Un reciente estudio de Common Sense Media revela que más del 70 % de los adolescentes ha utilizado asistentes de IA como ChatGPT, Character.AI o Replika, y aproximadamente la mitad lo hace de manera regular. Además, el 33 % admite haber conversado con la IA sobre temas serios o personales en lugar de hacerlo con personas reales. Esto incluye consultas sobre relaciones sentimentales, consentimiento sexual o exploración de la identidad, evidenciando un uso que va más allá del entretenimiento o la tarea escolar.
Para muchos adolescentes, la IA representa una fuente accesible, anónima y no crítica de información. “La IA siempre está disponible. Nunca se aburre de ti” comenta Ganesh Nair, joven estadounidense de 18 años.
Vacíos en la educación sexual tradicional
La preocupación de expertos en educación sexual no es menor. En varios países, incluida Perú, la falta de formación integral deja a adolescentes sin herramientas para abordar temas como placer, consentimiento, métodos anticonceptivos o diversidad sexual.
Proyectos como el chatbot colombiano desarrollado por Tirando X demuestran que la IA, bien diseñada y supervisada por profesionales, puede ofrecer contenido confiable y personalizado, incluso en contextos donde este tipo de educación está limitado, tabú o inaccesible.
IA: recurso y riesgo en educación sexual
La literatura científica respalda que los chatbots pueden ser herramientas valiosas al ofrecer respuestas inmediatas, anónimas y sin prejuicios. Un estudio reciente subraya que los modelos de lenguaje pueden enseñar conceptos clave como el consentimiento, la comunicación no verbal y los efectos de las sustancias sobre la lucidez.
Sin embargo, también advierten sobre riesgos: los instrumentos guardan sesgos, pueden generar información incompleta o peligrosa, y en muchos casos existen chatbot de contenido sexual explícito sin ninguna verificación de edad. Investigaciones muestran que plataformas no especializadas ofrecen respuestas inconsistentes entre adultos y menores, y hasta cierto punto inapropiadas en un tercio de los casos.
Alertas internacionales: bots de sexo poco regulados
El caso de Australia ilustra bien los peligros. En los últimos seis meses, las autoridades detectaron un aumento de chatbots sexuales dirigidos a menores sin filtros adecuados, con contenidos como sexting, fetiches e interacciones eróticas simuladas. El comisionado de seguridad online, Julie Inman Grant, advierte que estos niños pueden desarrollar visiones distorsionadas sobre el consentimiento, el respeto mutuo y las relaciones interpersonales.
Complementos y límites de la IA
Organizaciones como Planned Parenthood, a través del chatbot “Ask Roo”, ofrecen plataformas seguras y basadas en evidencia para responder preguntas sobre salud sexual y reproductiva.
Además, expertos recomiendan ver la IA como una herramienta complementaria, no sustitutiva. Michael Robb señala que estas plataformas deberían acompañar, no reemplazar, la interacción humana, y que la adolescencia sigue siendo el momento clave para desarrollar habilidades sociales reales.
Ruta hacia una integración segura y efectiva
- Diseño con perspectiva de derechos y enfoque profesional. Ejemplos como Tirando X (Colombia) o SUKHSANDESH (India) incorporan guardias de seguridad, rutas de derivación y validación por expertos para que la IA entregue información precisa y segura.
- Regulación, control y transparencia. Se exige más verificación de edad, transparencia en el entrenamiento del modelo y límites en el contenido sexual explícito, incluso en plataformas globales como Meta, Snapchat o ChatGPT.
- Educación híbrida. La combinación de educación sexual integral (ESI), abordando desde consentimiento hasta diversidad, con accesibilidad digital supervisada, sería la fórmula ideal.
- Alfabetización mediática en IA. Deben desarrollarse habilidades críticas en adolescentes para evaluar la fiabilidad de las respuestas de la IA, reconociendo sus limitaciones, distorsiones o sesgos.
Desafíos de cara al futuro
La mirada hacia el futuro es ambivalente. La IA puede democratizar el acceso a información sexual de calidad, pero también puede normalizar contenido inapropiado y desplazar la formación emocional y social. Su dependencia puede debilitar el desarrollo del criterio, la capacidad de establecer relaciones humanas y la seguridad ante temas sensibles.