Una extraordinaria derrota

En la previa de las elecciones, el Gobierno regaló plata de manera exuberante. Pero el pueblo votó un castigo

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Alberto Fernández y Cristina Kirchner en el búnker del oficialismo, tras conocer el resultado de las PASO
Alberto Fernández y Cristina Kirchner en el búnker del oficialismo, tras conocer el resultado de las PASO

Nada es para siempre como dice la canción, los votos no están atados a nadie. La gente vota independientemente de intendentes, gobernadores o referentes sociales.

Hay que recordar el consejo de Perón, que le dijo a su público: “Ustedes agarren lo que les den y en el cuarto oscuro voten lo que consideren conveniente”. Y así fue, el Gobierno regaló plata de manera exuberante y el pueblo votó un castigo.

Las razones de ese castigo son innumerables, de todos modos a pocos gobiernos les ha ido bien en la pandemia. Hubo derrotas más significativas que otras, La Pampa, Chaco, Tigre, Quilmes, Provincia de Buenos Aires, por poner sólo algunos ejemplos.

El gobierno todo, y cada uno de sus referentes, fueron derrotados. Lo que va a pasar a nivel oficial ni ellos mismos deben, en estos momentos, saberlo. Todo indicaría que en noviembre puede ser peor. ¿Es posible un acuerdo? Sí, por supuesto, pero no puede ser solo sobre el FMI, como solicitó Cristina. Más temas hay que poner sobre la mesa y ahí es donde surgen serias dificultades.

Seguridad, política exterior, rol de la Argentina en el mundo, narcotráfico, educación, reforma laboral, entre otros. Es muy difícil, la grieta existe y no es negativa en tanto se respeten las instituciones republicanas. Veremos la responsabilidad de los gobernantes y de la oposición.

Ha quedado claro que la tercera vía es una vía muerta y que el peronismo en manos del kirchnerismo ha desaparecido. ¿Será definitivo? El tiempo lo dirá.

Los radicales por su lado parecen rejuvenecer, demostrando que esa infeliz frase dirigida al gobierno de Mauricio Macri como tercer gobierno radical era un disparate. Ahora los radicales quieren ser más dentro de Juntos.

Las viejas identidades partidarias del peronismo y el radicalismo se han diluido en estas dos grandes alianzas que se enfrentaron en las urnas. Al menos por ahora es así. Es un proceso que guarda cierto parecido con la década del 30 cuando dos frentes se disputaron el poder, la Concordancia y la Alianza Progresista. Cuando los radicales alvearistas creyeron llegado el momento de desafiar a la Concordancia, alentando a Ortiz en contra de Castillo, ocasionaron un gran daño a la institucionalidad que fue resuelto por medio de un golpe militar, el del 43. Ahora las cosas son más delicadas, no hay nada por encima de los partidos que salve las papas. Sólo la crisis permanente y la decadencia. Se acerca la hora de gobernar asumiendo cambios profundos.

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