que domina la secuencia es el abrazo. La familia se reúne entre las mesas, se toma de las manos y se estrecha mientras el movimiento continúa, como una respuesta instintiva ante el miedo.
Durante esos segundos, el restaurante se transforma en un espacio de tensión compartida. Otros comensales también se levantan y el temblor sacude el local fuerza, mientras se escucha en el video el ruido del choque de la tierra.
Cuando el movimiento cesa, el susto todavía se percibe en el ambiente. Aunque no se reportaron heridos ni daños en el lugar, el video se convierte en un testimonio del impacto emocional del sismo.
El sismo que sacudió Chimbote y se sintió en varias ciudades del norte
El movimiento que interrumpió la cena de la familia ocurrió a las 21:51 horas del sábado 27 de diciembre. Según el Instituto Geofísico del Perú (IGP), el sismo alcanzó una magnitud de 6.0 y tuvo su epicentro a 67 kilómetros al oeste de Chimbote, en la provincia del Santa, región Áncash, con una profundidad de 52 kilómetros. La intensidad fue calificada como “muy fuerte” en la ciudad.
El temblor se sintió con fuerza no solo en Chimbote, sino también en Nuevo Chimbote, Santa, Coishco y otras localidades de la costa norte, además de zonas de Trujillo. La sacudida generó escenas de pánico, evacuaciones preventivas y la caída de objetos en viviendas, supermercados y locales comerciales, como quedó registrado en diversos videos difundidos en redes sociales.
Réplicas y balance preliminar tras la noche sísmica
Apenas una hora después del sismo principal, a las 22:51, se registró una réplica de magnitud 4.1, localizada a 68 kilómetros al oeste de Chimbote y con una profundidad de 50 kilómetros. Ya en la madrugada del domingo 28, a las 00:17 horas, un nuevo movimiento de magnitud 4.3 volvió a ser percibido por la población, manteniendo la sensación de alerta en la zona.
El Ministerio de Salud informó que 25 personas resultaron heridas en Áncash y La Libertad a raíz del primer temblor. En Chimbote, el hospital La Caleta reportó la caída de baldosas y la aparición de grietas en algunas áreas, aunque continuó atendiendo con normalidad. Muchas familias optaron por pasar la noche en espacios abiertos ante el temor de nuevas réplicas, cerrando una jornada marcada por el miedo y la incertidumbre.
¿Por qué el sismo se sintió con tanta intensidad?
El jefe del Instituto Geofísico del Perú (IGP), Hernando Tavera, explicó que la fuerte percepción del sismo en Chimbote y zonas cercanas se relaciona con el tipo de suelo y las características de las edificaciones. En áreas con suelos blandos, las ondas sísmicas tienden a amplificarse y prolongarse, lo que genera una sensación de movimientos más intensos o duraderos.
“El sismo es un solo proceso físico, pero la percepción varía según la ubicación. En suelos blandos o en pisos altos, el movimiento se siente con mayor fuerza”, señaló el especialista. Esta condición ayuda a explicar por qué muchas personas reportaron haber sentido más de una sacudida y por qué escenas como la registrada en el restaurante reflejan un impacto tan marcado, incluso en eventos de corta duración.