Necesitamos saber quién mato al fiscal Nisman

Claudio Epelman

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Famoso es el dicho que dice: "La historia la escriben los que ganan", sin embargo la historia la debe escribir la Justicia.

Hace cuatro años, la denuncia del fiscal Alberto Nisman sacudió al país. También lo hizo su muerte, aún no del todo esclarecida. La Cámara Federal concluyó en el mes de junio que el hecho debe investigarse como un homicidio, consecuencia de su investigación. Sin embargo, algunos atienden más a la política que a la Justicia al momento de escribir la historia. La sentencia como verdad histórica es lo que da a la Justicia un rol ordenador en la sociedad.

Las causas por violaciones a los derechos humanos son un buen ejemplo de lo importante de la Justicia en la construcción de la verdad colectiva: cuando los culpables de los peores crímenes de nuestra historia fueron indultados y quedaron en libertad, no se convirtieron en inocentes. El decreto que les otorgaba la libertad no borraba de la historia las desapariciones de personas, investigadas y juzgadas.

El 18 de enero de 2015 el fiscal de la República que investigaba la causa AMIA apareció muerto con un tiro en la cabeza. Días antes había hecho la denuncia que conmocionó al país. ¿Qué destino nos depara como sociedad si no somos capaces de dilucidar a tiempo las circunstancias de su muerte?

Necesitamos saber quién mato al fiscal Nisman, para lo cual debemos separar la política de la Justicia. Es el mismo Poder Judicial quien tiene en sus manos la posibilidad de trabajar por ello, dándole a una sociedad con memoria lo que en esta causa falta: la Verdad y la Justicia.

La tradición judía nos enseña que el mundo se sostiene sobre tres pilares: verdad, justicia y paz. Nuestros sabios agregan que el orden no es casual. Sin verdad, no hay justicia, y solo por medio de la justicia, como sociedad, podremos alcanzar la paz.

El autor es director ejecutivo del Congreso Judío Latinoamericano.