Andrés Avelino Cáceres, el ‘Brujo de los Andes’ que usó disfraces y tácticas para enfrentar a sus enemigos en la guerra con Chile

La vida del apodado ‘Taita’ se caracterizó por tener una vocación militar excepcional y un gran fervor patriótico que le dio al país esperanza en medio del oscuro episodio bélico

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Expresidente Andrés Avelino Cáceres fotografiado por el estudio Courret en 1875 y 1921. (Foto: BNP)
Expresidente Andrés Avelino Cáceres fotografiado por el estudio Courret en 1875 y 1921. (Foto: BNP)

Algunas figuras históricas del país son recordadas hasta hoy por su tenacidad y valentía para enfrentar los periodos más oscuros que hemos atravesado como nación. Desde la conquista hasta la naciente república, el Perú no ha tenido un recorrido que se caracterizara precisamente por la tranquilidad, ya que esta duraba más bien poco antes de que algún evento la removiera desde sus cimientos.

En esos caóticos momentos emergieron héroes nacionales llenos de un patriotismo pocas veces visto, uno de ellos fue el recordado Andrés Avelino Cáceres, mejor conocido como el ‘Brujo de los Andes’. Un hombre de armas por excelencia que encendió los corazones y el fervor patriótico en cientos de hombres y mujeres que acompañaron su causa durante la guerra con Chile.

Su historia

Cáceres, junto a su esposa Antonia Moreno y sus hijas Zoila, Hortensia y Rosa (1886). (Estudio Courret)
Cáceres, junto a su esposa Antonia Moreno y sus hijas Zoila, Hortensia y Rosa (1886). (Estudio Courret)

Andrés Avelino Cáceres nació el 10 de noviembre de 1836 en la ciudad de Ayacucho. Fue hijo de Domingo Cáceres y Oré, hacendado ayacuchano partidario de la causa libertaria, y Justa Dorregaray Cueva.

Desde muy joven hubo en él una pasión y amor por el país debido al contacto que tenía con pobladores indígenas, de los cuales también aprendió a hablar el quechua. Fue esta misma pasión la que lo llevó a interrumpir sus estudios universitarios y alistarse en el ejército con solo 18 años, iniciando una excepcional carrera militar que sería su distintivo hasta sus últimos días.

Allí participaría del levantamiento en contra del gobierno de José Rufino Echenique, promovido por Ramón Castilla. Este hecho tuvo como escenario la tierra que vio nacer a Cáceres, Ayacucho, en 1854.

Andrés Avelino colaboró activamente con el gobierno de Ramón Castilla debido a la gran admiración que tenía por él, la cual se vio exacerbada luego de que se firmara la abolición del tributo indígena y esclavitud.

Su colaboración con Castilla continuó en el tiempo e incluso llegó a apoyarlo para luchar contra la revolución de Manuel Ignacio de Vivanco en 1858, en Arequipa. En esa ocasión fue ascendido a capitán, pero también quedó marcado de por vida, ya que recibió una herida directamente en el rostro, quedando una cicatriz que le dio el apodo de ‘El tuerto Cáceres’.

Nicolás de Piérola, con quien Cáceres no tendría buena relación a lo largo de su vida. Foto: historiaperuana.pe
Nicolás de Piérola, con quien Cáceres no tendría buena relación a lo largo de su vida. Foto: historiaperuana.pe

El Perú vivía la gloriosa era del guano, un periodo histórico que se caracterizó por un importante crecimiento económico, pero no estuvo exenta de convulsión a nivel político y social. Por aquel entonces, el presidente Juan Antonio Pezet estaba a la cabeza, pero fue expulsado de su cargo para ser reemplazado por Mariano Ignacio Prado, a quien Cáceres apoyó debido a la debilidad de Pezet para defender los recursos.

Cabe mencionar que el ‘Brujo de los Andes’ estuvo en Francia, antes de ser conocido con ese apelativo. Se dice que fue allí donde aprendió tácticas militares avanzadas.

Su vida estuvo marcada por las intensas acciones militares de las que fue partícipe, pero también se retiró durante algún tiempo para regresar en 1872. Durante este periodo se formó el conocido Batallón Zepita, entrenado personalmente por él. Años más tarde, Nicolás de Piérola llegaría al poder debido a conspiraciones en contra de Pardo.

Cáceres fue destacado a Cusco y ya contaba con el rango de coronel. En 1876 se casó con Antonia Moreno Leyva, con quien tuvo tres hijas.

La guerra con Chile

Imagen referencial de la guerra con Chile. Foto: Andina
Imagen referencial de la guerra con Chile. Foto: Andina

El conflicto contra el país sureño estalló en 1879 y nadie podía imaginar que el Perú estaba a punto de quedar en pedazos. Cáceres, militar por naturaleza y con un gran don de mando, participó de emblemáticas batallas donde demostró coraje y un ingenio destacable. Él lograba mantener a las tropas unidas y animadas a pesar de que las derrotas eran duros golpes para la moral nacional.

Durante la Batalla de Tarapacá, su actuación tuvo tal impacto que logró una gran victoria para el país. Desafortunadamente, el escenario fue diferente en Arica, donde las tropas tuvieron que replegarse y quedaron casi extintas, dejando esta zona a su suerte.

Pese a que la relación entre Cáceres y Piérola no era buena, este ofreció su consejo y se puso al servicio de la patria. Lamentablemente, la falta de consenso y la nula experiencia militar de Piérola dieron como resultado un asalto que llevó a la toma de Chorrillos, que fue posteriormente incendiado.

Andrés Avelino tuvo la idea de atacar a los chilenos con la guardia baja, ya que intuía con mucha certeza que estos se encontraban ebrios y gozando su victoria. La respuesta de Piérola fue un no que finalmente llevó a un armisticio que no duró mucho y desembocó en la batalla de Miraflores. Cáceres, herido de gravedad en la pierna, vio como Lima caía ante la tropa chilena.

‘El brujo de los Andes’

Pese a sus victorias, Chile tenía en la mira a Andrés Avelino, ya que había sido el principal promotor de la resistencia y quien más problemas les había dado en el campo de batalla. El militar huyó hacia la sierra donde empezó a escribir un nuevo capítulo de su historia. Aquí, con un país sin autoridades y en medio de la anarquía, Cáceres reorganizó tropas conformadas también por los ciudadanos de esa zona, quienes respondieron con indignación a los abusos que cometían los chilenos en las zonas a las que llegaban.

Cuenta la historia que una de las estrategias que usó el ‘Brujo de los Andes’ para hacer frente a la armada chilena fue engañarlos con una ‘tropa de auquénidos’ disfrazada con uniforme militar. Este hecho que hizo retroceder al enemigo.

La campaña en la zona centro del país, conocida también como Campaña de la Breña, le dio el apelativo que permanece hasta hoy a Cáceres. ‘El brujo de los Andes’ le decían, debido a su gran ingenio para moverse por la complicada geografía de la sierra, al punto de que parecía estar en todos los lugares a la vez.

Tropas chilenas durante la guerra. Foto: Radio Universidad de Chile
Tropas chilenas durante la guerra. Foto: Radio Universidad de Chile

Se valía de tácticas como poner las herraduras de los caballos al revés o tomar por sorpresa con sus tropas habituadas a la altura y condiciones desfavorables. Atacaba con ventaja, con buen posicionamiento a través de zonas altas y atajos, y usando los recursos que tenían disponibles.

Las tropas chilenas agobiadas por el mal de altura y espacios poco conocidos forjaron la leyenda del ‘Brujo’.

El éxito con que se recuerda las campañas de la guerra con Chile en la sierra están relacionadas directamente a Cáceres, quien se identificaba con sus tropas, comía y vestía como ellos, hablaba al quechua y era conocido también como ‘Taita’.

Vida política y últimos años

Andrés Avelino Cáceres a una edad avanzada. Foto: El Peruano
Andrés Avelino Cáceres a una edad avanzada. Foto: El Peruano

Aunque la vida del mariscal Andrés Avelino Cáceres fue la de un militar sin igual, también se le recuerda por su incursión en la política. El país estaba en bancarrota tras la guerra y empezó un periodo de reconstrucción. Es aquí donde el ‘Brujo’ llegó a la presidencia hasta en dos oportunidades.

La última vez dejó su cargo ante la rebelión encabezada por su antiguo rival, Nicolás de Piérola, quien irónicamente contó con el apoyo del pueblo que alguna vez vio brillar a Cáceres.

Continuó con una vida activa como diplomático, respaldado por su trayectoria y fue destacado en otros países. Finalmente falleció en 1823 en su casa de Ancón. Su despedida fue multitudinaria. El ‘Taita’ se había ido y con él todos los recuerdos de la ardua resistencia que dio grandes victorias y fortaleció la poca moral que le quedaba al país durante la guerra con Chile.

¿Qué se puede decir que no se haya dicho ya sobre Cáceres? Solo queda recordar que cada una de sus ingeniosas y aguerridas acciones forman parte de los cimientos que construyeron la paz que hoy gozamos.

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