El cinismo oficial

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“Vine a terminar con los odiadores seriales”, dijo el Presidente. Los kirchneristas han sido siempre cínicos. El tema es que ahora tienen la pólvora mojada y sus iniciativas cínicas no lucen como en los tiempos pasados, cuando tenían dinero en el Estado desde el cual promovían todo tipo de violencia contra los que pensaban distinto. Cualquiera que se animara a enfrentar ese mix de idiotez y autoritarismo (lo básico del kirchnerismo) padecería escraches, agresiones o campañas de desprestigio por parte de mercenarios (que se hacen llamar periodistas) desde lugares financiados con dinero público o de la corrupción.

Que la fuerza política que instaló el odio contra el que piensa distinto como política de Estado imparta un discurso de esas características provoca una sensación similar a un sketch de un programa de humor clase B. Es desopilante que el Presidente manifieste ese deseo la misma semana que varios exponentes de su fuerza política (y él mismo) cargaron contra ciudadanos y opositores.

Fue el Presidente desde su cuenta de Twitter el que dio difusión a un video donde se burlaba agresivamente al periodista Diego Leuco. Ese tipo de agresiones llevan la marca de la casa, ya que Fernández utilizaba esa red social para insultar y agredir gente antes de ser presidente. Podríamos decir que ha sido consecuente Fernández en el manejo abyecto y patotero de sus redes sociales. Lo grave es que ahora es Presidente y sus idioteces pasan a tener jerarquía de Estado y degradan su investidura cada vez más. En lo que también es consecuente es en su cinismo: agrede y humilla a un periodista que no le gusta y tres días después dice que quiere terminar “con los odiadores”. Debería pedir disculpas en lugar de usar ese discurso patético.

En la misma semana el carente de luces Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, llamó “idiota” a Alejandro Fargosi porque el abogado puso en una red social una foto de Cafiero con sus hijos con un cartel de Santiago Maldonado (sacada en la época del gobierno anterior). La cuestión es que la foto había salido de la propia cuenta de Instagram del Jefe de Gabinete. Santiago Cafiero está haciendo méritos enormes para ser considerado un kirchnerista pleno: dice bobadas y usa un lenguaje barriobajero. Quiere preservar la intimidad de sus hijos y no mezclarlos con la política haciendo públicas unas fotografías de sus hijos mezclados en una causa política. Usando un criterio lógico se tendría que haber llamado “idiota” a sí mismo, ya que fue él mismo el responsable de que esa foto existiera y se hiciera pública. A raíz de esto, aparecen algunos indigentes intelectuales que amenazan con demandar al Dr. Fargosi en clara actitud de hostigamiento desde el poder. Que le avisen a Fernández que ahí tiene un grupo de odiadores seriales y que podemos mostrarle a cada uno que aparezca.

El kirchnerismo es una máquina perfecta de generar impresentables públicos. En la misma semana apareció Miriam Lewin, “Defensora del Público”, arrogándose facultades acerca de cuál periodista se debe escuchar y cuál no. La primero que me viene a la cabeza es la extraordinaria cantidad de cargos que tiene el Estado argentino que no sirven para nada. Argentina es cada vez más pobre, pero se da el lujo de tener cargos inútiles y pagarle el sueldo a miles de personas para que crean que pueden decirle a la gente cómo tiene vivir, qué tiene que escuchar o cómo tiene que comportarse. No hay nada mas fascista que eso. No existe futuro para la Argentina si no hay una reforma profunda que empiece por eliminar todos los cargos como estos que sólo sirven para que autoritarios vivan muy bien cobrando sueldos que se pagan con los impuestos de los ciudadanos honestos. Si Miriam Lewin tuviera algo de idea de lo que es una República renunciaría. Estoy casi seguro de que carece de esa idea.

Por supuesto que ni Lewin, ni nadie del gobierno K se solidarizó con la periodista Guadalupe Vázquez tras ser calumniada y agredida por Rodolfo Tahilade y su jefe de prensa Fabricio Dietrich, ambos kirchneristas. Todo porque Vázquez reveló la verdad acerca del dólar “barato” al que pueden acceder personas que cobran subsidios como “víctimas de la dictadura”. Presidente, aquí tiene un par de “odiadores seriales”, ya que está en campaña para terminar con ellos. De todas formas, dudo mucho que se meta con esos personajes. Los que usan el poder del Estado para amedrentar ciudadanos nos quieren hacer creer que son ellos las víctimas. Peor cínico no se consigue. Sin embargo, cometen un error grave si quieren tomar por idiotas a todos los argentinos.

Un día después de que Fernández hiciera la parodia pacifista, su vocero llamó “inútil” al ex presidente Macri y le ordenó que se callará. Violentos y autoritarios que dicen que quieren terminar con la grieta.

Fue el kirchnerismo el que envenenó el debate público. Durante los 12 años de gobierno de Néstor y Cristina Kirchner criminalizaron la opinión y compraron a la fuerza medios con dinero de la corrupción. Humillaban desde los medios públicos a quienes se animaran a cuestionarlos. Hacían simulacros fascistas de juicios a periodistas y patéticos festivales donde ponían fotos de opositores e incitaban a los niños a jugar y tirar objetos sobre las fotos. Lo peor de todo es que se jactaban de esos actos. Y ahora quieren hacernos creer que se volvieron pacifistas.

Sería deseable que pidan disculpas por todo lo que robaron y por toda la gente que humillaron institucionalmente. Ese tonito de patoteros de cabaret de extrarradio, tan característico del kirchnerismo, da más risa que miedo. Se nota mucho que le tienen pánico a la gente. El caso Vicentin los marcó: quisieron expropiar una empresa y la ciudadanía les puso un freno.

Mientras todo esto sucede, Lázaro Báez sale de prisión en un capítulo más de la cuarentena según los kirchneristas: encierran ciudadanos y liberan delincuentes. Al Gobierno no se le cae una idea, pero tiene una eficacia absoluta en los manejos mafiosos en la justicia que provocaron, entre otros, la liberación de Lázaro Báez y Amado Boudou. Tienen militantes en el sistema judicial que sólo se dedican a dilatar y envenenar causas con el único fin de garantizar la impunidad de millonarios que hablan del pueblo. Ese pueblo del que hablan es cada vez más pobre y es manipulado por una fuerza política que tiene cada vez más militantes y políticos ricos. Se aseguran esbirros en la justicia para nunca pagar por sus incontables delitos. Ese es el sello de identidad de los kirchneristas.

La cuarentena infinita ya se cargó los empleos y las empresas de muchos argentinos honestos. El Gobierno no tiene ningún plan para el día después. Sólo arman estrategias para perpetuarse en el Estado y tener impunidad para el saqueo.

Fueron siempre eso, pero la pandemia los puso en evidencia. Solamente les queda un cinismo rancio. La decadencia argentina es la única obra del kirchenerismo.