La gestión del Ministerio de Salud (Minsa) para afrontar la falta de Tacrolimus llega en un periodo de elevada preocupación por el desabastecimiento de este inmunosupresor esencial, crucial para pacientes sometidos a trasplantes renales.
Organizaciones de pacientes y familiares han reportado dificultades para acceder al medicamento en hospitales del Minsa y del Seguro Social de Salud (EsSalud), lo que presionó a las autoridades sanitarias a tomar nuevas medidas para la provisión del fármaco.
Bajo disposición del ministro de Salud, Luis Quiroz Avilés, y mediante el Centro Nacional de Abastecimiento de Recursos Estratégicos en Salud (Cenares), el Minsa activó un puente logístico a fin de trasladar el primer lote de Tacrolimus al Almacén Central SALOG de EsSalud.
La entrega corresponde a un apoyo temporal, mientras EsSalud concluye sus procesos de compra y abastecimiento propios. La acción se efectúa sin que se vea afectado el stock de medicamentos en hospitales del Minsa y de gobiernos regionales, según confirmó la cartera de salud en un comunicado oficial.
De acuerdo con lo programado, están previstas dos entregas adicionales de Tacrolimus para los próximos días, lo que busca mantener la continuidad de tratamientos en personas trasplantadas.
El Minsa y EsSalud sostienen reuniones para definir estrategias conjuntas que permitan mejorar la gestión de fármacos críticos y optimizar la respuesta ante escenarios de escasez.
Testimonios, alternativas y el reto sanitario
Mientras la entrega temporal se concreta, persiste el reclamo de familias y pacientes trasplantados ante el desabastecimiento de Tacrolimus en hospitales públicos.
Denuncias recientes, especialmente difundidas en redes sociales y respaldadas por testimonios recogidos por Infobae Perú, exponen la angustia de quienes deben tomar este inmunosupresor todos los días para evitar el rechazo del órgano trasplantado.
Usuarios relatan episodios de disminución de dosis, donaciones informales y la necesidad de adquirir el medicamento en el extranjero.
Caterina Foresti, familiar de un paciente con trasplante renal, denunció la “falta de claridad” por parte de las autoridades y destacó que algunas sedes han pedido medicación a hospitales distintos ante la demora en la compra estatal.
Otros pacientes, como Brígida Castro Rea del Hospital Sabogal en Callao, confirman que tras agotar las reservas familiares no han obtenido plazos precisos para la regularización del suministro, generando incertidumbre sobre la salud y el futuro del injerto.
El caso se replica en hospitales como el Almenara, donde la comunidad recurre a plataformas digitales para compartir cápsulas de Tacrolimus mientras esperan nuevas entregas.
Debido a la carencia, EsSalud dispuso el uso de ciclosporina como reemplazo de manera temporal, aunque especialistas advierten que cambiar el inmunosupresor puede resultar en episodios de rechazo agudo y requiere de monitoreo médico constante para evitar complicaciones en los trasplantes.
El riesgo asociado a modificar o suspender el tratamiento con Tacrolimus ha generado un debate sobre las dependencias del sistema público de salud, la capacidad de gestión en la importación de medicamentos críticos y la urgencia de contar con canales ágiles de información para pacientes.
Las autoridades de salud reiteran que trabajan en la reposición sostenida de Tacrolimus, buscando asegurar que todas las personas trasplantadas bajo atención estatal cuenten con el insumo sin interrupciones que pongan en peligro sus órganos y su vida.