Con la elección de José Jerí, representante de Somos Perú, como nuevo presidente del Congreso de la República, el Parlamento inicia un periodo de renovación. No solo reemplaza a Eduardo Salhuana en el cargo durante el periodo anual 2025-2026, sino que encabezará el último Parlamento unicameral. Esta transición implica la reorganización tanto de la estructura interna como de sus principales órganos de trabajo legislativo.
En diálogo con Infobae Perú, el experto en gestión pública y temas legislativos, Erick Moncada Horna, explicó que, siguiendo el Reglamento del Congreso, la primera tarea del nuevo presidente es declarar instalada la primera legislatura ordinaria. “De acuerdo al artículo 49 del Reglamento del Congreso, en el periodo anual de sesiones hay dos legislaturas: la primera inicia el 27 de julio y termina el 15 de diciembre; la segunda, inicia el 1 de marzo y termina el 15 de junio. Estas pueden ser ampliadas por decisión del presidente del Parlamento con una agenda fija”, señaló.
En este contexto, la conformación de las nuevas mesas directivas de las 24 comisiones ordinarias se vuelve una de las decisiones más importantes. La Junta de Portavoces tiene en sus manos el reto de consensuar la distribución de las presidencias y los integrantes de cada comisión, clave para el funcionamiento del Congreso durante el año legislativo.
El proceso de reparto está basado en acuerdos entre las bancadas. Moncada destaca que “las más importantes son la Comisión de Constitución, donde últimamente se han aprobado las reformas electorales con miras a la bicameralidad; la de Economía, Justicia, Presupuesto y Educación”. Estas comisiones concentran debates decisivos y suelen ser las más disputadas en cada reorganización interna, ya que su control permite definir la orientación de los principales proyectos de ley y reformas.
Al mismo tiempo, la renovación afecta la composición de la Comisión Permanente y el Consejo Directivo. “Los actuales integrantes de la Mesa Directiva integran de forma directa la Comisión Permanente y el Consejo Directivo, que son órganos claves para el funcionamiento del Legislativo. El primero asegura la continuidad de la labor legislativa durante los recesos parlamentarios y en situaciones excepcionales. En el caso del segundo, adopta acuerdos y realiza coordinaciones para el adecuado desarrollo de las actividades del Congreso”, precisó.
Esta etapa también trae cambios en el aparato administrativo del Congreso. Es habitual que, con una nueva Mesa Directiva, se designen nuevos jefes en áreas como Recursos Humanos y la Dirección General Administrativa. Moncada explica que estas posiciones suelen ser ocupadas por personas de confianza de los nuevos directivos, lo cual permite articular equipos afines a la línea de gestión de la presidencia entrante.
Mientras avanzan estos cambios, el Congreso retoma sus actividades ordinarias y se prepara para los principales debates del último año unicameral. Uno de los focos estará en el futuro de las reformas electorales y las leyes de presupuesto y desarrollo social, cuya discusión pasará por las comisiones reestructuradas y requerirá la construcción de acuerdos entre fuerzas políticas con intereses diversos.