El jueves 4 de diciembre, Henry Amenábar Almonte, fiscal adjunto provincial provisional de Lima y exintegrante del equipo especial Lava Jato, fue detenido en flagrancia cuando acababa de recibir una coima de USD 3.000 en el baño de un centro comercial en Miraflores. La escena resultó impactante: el fiscal, quien durante años lideró investigaciones relevantes incluso a nivel presidencial, fue encontrado con treinta billetes de cien dólares marcados con reactivo químico, identificados con luz ultravioleta, prueba irrefutable del soborno.
En cuestión de segundos, Amenábar pasó de acusador a acusado. Sorprendido por la Policía de la Dirección contra la Corrupción (Dircocor), fue esposado y trasladado a la Fiscalía, pero esta vez no como autoridad, sino como detenido. La investigación se inició tras la denuncia de Edgar Zacconetty Loja, quien relató de manera detallada cómo el fiscal exigió inicialmente USD 20.000 para archivar la causa por presunta estafa en su contra. Ante la negativa, redujo la suma a USD 3.000 y solicitó además un teléfono iPhone 17 Pro Max para su hija. El denunciante, aconsejado por las autoridades, grabó llamadas, mensajes y reuniones, reuniendo abundantes pruebas para establecer la conducta ilícita.
En el primer encuentro, el cual se dio en un café, el denunciante detalló que cuando llegó al lugar, el fiscal ya estaba allí, esperándolo. “Inmediatamente, luego de saludarnos, dijo: ‘Bueno, vamos al punto, como le dije por teléfono. Aquí, de lo que se trata es que usted salga de este proceso lo más antes posible. Usted se ha dado cuenta que mi superior no quiere sobreseer y el único que le puede hacer entrar en razón soy yo’. Y me preguntó: ‘¿Cuánto crees tú que vale que no tengas antecedentes y problemas judiciales?’. Ante ello, le dije: ‘Doctor, con todo respeto, ¿usted me está solicitando dinero?’. Y me respondió: ‘Piensa lo que gustes, pero aquí el que tiene que convencer a mi superior de sobreseer soy yo. Ya depende de ti’“, contó.
Agregó que el magistrado le reveló que lo había investigado y sabía que ganaba en dólares y le pidió los 20 mil. “Me negué y me comentó que su hijo se había fracturado el dedo de la mano jugando básquet y requería una operación. Le pregunté cuánto valía la operación de su hijo y me respondió que trece mil soles, pero como yo ganaba en dólares, tenía que dolarizarlo todo”, detalló.
Fue ahí que acordaron la suma de 3 mil dólares: “Al momento de despedirnos, me dio la mano y me dijo: ‘O pagas o problemas’”. Posterior a ello, mencionó que la insistencia se daba por WhatsApp y que, cansado de dilaciones, el fiscal le dio un ultimátum. Para concretar la entrega, ambos acordaron un encuentro en el centro comercial. Zaconetty, acompañado por la Policía, preparó el dinero con reactivo y grabó toda la interacción.
Ya en el lugar, contó que el abogado le hizo señas y procedió a seguirlo. “Al medio de la escalera que estamos bajando, el señor Amenábar me dice que acá hay un punto ciego y que ahí le podía entregar. Entonces, yo le digo que me permita ir al baño. Efectivamente, bajamos. Me acompañó al baño. Le digo: ‘Acá, le entrego’. Ello con el fin de que no sospeche. Y él me dijo que sí”, relató.
Una vez recibido el dinero en el baño y guardado en su saco, el fiscal aseguró a Zacconetty que pronto resolvería su caso. “Luego de ello, yo salí del baño y corrí en busca de la policía y se dio la captura”, contó y reveló la amenaza que le profirió una vez detenido: “Quiero mencionar que yo estaba presente al momento de la detención del señor Amenábar, y en eso, el señor me miró y me amenazó indicándome: ‘¡Ya vas a ver!’“.
El general PNP Luis Lira, jefe de Dircocor, confirmó que el fiscal “amedrentaba” a su denunciante para obtener el pago. Ello, sumado a todas las pruebas irrefutables fueron determinantes para que la Corte Superior de Justicia de Lima impusiera a Amenábar ocho meses de prisión preventiva por el presunto delito continuado de cohecho pasivo específico en agravio del Estado.