El nuevo mapa político: ahora la lucha es por la supervivencia

Federico Baraldo

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Cristina Kirchner posa junto a militantes afuera de Comodoro Py (Adrian Escandar)
Cristina Kirchner posa junto a militantes afuera de Comodoro Py (Adrian Escandar)

Alegrías desbordadas y rechinar de dientes el domingo 22. El triunfo oficialista no constituyó una sorpresa. Las clases medias de los grandes centros urbanos, sumadas a las ciudades y pueblos vinculados a la actividad agro industrial, fueron los grandes electores.

Con pérdidas de adherentes se mantuvieron cacicazgos provinciales y del conurbano bonaerense. El mapa interno del peronismo cambia y durante los próximos doce meses continuará el ajuste de cuentas. Tomarán impulso las internas y se reanudará el juego, pues las urnas se abrirán otra vez en 2019. Los críticos del sistema electoral bianual tienen razón. Se malgastan demasiadas energías, tiempo y dineros públicos en rencillas sectoriales.

La sociedad argentina no es ajena a las tendencias internacionales. El péndulo de la política oscila levemente sin salir de la franja central. Los reclamos pasan por la seguridad, el trabajo y la construcción de certezas hacia el futuro. Un tercio de la población en estado de pobreza necesita respuestas que superen el asistencialismo.

Esta herramienta no será abandonada, a despecho de los críticos de la intervención del Estado. No obstante, es posible que se apliquen correcciones destinadas a desmontar el aparato de punteros e intermediarios de los caciques políticos. Tarea complicada pero no imposible. Los programas de obras públicas, transportes y seguridad ayudan a lograrlo. Es el objetivo del Gobierno. Las euforias post-electorales son efímeras y los problemas reaparecen con rapidez. Encaramados en el buen resultado, el Presidente y su equipo anticipan medidas administrativas y de gestión. En paralelo, se acentuarán los acuerdos con gobernadores e intendentes. Habrá hijos y entenados. Cosas de la política.

Parafraseando a Carlos Marx, una nube se cierne sobre el universo cristinista. Su conductora no admite la derrota. Fiel a su estilo se victimiza, acusa y coloca las culpas afuera. Se siente traicionada y perseguida. Sabe que su capital político no le garantiza fidelidad. El domingo 22 a última hora volaron los llamados telefónicos, correos electrónicos y WhatsApp de los dirigentes que necesitan mantener sus cuotas de poder. Con eso no se juega.

Vicios viejos en envases reciclados. La lucha es por la supervivencia y los dirigentes tradicionales transitan por desfiladeros estrechos y llenos de riesgos. El despertar de jueces y fiscales arrastra al proceso y la cárcel a personajes que se creían intocables. Las camadas que los suceden deben extremar el cuidado, pues el sector político está bajo sospecha. Víctima de las malas artes, el ciudadano común apuesta a la esperanza. Lo hace con reservas, pues demasiadas veces fue defraudado.

Advertencia latente para los funcionarios de hoy y fuente de preocupación para la viuda de Kirchner. Dispuesta a sacrificar a todos sus colaboradores en el Estado y los negocios, tiembla ante el eventual involucramiento de sus hijos.

Sic transit gloria mundi.