Michel Houellebecq: porno contra el Islam

El escritor francés se mostró en un acto sexual en una película, que después quiso impedir que se difundiera. En uno de sus libros postula que la nostalgia por los “viejos valores” puede llevar a votar a un partido religioso. Y en otro el protagonista descubre que su mujer es afecta a las orgías.

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Houellebecq, filmando una película porno.
Houellebecq, filmando una película porno.

Quizás hayas visto algunas noticias sobre Michel Houellebecq. Ya se sabe, el escritor francés muchas veces es noticia, en general por sus posiciones y declaraciones respecto del Islam: es el muchacho políticamente incorrecto de la literatura francesa. Pero esta vez era otra cosa: porno protagonizado por él.

Las noticias cuentan que el escritor participó de una película “de contenido sexualmente explícito” del colectivo artístico neerlandés KIRAC. Y cuando el film tuvo fecha de lanzamiento —que se fue posponiendo— quiso impedir que se estrenara. “Me opongo formalmente a que las tomas en las que aparezco, así como aquellas en las que ella es mostrada, sean utilizadas en sus películas, ésta o cualquier otra por venir”, dijo Houellebecq. Más tarde incluso escribiría un libro para explicar lo que hizo.

No es la primera vez que habla de porno; en su ficción hay una esposa muy activa en este sentido.

Eso voy a contarte hoy.

El temita del Islam

Para empezar, me gustan los libros de Michel Houellebecq. Me gusta particularmente Sumisión, el libro en el que Houellebecq plantea cómo sería una islamización de Francia y deja claro que no la ve tan lejana. En su libro, los socialistas ya no saben cómo evitar que el Frente Nacional de Marine Le Pen se quede con el gobierno y, en el intento de parar a esa fuerza, se alían con un partido islámico. Ganan. Y empiezan los cambios.

La esposa organiza el viaje de turismo sexual con prostitutas… ese es Houellebecq

Ese libro se iba a presentar el 7 de enero de 2015 y justamente ese día dos hombres con fusiles entraron a la redacción de la revista satírica Charlie Hebdo y mataron a doce personas. Gritaban “Alahu akbar” (Alá es el más grande).

Pero en el libro el Islam no es sólo el Islam sino también la nostalgia por los viejos valores que pueden ser restaurados con él. De hecho, un personaje dice que la llegada de inmigrantes con una “cultura tradicional marcada por las jerarquías naturales, la sumisión de la mujer y el respeto a los ancianos” podía darle una nueva Edad de Oro a Europa.

Algo así como que si Occidente perdió “aquellos viejos y buenos valores”, quizás no sea la derecha de Le Pen quien los traiga de vuelta sino la filosofía del Islam. Y por eso hay que estar atentos a las demandas de volver a un pasado supuestamente mejor. Los viejos valores vienen con viejas sumisiones. Ojo con lo que deseás…

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El libro habla —eso entiendo yo— de cómo un programa político se monta también sobre la “cultura tradicional”. Es “una oportunidad histórica para el rearme moral y familiar de Europa”, dice un personaje.

Nada que ver con la pornografìa. Eso aparece en otra novela. En el próximo apartado voy a citar algunas líneas y son fuertes. Si no querés leer cosas así, este es el momento para cerrar esta nota.

Mi mujer y sus videos

Para empezar: en 2018 Michel Houellebecq se casó con Qianyum Lysis Li, veinte años menor que él y de ascendencia china. Ella tiene que ver con la película de Kirac: en el trailer que se difundió, el director, Stefan Ruitenbeek, explica que intercambió mails con Houellebecq y que el escritor le contó que había tenido que cancelar un viaje de turismo sexual que tenía planeado a Marruecos. Lo suspendió por miedo al extremismo islámico.

“Su esposa había pasado un mes entero organizando prostitutas y todo se fue por tierra. Le dije que conocía a mucha chicas en Ámsterdam que tendrían sexo con el famoso escritor por curiosidad y que gestionaría un hotel para él si tenía permiso para filmar todo”, explicó Ruitenbeek.

Vamos de nuevo: la esposa organiza el viaje de turismo sexual con prostitutas… ese es Houellebecq.

La escena me recuerda a otro libro del francés: Serotonina, que se publicó en 2019, al año siguiente de su casamiento. Allí, el protagonista está en pareja con una mujer mucho más joven y de ascendencia… japonesa. La relación es tensa, viven juntos pero hablan poco y a él no le cierra del todo que ella vaya a “fiestas libertinas”, aunque alguna vez la acompaña.

Entonces un día le revisa los mails. Cuenta el personaje: “Cribando sus mails por el tamaño, separé fácilmente la decena que contenía vídeos adjuntos. En el primero, mi compañera era el centro de un gang-bang de factura clásica: ella hacía una paja y se la chupaba a una quincena de hombres que la penetraban, esperaban sin prisa su turno y usaban un preservativo para las penetraciones vaginales y anales; nadie pronunciaba una palabra. En un momento dado ella intentaba abarcar dos pollas con la boca, pero no lo conseguía del todo. En una segunda fase los participantes le eyacularon en la cara, que poco a poco quedó cubierta de esperma, más tarde Yuzu cerró los ojos”.

Portada de "Serotonina" de Michel Houellebecq
Portada de "Serotonina" de Michel Houellebecq

Impactante, sí pero las cosas pueden ser peores: “enseguida había reconocido la decoración, aquel vídeo había sido filmado en mi apartamento, y más concretamente en la suite, y eso, eso no me hacía mucha gracia.”

No voy a contarte más; como siempre en Houellebecq las cosas terminan dando una vuelta existencial y política: de este libro se dijo que había anticipado el movimiento de los chalecos amarillos.

Huellas en la ficción de lo que está pasando en las noticias.

Por otro lado

No se me pasa el entusiasmo porque en Leamos —el sello editorial de Infobae— publicamos como ebook gratuito Los vientos, el cuento de Mario Vargas Llosa sobre el que se habló tanto cuando el escritor se separó de Isabel Preysler. Se dijo que adelantaba su ruptura, que ya entonces, un par de años antes, hablaba de ella.

Ahí el personaje dice que dejó a su mujer por “un amor de la pichula”. Esa palabra, “pichula”, circuló por todos lados.

Sin embargo, bien leído, Los vientos es mucho más que la pichula y que el cuerpo de un hombre viejo —centenario en el cuento— que se viene abajo. Lo digo extensamente en la nota que dejo a continuación.

Cómo el personaje ve el mundo, los peligros, la muerte del sexo, la desintegración de la cultura por lo menos tal como él la entiende, es algo que vale la pena pensar. Contamos un poco más en esta nota.

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Invité a Eduardo Sacheri a leer un cuento en el podcast La oreja que lee. Eligió uno de Julio Cortázar y explicó lo que aprendió de él. No te pierdas a Sacheri narrando. Se accede desde cualquier dispositivo clickeando acá.

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