Una vez más, el juicio oral por el atentado a Cristina Kirchner generó una imagen llamativa. Brenda Uliarte, una de las acusadas, estaba por primera vez siguiendo la audiencia en el penal y no desde Comodoro Py 2002. El zoom mostraba su imagen en la pantalla junto a la del secretario de la entonces vicepresidenta Diego Bermúdez, cuando el testigo daba detalles del momento en que Fernando Sabag Montiel le había apuntado a la cabeza a CFK. Pero Brenda se reía, cantaba.
“Ella fue saludando. Yo estaba pegado a ella. Como la zona está toda poceada y ella viene saludando, mirando a la gente, por ahí no viene prestando atención. Ese día particularmente vengo pegado a ella mirando todo el tiempo para el piso”, decía Bermudez.
La jueza Sabrina Namer interrumpió: “Señora Uliarte. La estoy viendo en cámara cantando, le recuerdo que tiene que mantener la postura”, le dijo. Uliarte se rio.
El testigo siguió: “siento que me pega un libro que cayó en diagonal. Cuando levanto la vista y veo la gente... Estoy muy acostumbrado a ver la gente que ve a CFK y siempre, siempre, siempre es gente que refleja afecto o amor o admiración o agradecimiento, cosas lindas y buenas. Por ahí en la esquina queda algún carcamal. Cuando hago el paneo de la gente, (una persona) no reflejaba nada de todo esto. Era una mirada totalmente enajenada”. Sin que le preguntaran, apuntó al acusado. Sabag Montiel estaba presente alli.
El Tribunal Oral Federal 6 retomó este miércoles las audiencias del juicio oral para intentar esclarecer el atentado contra Cristina Kirchner, ocurrido el 1 de septiembre de 2022. Están acusados Sabag Montiel y su ex novia Brenda Uliarte de haber intentado matarla. Y Nicolás Carrizo, el llamado jefe de los copitos, de haber prestado una colaboración secundaria en el plan.
Según se anunció hoy, Cristina Kirchner declarará el próximo 14 de agosto. Será la única testigo de esa jornada.
El primero en declarar hoy fue Diego Bermudez, empleado del Congreso y secretario de Cristina Kirchner desde 2014. Es la persona que estaba al lado de la entonces vicepresidenta cuando le apuntaron con el arma. Explicó que él funciona como nexo entre la custodia y las necesidades de la ex jefa de Estado. Según afirmó, la custodia se adaptaba a las necesidades de la ex presidenta. Explicó que como dirigente suele tener “mucho contacto con la gente, es parte de su relación con los militantes”. Y detalló que “a veces la custodia se abre, ella pide saludar, mucha gente la va a ver”. “Pueden acercarse, abrazarla, besarla. Ella firmaba muchos libros. Ella define hasta dónde”. Aclaraba que si había alguna situación particular de peligro, la custodia lo hacía saber, pero no era lo que generalmente pasaba. “En general la gente siempre se acercó para demostrarle afecto”.
- “Pero llegó un día que no”, advirtió la fiscal Gabriela Baigún
- “Lo raro es que haya llegado ese día. Lo otro es normal. La gente la quiere a ella”, fue la respuesta.
Otro de los focos de las preguntas apuntó a esclarecer si había una “comunión” entre los militantes y los custodios. El testigo señaló que los militantes armaban “un corralito” para que ella pudiera circular y moverse y así podía verla mas gente. No es un detalle menor: Sabag Montiel se mezcló entre esos militantes y fue atrapado por ellos.
Bermúdez admitió que “el clima había cambiado” en los alrededores de la casa de la entonces vicepresidenta días antes de aquel 1 de septiembre del 2022, cuando Sabag Montiel la quiso matar. El testigo hizo hincapié en el alegato del fiscal Diego Luciani en el juicio contra CFK y Lázaro Báez en la llamada causa Vialidad, cuando el representante del Ministerio Público reclamó su condena a 12 años de prisión por considerarla la jefa de una banda que llevó adelante actos de corrupción durante la docena de años del kirchnerismo.
En los alrededores de la casa “había ido más gente después del alegato”. “Como fue gente a demostrar odio fueron compañeros a demostrar amor”, dijo. Según afirmó, en una oportunidad fue gente de lo que después se conocería como miembros de Revolución Federal. También “un ex militar que trabajaba para ‘Rapi’ se bajó con una llave francesa y se quiso pelear con dos militante que estaban ahi”. Y tres días antes del atentado, habían tirado desde uno de los balcones tres huevos a la militancia.
La fiscal Baigun buscó saber si los lanzaron desde la casa de la vecina antikirchnerista, Ximena Tezanos Pintos, pero el testigo no lo pudo saber. Solo explicó que pensaron en llevar paraguas y “la custodia decidió que ademas sacar una manta antibalas”. “Nadie estaba esperando que le disparen… como tampoco (Donald) Trump el otro dia, se suponía que el pacto democrático estaba firme en ese sentido”, comentó.
Las preguntas de la fiscalía apuntaron a la figura de la vecina y sus nexos con Revolución Federal. La organización violenta de derecha está siendo investigada en otra causa. “Si (Tezanos Pintos) no pertenecía a Revolución Federal, tenía mucha afinidad. Hay situaciones que conocían posteriormente. Nosotros sabíamos porque la cruzábamos en el hall que subía mucha gente . A veces se juntaban seis, siete señoras y se disfrazaban con una toga de jueces y le daban a un fierrito haciendo ruido. Esa gente estaba ahí y después subían a la casa de ella. Muchas veces la veíamos porque ya era popularmente conocida, le hacían notas. Iba al obelisco. Venia con más gente, colgaba banderas en la casa”, dijo. Gente sacaba fotos en la zona. Adentro del edificio, aclaró, no había incidentes entre CFK y su vecina.
“En ese momento, cuando yo veo, claramente era una mirada de odio. A mí lo que llama la atención es la mirada cuando pasa el momento yo siento un golpe, click, como si fuera el golpe de dos cucharas. Lo que me golpea en la pierna, el ademán, el golpe de los metales, levantó la cara, veo una cara que nos estaba mirando con mucho odio, cruzo la mirada con él… Yo no sabía lo que había pasado hasta ese momento. No había visto el arma pero sabía que algo había pasado”, afirmó.
Según el testigo, en ese momento se desprendió de donde estaba y fue en dirección a Sabag Montiel. “El levanta la mano y empieza a decir ‘soy compañero, soy compañero, soy compañero’. Cuando veo que en la mano no tiene nada, un compañero, en el video está, escucho que empieza a gritar tiene un fierro, tiene un ferro”, afirmó. Trató de describir lo que veía: “En ese momento acaba de ver las manos, acaba de ver la situación, había visto que ella estaba bien… me agarra una situación medio … no sabía como reaccionar no sabia si el compañero se había equivocado. Lo palpo en la cintura”. La vicepresidenta, admitió, siguió en la zona caminando “cinco minutos más”.
A todo esto, Brenda seguía haciendo mohines en cámara. El abogado de CFK Marcos Aldazabal volvió a plantear que la acusada estaba cantando. “De nuevo Uliarte le pido que adapte su comportamiento”, dijo. La defensa de la joven no intervenía. La fiscal reclamaba por qué la estaban filmando.
Bermúdez volvió a retomar su relato. Dijo que le dio la orden a los custodios de ir a ver qué pasó. Que CFK le preguntó que había pasado y él le aclaró que estaba yendo el jefe de los policías. “Para ella era una gresca entre compañeros. Ahí ingresamos al hall del edificio, le dieron un regalo, subimos al ascensor y me pregunta que pasó. No lo sé pero me dicen que había un fierro, un arma”. La entonces vicepresidente respondió “no puede ser”. Bermúdez afirmó que volvió a la puerta de la calle Uruguay y vio que Sabag Montiel estaba reducido por “compañeros” y que el custodio Gallo le confirmó que había un arma.
Brenda seguía con los mohines y estaba vez salió su voz por el micrófono repitiendo y se reía. La fiscalía volvió a quejarse. Dijo que la acusaba estaba “simulando”. El tribunal ordenó un cuarto intermedio. Uliarte fue llevada a otro sector donde seguir la audiencia pero ya sin cámaras.
El testimonio siguió. Le preguntaron si algún custodio había interrogado a testigos Es que hace dos semanas, en la ultima audiencia del proceso un joven militante reveló que minutos posteriores del ataque un custodio de la ex vicepresidenta le pidió borrar el teléfono en donde había quedado filmado el momento exacto en que un arma le apuntó en el rostro. Ese video clave es prueba de la causa.
“Lo escuché aca -dijo Bermúdez- Hago una aclaración. Para mí lo que pasa particularmente en ese momento es que nosotros trabajamos con mucho celo de infomación, a veces por cuestioné políticas, a veces por cuestiones privadas de la señora. No es una persona común y corriente... O sí, pero con responsabilidades distintas”. Sin que le preguntaran, Bermúdez admitió haberle dicho al jefe de custodio “ojo que no se filtre nada” de lo que había sucedido. Sin embargo minimizó el pedido y señaló que finalmente el teléfono fue devuelto y el video está en la causa.
“Fue más que nada por protección, la prueba está -afirmó- No me llama la atención tanto eso como sí, mucho más, que no se esté investigando quienes fueron financiados o por que se rompió la cadena de custodia del teléfono, es más importante”. La fiscal quiso avanzar hacia allí y le preguntó si sabía sobre Revolución Federal y quienes los financiaban. El testigo apuntó a la familia del ministro de Economía Luis Caputo. Cuando la jueza quiso saber en base a qué datos hablaba, aseguró que por lo que escuchaba en televisión.
El juez Adrián Grümberg quiso preguntarle sobre el momento de su contacto visual con Sabag Montiel y le pidió saber qué había querido decir cuando habló de mirada “enajenada”.
Después del secretario de CFK, el tribunal interrogó a varios de los testigos que estuvieron el día del atentado. Entre ellos Sofía Manusovich, la joven que tenía en su poder el video que registró el momento del ataque y que, según se dijo en la causa, un custodio le pidió borrar.