Primer arco:
Segundo arco:
Tercer arco: Episodios 7, 8 y 9
Si hay algo que Riot Games sabe hacer bien, es alimentar a su comunidad. Desde el indudable fenómeno que significó League of Legends, pasando por su apartado de esports hasta el lanzamiento de una serie como Arcane, Riot mueve fichas en todo el mundo para que su serie no pase desapercibida y el tercer acto de esta serie significó un suceso que quedará en la historia de las adaptaciones de videojuegos y, por supuesto, también de las producciones animadas.
Este arco final no solo cierra las tramas de cada uno de los personajes por separado sino que entrelaza todas ellas para darnos una conclusión épica al nivel de cualquier evento cinematográfico de la cultura pop. League of Legends no necesitaba de Arcane para ser más grande, pero sí Arcane podría haber necesitado de League of Legends para poder crecer y no lo utilizó; más bien se aprovechó de su existencia para crear una serie única, autosuficiente y espectacular.
Para empezar, es increíble como Arcane construyó algo tan épico en base a su narrativa. El nivel de éxtasis que generará en la piel de los adeptos de esta serie es muy alto para una serie que solo tiene dos temporadas separadas por unos tres años. Hay una batalla al final de la serie que tiene todo lo que a Marvel le costó diez años generar o que a series como Attack on Titan le costó más de tres temporadas. Cocinar lento hace que la comida siempre tenga un mejor gusto al final.
En un arco que tiene muy definidas unas tres o cuatro tramas que se van intercalando, la serie no se olvida que los personajes son su pilar más importante y nos da una conclusión para todos ellos en un acto que podría considerarse una historia en sí misma con inicio, desarrollo y desenlace. Cada uno tiene un tiempo en pantalla justo y necesario para terminar con sus tareas y dejarnos con una sensación de cierre alucinante, concluyendo tramas que iniciaron en 2021 y terminaron dieciocho episodios después.
Las referencias y narrativas relacionadas al final que hacían ecos a la religión y a la política concluyen ambas en un final que lejos de ir por el lado más cliché del bien y el mal, nos ofrece un enfrentamiento gris donde ambos bandos tienen sus motivaciones y argumentos dejando que el espectador decida qué es lo que está bien y qué es lo que está mal.
A su vez, es increíble como los que juegan (o jugaron) League of Legends nunca podrán ver a estos personajes de la misma manera. Me cuesta entender cómo se hizo de Ekko un personaje sumamente importante y robusto con tan poco tiempo en pantalla, o cómo Jinx con tan solo una participación pequeña en un MOBA y dos temporadas en una serie animada puede quedar en la historia como uno de los mejores personajes animados jamás creados. Es indudable que a nivel proyección y desarrollo, la combinación Fortiche - Riot Games está en un nivel superlativo.
La animación vuelve a ser un recurso tanto a nivel global como puntual, es un medio narrativo más. La cabeza de Jinx se anima de una forma mientras que la tecnología Hex representa otra completamente diferente. Entender lo que vemos es parte del guion y eso es algo más que valorable para una adaptación audiovisual de este estilo.
Mucho se habló en las últimas semanas de Arcane siendo la producción más cara en cuanto a series de animación ya que sus 18 episodios totales costaron 250 millones de dólares. Pero lo cierto es que esta serie es una producción a la altura (o más) de Spider-Man: Into the Spider-Verse u otras películas del estilo, que en tiempo de animación costarían tres o cuatro veces más por minuto animado. Del sonido y la música podemos decir muchas cosas buenas, pero se termina de profundizar el uso de canciones en esta temporada lo que hace que audiovisualmente sea una serie muy completa.
Con tanta adaptación de videojuegos que coquetea entre inventar una historia nueva o adaptar uno a uno la ya existente, se debería empezar a aprovechar más este formato de universo como hizo Arcane. Primero, apostando a una producción que salga bien por sí sola y que siente las bases para lo que vendrá después. No hay guiños fuertes hacia el futuro de estas producciones (si bien ya tiene confirmadas tres series más y una llegaría el año que viene), pero si para los que conozcan League of Legends hay sutiles líneas narrativas que podrían aprovecharse para avanzar. El balance entre autosuficiencia y mitología general de Runeterra es el perfecto para que todo funcione como debe funcionar. Marvel debería mirar Arcane y volver a aprender lo que ellos mismos enseñaron.
Podemos hacer una buena cantidad de notas de todo lo malo que atañe a Riot Games y la toxicidad que rodea sus juegos, pero no podemos negar el peso histórico que ya sabemos que tendrá a futuro. Lo hicieron con League of Legends, lo hicieron con Valorant, lo hicieron con Arcane y posiblemente lo hagan con 2XKO y la mayor parte de las producciones que tengan por venir, porque cuando la fórmula es tan buena, es difícil que el resultado cambie.
Es cierto que sería un error omitir que existen producciones como Spider-Man: Into the Spider-Verse (2017) o Teenage Mutant Ninja Turtles: Mutant Mayhem (2023) que se animan a romper los límites de lo establecido también, pero Arcane merece un lugar en un podio muy delicado sobre las series animadas que lograron explotar el formato de una forma que nunca se había hecho y que pocos podrán replicar. Arcane es, sin duda alguna, una de las mejores series de la actualidad.