El papa Francisco y el relativismo práctico

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Papa Francisco
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A propósito de la actual crisis argentina

Volvemos sobre la coyuntura que sufre la democracia en nuestra nación y la crisis de su clase dirigente. El grave estado en que nos encontramos hace que políticos, empresarios, trabajadores, organizaciones sociales, intelectuales y el pueblo en general coincidan hoy en dos objetivos: a) uno inmanente que consiste en eliminar el agua (deudas) que está inundando el barco y b) un objetivo trascendente que consiste en evitar el naufragio (default) para salvación de la nación y con ella, la vida de todos. Como se ve, el primero está en función del segundo y son compartidos -cosa inusual-por casi toda la población. Para remar hay que tener energías y de ahí que, además de las razones humanitarias, sea un complemento necesario la "emergencia alimentaria".

Ahora bien, todos deberían advertir que nuestra nación tiene un problema grave y vergonzoso más allá de la situación económica. Dejando fuera de discusión que las reglas económicas juegan un papel fundamental.

Este estado, reiterado, revela que los políticos y los dirigentes en general padecen de una enfermedad mucho peor que la anemia de los pobres. El relativismo práctico que rige en nuestra democracia.

El problema del relativismo lo advierte desde hace muchos años Benedicto XVI y lo reitera a menudo el Papa Francisco en sus homilías y en E.G. (Nro. 80).

Los intereses particulares y el bien común

El relativismo práctico es la "actitud" del que "negocia" los valores del bien común a cambio del bien propio. La del obispo que aprovecha su función para rodearse de lujos, la del capitán del Costa Concordia en el Mediterráneo que abandona el barco negándose a regresar cuando había pasajeros a bordo después de la avería. La del legislador o el juez que hacen su propio juego buscando su beneficio en exclusiva ¡O la de los altos funcionarios de un país que colocan sus depósitos en el extranjero cuando el propio, cuyas finanzas gobiernan o han gobernado, se debate en una extrema crisis financiera!

El cardenal Joseph Ratzinger analizó el tema del relativismo calificándolo como "el problema más grande de nuestra época"(en Revista de Cultura Económica, agosto 2011, documento presentado en Roma en 1985) que afecta a las democracias basadas en relaciones líquidas (Zygmunt Bauman).

Una democracia sin fundamento ético

Los políticos y políticas creyeron en una de las grandes promesas de la democracia, "que ella sola habría alimentado autónoma y espontáneamente el espíritu democrático" y "esta promesa no se ha mantenido: la democracia ha demostrado no ser capaz de saber alimentarse espontáneamente, de ser autosuficiente" (Norberto Bobbio, El Futuro de la Democracia, citado por Bartolomeo Sorge, Introducción a la Doctrina Social de la Iglesia, Ed. Sal Terrae, pag. 229).

El proceso de secularización y el utilitarismo han calado profundamente entre nosotros privando a la democracia recuperada tras las dictaduras cívico-militares de sus recursos morales. Proceso de secularización que al mismo tiempo que separa al hombre y la mujer de la religión los separa de la moral.

Sólo la religión puede recivilizar a nuestros pueblos

Jürgen Habermas no duda en afirmar que solo la religión puede recivilizar a la modernidad: solo la religión, traducida políticamente a un lenguaje laico, puede ayudar a la sociedad a conservar sus recursos morales. "El problema más urgente para salir de la actual crisis es ayudar a la democracia a recobrar su fundamento ético" (Borge) y este se funda en la Religión.

"Porque con la Democracia sola no se come, no se educa, no se cura" si fue vaciada de su fundamento ético. Por eso Juan Perón hundió las raíces de su doctrina en la teología católica y en la doctrina social de la Iglesia (La Comunidad Organizada, Congreso de Filosofía Mendoza, abril 1949). Y por eso expresaba en un discurso que la "no prescindencia" de la Constitución Nacional en relación con el culto católico, a pesar del espíritu liberal de sus normas, refleja que quienes la sancionaron "no pudieron desconocer que la gobernación de los pueblos se ha de basar en normas de moral y que las normas de moral tienen su origen y fundamento en preceptos religiosos…" (10/4/48, Chaco, homenaje al obispo N. De Carlo).

En la actualidad, el peronismo y el radicalismo hicieron desaparecer sus raíces éticas y otros sectores nunca las tuvieron. Su propósito es conquistar el poder.

Sistema ético, convicciones religiosas y leyes económicas

Por su parte y en relación con la política económica, Joseph Ratzinger decía que "se está convirtiendo en un hecho cada vez más evidente de la historia, que el desarrollo de los sistemas económicos que se concentran en el bien común depende de un sistema ético determinado, el cual a su vez puede nacer y sostenerse sólo por fuertes convicciones religiosas".

Y con realismo agregaba que "la moral no puede prescindir del conocimiento técnico de las leyes económicas sin convertirse en un moralismo" que desvirtuaría los propósitos éticos que se propone recobrar.