Cristina Kirchner tiene coronita pero no debería cantar victoria

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Es oficial: Cristina Kirchner, tiene coronita. O por lo menos tiene coronita para los asuntos formales y protocolares del sistema judicial. Ella es, y se la trata, de forma distinta a cualquier ciudadano de a pie. Y ella, como de verdad se siente diferente, y como tampoco quiere que la vuelvan a ver en el banquillo de los acusados, aprovecha las ventajas del arcaico Código de Procedimiento para zafar de las situaciones que la incomodan.

En rigor, no es el Tribunal Federal Oral número dos el responsable de concederle el privilegio de no concurrir el próximo lunes a escuchar la segunda jornada del relato de la acusación. Es su condición de Senadora nacional la que la transforma en distinta. Se trata de una prerrogativa que también usó en su momento el ex presidente Carlos Menem.

Sin embargo, el Tribunal no fue tan complaciente: le advirtió que para no concurrir deberá presentar la evidencia de que tiene, a esa misma hora, un trámite impostergable vinculado a su trabajo como Senadora nacional. Y si Cristina Kirchner tampoco quiere asistir a las otras dos tres o cuatro jornadas que necesitarán los fiscales para leer la acusación tendrá que presentar un certificado para cada ocasión.

Este juicio oral, como todos, se puede dividir en tres etapas. La primera es la que transita actualmente, la de la lectura de las acusaciones; la segunda es la de las indagatorias; y la tercera, la de los alegatos. La Senadora, tarde o temprano, deberá comparecer, en persona, en vivo y en directo, tanto en alguna jornada de la segunda etapa como en alguna de la tercera. Y es muy probable que esto suceda antes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales del próximo 27 de octubre de este año.

Aunque es probable que ella y sus feligreses consideren esta nueva jugada como algo que la beneficia, en términos de reacción de la opinión pública, es muy probable que la perjudique todavía más. Tanto como la perjudicó, por ejemplo, el haberse negado a protagonizar la entrega de los atributos del mando a Mauricio Macri.

Tampoco es algo que, en general, les caiga muy simpático a los jueces. Se supone que los integrantes del TOF 2 no tomarán la decisión de condenarla o sobreseerla en base a este tipo de discusiones formales, pero a ninguno de los tres magistrados les debe haber caído bien la actitud displicente y de cierta pedantería que mantuvo mientras estuvo de cuerpo presente en la sala, el martes pasado.

* Editorial de Luis Majul en el programa La Tarde en CNN Radio