Texas y las legislaturas part-time

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Los legisladores texanos se reúnen en sesiones regulares a partir del segundo martes de enero de cada año impar. Es decir, bienalmente. Una temporada cada dos años. El calendario está limitado a 140 días a lo largo de ese año. Solo el gobernador puede convocar a sesiones especiales, tantas como así este lo desee. Incluso en años en que la legislatura no sesiona. Estas sesiones especiales no pueden extenderse más de 30 días, y no pueden tratarse otros temas distintos que los que motivaron su convocatoria.

¿Algo más? Los congresistas del estado de Texas cobran 600 dólares por mes. Unos 7200 dólares al año. A su vez, los años en que hay sesiones se les abona un extra de 190 dólares por cada día de trabajo. Todo eso sumado nos da un promedio de 33.800 dólares al año y 41 mil dólares por dos años de mandato. Se les remunera poco, dicen los texanos, para preservar el espíritu de "ciudadanos legisladores". Es por eso que estos tienen trabajos de tiempo completo en el sector privado de los cuales viven. No viven de la política. ¡Porque falta contarle algo más, estimado lector! Los diputados son elegidos por mandatos de dos años, y los senadores por mandatos de dos o de cuatro años según lo dictamine el azar. Además, los años terminados en "2" se juegan todos los escaños del Senado al mismo tiempo.

El Senado está compuesto por 31 miembros y la Cámara de Diputados, por 150. La Legislatura está ubicada en la ciudad de Austin, casi en el centro del estado. Durante los primeros dos meses no se puede aprobar ninguna ley. Son solo sesiones preparatorias donde se discuten los proyectos que más adelante se votarán. A más de eso, como solo se aprueban leyes cada dos años, los legisladores reflexionan con mayor profundidad sobre los efectos de normas que no podrán modificar luego fácilmente. Incentivos para no equivocarse. El presupuesto también se proyecta bienalmente y con antelación. ¡Suena idílico!

¿Por qué el Poder Legislativo del estado de Texas en los Estados Unidos de América funciona así? Se trata de una tradición constitucionalizada desde la primera vez en que se reunieron en asamblea, en 1846. Un orgullo texano que los diferencia de Washington, D.C. Originalmente pensado por las dificultades de movilidad del siglo XIX, en la actualidad el sistema se sostiene y defiende porque resulta más costo-eficiente y porque desincentiva la inflación legislativa.

Si analizamos el caso argentino, un informe reciente del Centro de Investigaciones Sociales y Económicas (CISE) de Fundación Libertad relevó que entre todas las legislaturas provinciales se gastan 80 millones de pesos por día. Según los valores de los presupuestos provinciales del año 2018, las provincias gastan en promedio 24,8 millones de pesos anuales por legisladores. Entre todas las provincias, el presupuesto para mantener la estructura legislativa es de 29.726 millones de pesos. Sí, lo que se lee.

¿Será imposible alguna vez imaginar un funcionamiento del Poder Legislativo en la Argentina que sea part-time? Que el poder político sea más consciente de lo que se gasta y de cómo se gasta. No tendríamos que tener que recorrer tantos kilómetros para darnos cuenta de que las cosas se pueden hacer mejor.

El autor es director de Investigaciones Jurídicas de Fundación Libertad.