Una novela que busca el origen de la maldad

Por Liliana Escliar

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El género negro se actualiza con "Los motivos del Lobo", de Liliana Escliar (Tusquets). En este artículo, la autora cuenta cómo nació su novela.

Liliana Escliar (Foto: Alejandra López)
Liliana Escliar (Foto: Alejandra López)

Una. Hace muchos años, cuando todavía me imaginaba periodista de investigación, tuve la oportunidad de entrevistar a un "servicio": un hombre que -las palabras  son suyas- había "cazado" subversivos a los que, se jactaba, había torturado y matado.

En un bar de Ramos Mejía, este hombre de cuyo nombre no podría acordarme hizo un relato detallado de todas sus atrocidades y al final de la entrevista me llevó, como quien lleva a un chico a un quiosco, a un playón de estacionamiento. Allí levantó el capot de su auto y me mostró su colección de armas largas. Llegué al diario eufórica, con nauseas y con la primicia de una confesión improbable. La euforia me duró poco: hasta que un periodista veterano me bajó de un hondazo. Me explicó que si este hombre había hablado con tanta crudeza era porque estábamos a principios de 1983 y nadie podría o querría publicarla.

Lo que quedó, lo que me quedó, es la certeza de que nadie piensa de sí que es mala gente. Nadie supone que sus acciones deban ser justificadas.

¿Qué piensan quienes trafican vidas, drogas y armas? ¿Qué, los que torturan, violan y matan?

“Los motivos del Lobo” nació a partir de una serie de tv.
“Los motivos del Lobo” nació a partir de una serie de tv.

Otra. Esta fue a principios de 1984. Yo trabajaba de colaboradora en un diario y llegaba a fin de mes como visitadora médica. Estaba esperando que me atendiera un médico (sí, era de esas que los pacientes odian, las que se cuelan en la consulta). Conmigo había un hombre también esperando. Tenía cincuenta años y parecía de cien. Cosas de sala de espera, me contó que lo habían detenido durante la dictadura, que lo habían torturado durante una semana. Estaba todo roto y, me dijo, "todavía no sé por qué me llevaron".

Años después, una productora de televisión me encargó escribir la serie Malicia. Debía ser, dijeron, "un catálogo del mal" y el protagonista tenía que llamarse Daniel Parodi.

Que el personaje se llamara Parodi me llevó a los Seis problemas… y de allí hasta Borges hubo apenas un salto. La idea del catálogo del mal actualizó mis recuerdos de los ochenta.

El resto fue mal sumar: ¿Y si el mal te elige como víctima y no sabés por qué? ¿Y si porque te llamás Parodi el criminal te manda enigmas como al personaje de Borges y Bioy, una agenda de crímenes encriptada en un cuento del Maestro?

La serie Malicia cambió y se convirtió en novela. Los Motivos del Lobo, el poema de Rubén Darío en el que San Francisco de Asís le pregunta al lobo por qué hace lo que hace, sigue sin respuesta.

Daniel Parodi se había convertido en el mejor criminólogo forense del país. Era capaz de pensar como el criminal, "ser" el criminal. Entendía la lógica del delito y, de manera casi inevitable, siempre descubría al culpable. Pero cuando un psicópata inasible asesinó a Zoe, su hija, todo cambió.

Obsesionado por atrapar al Lobo, Parodi pierde a su familia, su casa, su trabajo, su talento profesional. El Lobo se adelanta y Parodi, acosado por el dolor, llega tarde y fracasa una y otra vez.

Junto con sus aliados, Ernesto Soria –un octogenario ex policía devenido en librero– y Diego Heller, un joven hacker tímido, malvive de las pericias que le encarga la fiscal Diana Quaranta y de las magras ventas de una librería especializada en policiales que funciona también como casa y oficina. Parodi no entiende los motivos del Lobo y por qué lo eligió como víctima".

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