El trágico final de un hombre envenenado por su exótica mascota

Es el primer caso de este tipo en Estados Unidos en casi un siglo

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Las autoridades subrayan la ilegalidad de la posesión de monstruos de Gila en áreas residenciales, desatando cuestionamientos sobre la regulación de mascotas exóticas. (Imagen Ilustrativa Infobae)
Las autoridades subrayan la ilegalidad de la posesión de monstruos de Gila en áreas residenciales, desatando cuestionamientos sobre la regulación de mascotas exóticas. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Colorado se vio sacudido por un acontecimiento sin precedentes en casi un siglo, cuando Christopher Ward, de 34 años, falleció tras ser mordido por su mascota, un monstruo de Gila, una especie de lagarto venenoso. El trágico suceso tuvo lugar el 12 de febrero, desencadenando una serie de complicaciones que culminarían en su deceso el 16 de febrero en un hospital. La autopsia reveló que la causa directa de la muerte fue el veneno del animal, difundió CBS News.

El informe del Forense del Condado de Jefferson añadió que Ward padecía de condiciones preexistentes en el corazón y el hígado, así como un historial médico complicado con abuso de sustancias, lo que contribuyó de manera significativa a su fatal desenlace.

Esta confluencia de factores resaltó la vulnerabilidad del fallecido ante el veneno del reptil, compuesto principalmente por proteínas. “El último informe de muerte por mordedura de un monstruo de Gila fue en 1930″, resaltó NBC News.

Ward y su novia habían adquirido el lagarto, bautizado como “Winston”, en una exposición de reptiles en Denver en octubre, y otro llamado “Potato” de un criador en Arizona en noviembre.

Los monstruos de Gila, cuya posesión es ilegal en Lakewood donde residía la pareja, son conocidos por su veneno doloroso pero raramente mortal. La novia de Ward, presente durante el incidente, reportó que “él inmediatamente comenzó a mostrar síntomas, vomitando varias veces y desmayándose”.

Los esfuerzos por comprender mejor la causa específica de la muerte llevaron a transferir a Winston a un laboratorio en Greeley para extraer y estudiar su veneno. Aunque los resultados aún no se han publicado, esta investigación podría aportar nuevos conocimientos sobre las interacciones letales del veneno de Gila en circunstancias excepcionales.

Además de los lagartos, la casa del fallecido albergaba una colección diversa de veintiséis arañas de diferentes especies, todas ellas trasladadas a un refugio de animales cercano. La legislación de Colorado establece que se requiere un permiso para poseer un monstruo de Gila, el cual solo se otorga a instalaciones de tipo zoológico, una condición que aparentemente Ward no cumplía.

Kara Van Hoose, portavoz de Colorado Parks and Wildlife, indicó que este caso pone de relieve algunos de los desafíos en la aplicación de las normativas estatales respecto a la venta de animales exóticos y potencialmente peligrosos.

El incidente invita a una reflexión más amplia sobre la tenencia responsable de mascotas exóticas y las medidas de seguridad necesarias para prevenir desenlaces fatales. Mientras que los monstruos de Gila son apreciados por su personalidad generalmente tranquila y sus llamativos patrones de color, este caso subraya la importancia de un conocimiento profundo y respeto por los potenciales riesgos que involucran.

Investigadores estudian el veneno del monstruo de Gila “Winston” para comprender mejor las circunstancias excepcionales de este fatal incidente.
(Imagen Ilustrativa Infobae)
Investigadores estudian el veneno del monstruo de Gila “Winston” para comprender mejor las circunstancias excepcionales de este fatal incidente. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Dale DeNardo, profesor de la Universidad Estatal de Arizona y entusiasta de los monstruos de Gila, recuerda que la última muerte registrada por la mordedura de uno de estos lagartos, alrededor de 1930, también involucraba a una persona con cirrosis en el hígado, lo que sugiere que las condiciones preexistentes pueden jugar un papel crucial en la severidad de las reacciones al veneno.

Este caso sin duda marcará un antes y un después en la legislación y regulaciones sobre la posesión de especies venenosas como mascotas, instando a una revisión de las políticas actuales para garantizar la seguridad de los propietarios y el bienestar de los animales exóticos.