Por qué es una muy mala idea

Un riesgo grande es que la dolarización venga acompañada de inflación residual

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La puerta del Banco Central de la República Argentina (Maximiliano Ramos/ZUMA Wire/dpa)
La puerta del Banco Central de la República Argentina (Maximiliano Ramos/ZUMA Wire/dpa)

Dolarizar es una mala idea porque le resta flexibilidad a las autoridades para manejar la política macroeconómica, fiscal, monetaria y cambiaria. Todos los países serios de la región que manejan bien sus macroeconomías y que tienen mayor estabilidad, como Chile, Perú, Brasil, México y Colombia, aprovechan lo que la dolarización nos quitaría. Vale aclarar que en el actual contexto, la Argentina no tiene esa posibilidad, debido a lo mal manejada que está su macroeconomía. Pero si copiamos a nuestros vecinos, podemos aprovechar la ventaja de tener moneda propia.

Saca flexibilidad para todo; para manejar la política macroeconómica, fiscal, monetaria y cambiaria

La dolarización generalmente se promociona como una medida extrema para evitar que el Banco Central financie al Tesoro y, de esa forma, eliminar rápidamente la inflación. ¿Puede funcionar? En principio si. En el actual contexto se deberían tomar previamente medidas para reformar el mercado de cambios, ordenar las cuentas públicas, mejorar el manejo de la política monetaria y corregir los precios relativos. Todo esto está tarea urgente y es independiente de que se adopte o no una dolarización.

El riesgo más grande es que la dolarización funcione, se estabilice la macroeconomía y aparezca lo que se llama inflación residual: como los salarios y algunos precios están muy atrasados, la adopción del dólar como moneda oficial podría arrancar con inflación en dólares. Si ocurriese un shock externo, como una sequía, una devaluación en Brasil o una crisis internacional, la economía quedaría en la misma situación en la que quedó durante fines de los años 90. Esa es la principal razón por la que no es conveniente una dolarización.

La dolarización generalmente se promociona como una medida extrema para evitar que el Banco Central financie al Tesoro y de esa forma eliminar rápido la inflación

En una economía dolarizada los precios pueden subir, pero es muy difícil que bajen. Durante la convertibilidad sufrimos una depresión económica de cuatro años y el nivel de precios apenas cayó, en algunos meses tuvimos una deflación. La flexibilidad cambiaria hubiera facilitado ese proceso. Claro que, para poder hacer uso de la política cambiaria, hay que tener una economía estable porque de lo contrario no se puede dejar correr el dólar.

Economista de la Fundación Fundar