Luego de 13 años, los derechos de la niñez ya no son palabra tabú

Samanta Acerenza

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Los niños, niñas y adolescentes de nuestro país necesitan de un Estado presente, que les garantice sus derechos y que trabaje de forma articulada para ampliarlos de tal manera que su futuro no dependa de un partidismo político sino de políticas públicas que los protejan a mediano y largo plazo. En este sentido el avance en la designación de la figura del Defensor de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes es una batalla ganada a su favor.

En el 2005 nuestro país sancionó la ley 26061, una ley que nos permite "garantizar el ejercicio y disfrute pleno, efectivo y permanente de los derechos de niños, niñas y adolescentes", pero que no asegura su ejecución ni una respuesta concreta. Se necesitó de la voluntad política y el trabajo comprometido de las organizaciones civiles para que senadores y diputados, después de 13 años, pudiésemos abrir el debate y conformar la Comisión Bicameral del Defensor de Niñas, Niños y Adolescentes que tiene como objetivo la designación del defensor. Después de 13 años, estamos saldando una deuda del Estado con la niñez y con el ejercicio pleno de sus derechos.

El primer paso fue convocar a audiencias públicas para recibir aportes sobre cómo debíamos estructurar el concurso. Siempre tuvimos presente que este proceso debía ser transparente y con amplia participación de los actores involucrados en niñez y adolescencia, porque entendíamos que esta lucha no era desde una banca legislativa o partidaria, sino desde la sociedad misma que se expresaba preocupada por el futuro de las próximas generaciones. Esto derivó en un reglamento consensuado, que estableció cuatro etapas de evaluación para los 68 postulantes a Defensor del Niño.

El 28 de septiembre, 53 postulantes rindieron el examen, que contó con el asesoramiento técnico de las 5 Defensorías del Niño provinciales, de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau) y del Instituto Interamericano del Niño, garantizando la rigurosidad técnica del examen. Posteriormente, los aprobados pasaron a la etapa final donde 14 presentes expusieron su plan de trabajo que tenía como principal premisa promover y proteger los derechos de todos los niños, niñas y adolescentes; y controlar el cumplimiento efectivo de estos dentro de los tres poderes y en el ámbito público no estatal.

Como parte de la Comisión Bicameral, estoy orgullosa de haber iniciado este proceso y de finalmente encontrarnos, después de mucho trabajo, en la etapa final. Esto no solo va a garantizar a los más chicos una infancia plena de derechos, sino que también nos marca un precedente para avanzar en proyectos a nivel nacional que en lo personal vengo trabajando, como la reglamentación del abogado de niños, niñas y adolescentes, figura clave en los procesos judiciales y la creación de un Registro Nacional de Abogados especialistas en niñez. Asimismo, el proyecto del sistema de indicadores de derechos de niños, niñas y adolescentes que cubra la necesidad de contar con datos estadísticos confiables, centralizados y actualizados que nos permitan pensar seriamente políticas a futuro.

Es nuestro gran desafío llevar adelante políticas públicas que protejan los derechos fundamentales de niños, niñas y adolescentes; su responsabilidad es jugar, sonreír, aprender, crecer y la nuestra es darles todas las herramientas para que puedan hacerlo en condiciones de igualdad y respeto.

Defensor del Niño Ya, una deuda que estaba pendiente, un compromiso que está asumido.

La autora es diputada nacional (Cambiemos).