La educación en la Ciudad, la brecha entre la publicidad y la realidad

Mariela Coletta

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A juzgar por la impronta publicitaria que podemos ver en la estaciones de subte, carteleras callejeras o en la web, podría decirse que vivimos en una ciudad donde el sistema público de educación funciona eficazmente y, mejor aún, incursiona de manera exitosa en la utilización y la aplicación de la tecnología en el ámbito escolar. Pero, como en tantos otros aspectos de nuestra Buenos Aires, existe una brecha profunda, en este caso está definida por la distancia entre lo que podemos verificar en la realidad y lo que vemos en una muy bien lograda campaña publicitaria.

Hace pocos días, en la Auditoría General de la Ciudad, hemos aprobado dos informes elaborados por los equipos del área educativa, donde se realizó un profundo análisis sobre la realidad de las escuelas de nivel medio que implementaron la estructura curricular denominada "nueva escuela secundaria" y de las escuelas que imparten educación técnica.

Ambas auditorías detectaron una importante cantidad de falencias, muchas de ellas, por su naturaleza y relevancia, probablemente hayan sido resueltas por el Ministerio de Educación, pero existen algunas sobre las que deberíamos detenernos, ya que reflejan la profundidad de la brecha a la que hacía mención antes. Para el 85% de las escuelas resultó insuficiente el espacio físico disponible durante el año 2016 para la aplicación del incremento de la carga horaria de la nueva escuela secundaria, en tanto que la situación mejora un poco en las escuelas técnicas, ya que el porcentaje de insuficiencia edilicia es del 56%, pero sigue siendo muy alto.

En este aspecto también hay que señalar que los espacios donde los chicos cursan educación física en su mayoría se encuentran fuera de los establecimientos educativos y no existen acuerdos escritos entre el Ministerio de Educación y los particulares o las asociaciones civiles que ceden el espacio para la realización de las clases, lo cual impide que se realice el pertinente contralor y, por ejemplo, en el caso de las escuelas técnicas el 56% de los establecimientos que realizan la actividad fuera de la escuela lo hacen en instalaciones en zonas inseguras, malas y sucias, ya que no hay personal de maestranza en predios que además requieren mantenimiento edilicio.

El equipamiento de nuestras escuelas aún está lejos de reflejar en la realidad las imágenes y los eslóganes que presenta el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y que se supone que debería "brindar una alfabetización informacional y digital". De acuerdo con el trabajo de nuestros equipos, sabemos que los recursos tecnológicos resultan ser el área más crítica según lo auditado, debido a que los espacios destinados a laboratorios de informática o de enseñanza de contenidos vinculados con tecnologías de la información no se encuentran en condiciones de adaptarse a la enseñanza de las TIC aprobadas en el diseño curricular, debido a que poseen escaso y obsoleto equipamiento.

En este aspecto, el dato con más negativo señala la falta de provisión de equipamiento tecnológico de las escuelas con orientación informática, que lo solicitaron para la aplicación de la orientación, en virtud de contar con máquinas insuficientes y obsoletas.

La educacion en la Ciudad, la brecha entre la publicidad y la realidad (2)Laboratorio de Informática-Tecnología. Colegio n° 12, Reconquista, distrito  escolar 15.
La educacion en la Ciudad, la brecha entre la publicidad y la realidad (3)Laboratorio sin equipos de la Escuela de Educación Media n° 1, distrito escolar 21. Inaugurada en 2013, orientada en Ciencias Naturales.

Las escuelas de educación técnica mostraron un panorama similar, de acuerdo con lo relevado en los establecimientos, en el área de educación tecnológica. El hardware está desactualizado y no tienen red de internet; donde cuentan con el servicio, la conectividad es mala, a lo que hay que agregarle que, con respecto al software, indican que no tienen insumos específicos para la especialidad o los que tienen están desactualizados.

Como mencioné antes, estas solamente son algunas de las falencias que detectamos en las auditorías realizadas. Cada informe nos deja información concreta respecto al estado de situación, en este caso, de una gran porción de la educación media de gestión pública en nuestra ciudad. Probablemente, el dato más preocupante de la muestra sea el 30% de escuelas con demanda insatisfecha de vacantes y que durante el año 2016 el 5,4% de los estudiantes dejó el sistema educativo sin concluir sus estudios y sólo el 69,68% pasó de año. Más allá del porcentaje, en su gran mayoría se trata de jóvenes con historias de vida de una complejidad que se agrava con el quiebre de su relación con la escuela pública, quizás el ultimo lazo con la sociedad y el sueño de progreso.

Con respecto a la educación técnica, además de lo mencionado, se detectaron insuficiencias en materiales, herramientas, laboratorios, y edilicias en los talleres, algo fundamental para esta modalidad educativa, pero para estos estudiantes más trascendentes aún resultan las dificultades en la implementación de las prácticas profesionalizantes, ya que no está garantizada la cantidad suficiente de instituciones que absorba la matrícula de alumnos que está en condiciones de realizarlas o simplemente porque las escuelas no cuentan con cupos suficientes.

La educacion en la Ciudad, la brecha entre la publicidad y la realidad (1)Taller de alumnos con mantas precarias para proteger las máquinas de las goteras. Escuela Técnica n° 34, distrito escolar 9, Ing. E. Hermitte.

Estas líneas solo constituyen una muy acotada selección de situaciones y datos que nuestros informes han puesto al descubierto, luego de un trabajo llevado adelante con sumo profesionalismo por los equipos de la Auditoría General de la Ciudad.

Las auditorías públicas fueron pergeñadas para formar parte del instrumental de navegación de quienes tienen la misión de gestionar la Ciudad. En este caso particular, tengo la convicción y la esperanza de que estos informes no corran la suerte de otros y constituyan un insumo más que sea de ayuda para mejorar el estado de nuestra educación pública, porque el Estado con más recursos per cápita del país no puede permitirse que sus escuelas públicas no sean capaces de ofrecer condiciones mínimas para el aprendizaje. Si lo logramos, quizás algún día la distancia entre lo que publicitamos y la realidad se acorte o, mejor aún, no exista más.

La autora es auditora general de la Ciudad de Buenos Aires (Evolución).