El fenómeno Blue Jeans, el autor que les pide consejo a sus lectores en Twitter

A los once años, Blue Jeans —seudónimo del español Paco de Paula Fernández— supo que iba a ser escritor. La vocación se le reveló como un fogonazo. Sucedió delante de la biblioteca del padre, cuando abrió un tomo de tapas verdes y quedó fascinado con la lectura. El libro en cuestión resultó ser de Agatha Christie y él se volvió un fanático: leyó todo lo que había de ella, miró las películas, vio las obras de teatro. La gran escritora británica se convirtió en su referencia. Tanto, que años después se animó a escribir una novela de misterio: El legado de Agatha, se llamaba.

Aquella novela circuló por varias editoriales sin suerte, pero el fracaso no hizo mella. Lo forzó, en cambio, a ensayar un camino alternativo. Abrió un fotolog —hoy los fotologs parecen tan antiguos como castillos medievales, pero fue hace apenas 10 años— y empezó a contar la historia de una adolescente que descubría el amor chateando con un periodista de su edad especializado en música. El boca a boca hizo lo suyo y Canciones para Paula se convirtió en un éxito, primero virtual y luego editorial.

La novela luego derivó en una trilogía que rompió records de ventas entre lectores jóvenes. Luego vino la tetralogía del Club de los incomprendidos, que tuvo su versión en el cine. Comenzaron las giras por España y América Latina. Hubo presentaciones y firmas en librerías durante horas.

Ahora, Blue Jeans visita Buenos Aires por tercera vez para presentar Algo tan sencillo como estar contigo (Planeta), la novela que cierra la serie que comenzó con Algo tan sencillo como tuitear te quiero y siguió con Algo tan sencillo como darte un beso.

"Cuando empecé Canciones para Paula no sabía ni siquiera si iba a terminar el primer libro", dice en diálogo con Grandes Libros. "Y con El club de los incomprendidos, cada uno invitaba a escribir otro. Pero aquí sabía desde el principio que iba a ser una trilogía, porque cada libro trata sobre un trimestre del primer año de la universidad".

Generalmente señalado como autor de novelas románticas juveniles, Blue Jeans, sin embargo, trata de desmarcarse del género. Aunque reconoce que el amor es lo que más impacto provoca. "¿Por qué? Porque es lo más importante que hay en la vida. En la adolescencia y en esta primera etapa universitaria, el amor se vive con mucha intensidad. Tú estás enamorado de alguien y parece que te va la vida; tienes a esa persona en la cabeza las 24 horas del día. Yo creo que a los chicos les gustan estos libros porque los personajes viven las historias que les gustaría vivir a ellos y, entre ellas, están las historias de amor."

Es interesante entender el fenómeno Blue Jeans en toda su dimensión. La manera en que entiende su función en la escritura, por ejemplo: "Soy un enlace entre el personaje y el lector", dice y confiesa que le presta mucha atención a sus seguidores en las redes sociales. "Siempre he considerado que el lector es lo más importante de toda esta aventura. Los escucho, los leo, presto atención a todo lo que dicen. Incluso ha habido personajes que se han movido en una u otra dirección porque ellos pedían ciertas cosas. Sería estúpido no escucharlos."

La relación con los lectores llega a tal extremo que hasta les consulta la música que escuchan los personajes. "Evidentemente yo ya no soy un adolescente", dice este hombre que, llegando a los 40 podría pasar por alguien 10 años menor, "y si quiero que los libros gusten, tengo que implicarme lo máximo posible con su realidad. Yo escucho U2, REM, Scorpions, pero tengo que poner canciones que los chicos sepan de quiénes son: Shawn Mendes, One Direction, Justin Bieber. Entonces les pido por Twitter una canción, ellos me pasan los links, las escucho y la que me parece que pega más con el momento de la novela es la que pongo."

Nada más alejado de la torre de marfil. Escribir es lo que más deseaba en la vida y ahora que lo ha conseguido sabe que no solo es una vocación sino un trabajo al que hay que tomar con seriedad y profesionalismo. "Soy una persona muy disciplinada", dice. "Le dedico ocho horas al día, de lunes a domingo, y luego sigo en las redes sociales. Este año he hecho más de 40 firmas por toda España, algunas de 7 u 8 horas. Viajé a Latinoamérica. Lo vengo haciendo desde hace 5 o 6 años. Hay que esforzarse mucho: si no trabajas las 24 horas del día, los 365 días del año, es imposible llegar."

—Con tantas distracciones —firmas, giras, acciones en redes sociales, promociones—, ¿cómo se encuentra el tiempo para escribir?

—Lo tengo muy bien planteado. Por ejemplo, la novela de la que todavía no se puede hablar porque aún no ha sido publicada, la terminé antes de viajar a Latinoamérica. La entregué un mes antes de lo que hubiera debido. Me esforcé porque sabía que en Latinoamérica tenía que darlo todo por el lector. No importa el cansancio o el jetlag. El lector latinoamericano es muy pasional, muy intenso, te abraza, te dice lo que le ha gustado del libro. Y son muchísimos; he tenido firmas de 13 horas. Entonces me planteé acabar el libro antes de irme a Latinoamérica. Y fui disciplinado. Mientras escribo no viajo. Hacemos 6 meses de promoción, luego 5 de escritura y 1 de corrección. Nos complementamos tan bien con la editorial que cuando les digo que necesito dos meses, me dejan tranquilo, y cuando me dicen hay que hacer la promoción, como hemos estado haciendo de abril hasta julio todos los fines de semana sin parar, lo hago encantadísimo.

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