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The Last of Us, ante todo, es una serie humana. Representa lo que sentimos y lo que hipotéticamente podemos sentir si estuviéramos en el lugar de los personajes que vemos en pantalla. Hasta ahora, esa visión se plasmaba en decisiones que tenían que ver con lo que significa ser bueno o ser malo. Jugar con tu moral. El episodio de esta semana no nos dejó pensar: decidió por nosotros.

Ya no es un conflicto moral; es una declaración de intereses. Los personajes juegan su rol, exponen sus argumentos y deciden en base a sus motivaciones. La venganza es la motivación principal en este momento de Ellie y es el motor que lleva a cabo prácticamente todo lo que sucede esta semana, en un capítulo que ya empieza a encarar un arco final para la segunda temporada de sólo siete entregas.

La dupla protagonista de Bella Ramsey e Isabela Merced vuelven a tener gran parte del tiempo en pantalla, tratando de mostrar cuales son las consecuencias de lo que nos han revelado en los últimos episodios y cómo seguirán a partir de ahora. Si bien una de las cosas que más destaco de esta temporada es la química entre estas actrices, también debo decir que en los últimos episodios (y sobre todo en el de esta semana) el tiempo que le han dedicado a esto fue bastante extenso y terminó restando bastante de dinamismo a una temporada que había arrancado a pasos muy veloces.

Por otro lado, tenemos al conflicto entre los Lobos y las Cicatrices, dos bandos sumamente diferentes que prometen ser una pieza central en esta historia. Así como el episodio anterior habíamos visto mucho del background de los lobos, en esta ocasión conocemos un poco mejor a las Cicatrices y entendemos cuál es su rol en este dilema. Me gusta que el juego de la moralidad siga haciéndose presente de esta manera y que incluso se expanda a territorios más políticos y religiosos; algo necesario para mantener el espíritu de The Last of Us y darle sinergia a las dos temporadas.

Una de las ausencias más grandes que tuvo la temporada anterior fue la presencia de esporas en el aire: la viralización del cordyceps que hacía tan difícil la exploración en los videojuegos y obligaba a los personajes a utilizar máscaras para poder respirar sin contagiarse. No sólo lo introducen en esta temporada, sino que este episodio en particular intenta dar una explicación de por qué este método de infección existe. Debo decir que no sólo es convincente, sino que también termina siendo bastante más elocuente que el videojuego a la hora de explicarlo.

El final de este episodio es, sin ninguna duda, el punto más alto del mismo. Congrega mucho de lo que venimos viendo: de Ellie, de Joel, de la primera temporada y de los conflictos de la segunda y lo resuelve en una decisión que seguramente tendrá consecuencias.

Sin ser de los episodios más brillantes de The Last Of Us, termina siendo un gran capítulo. Es cierto que la temporada ha sido de mayor a menor y que no pareciera tener una estructura como para poder terminar en dos episodios; más bien creo que dejaron muchas puertas abiertas para las próximas temporadas que vendrán.

Por lo pronto, The Last of Us cumple con esta adaptación y sigue siendo una de las mejores traducciones de videojuegos a series que hemos visto hasta el momento. Como nos contaron en los avances, el episodio de la semana que viene no tendrá mucho que ver con la narrativa principal así que toca esperar hasta el final de temporada para ver cuál es el futuro de Ellie, Dina y sus compañeros.

7

Abriendo la puertaUn buen episodio que no entrega la brillantez de otros momentos que nos ha dado The Last Of Us.

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Max