Virus del papiloma humano: causas, síntomas y tratamiento

Esta infección de transmisión sexual es la responsable de prácticamente todos los casos de cáncer de cuello uterino

La vacunación es la medida preventiva más eficaz contra el VPH (iStock)

El virus del papiloma humano (VPH) es una de las infecciones de transmisión sexual más frecuentes en el mundo. Tanto es así que se estima que la mayoría de las personas sexualmente activas contraerán el virus en algún momento de su vida, muchas veces sin saberlo. Aunque en la mayoría de los casos la infección desaparece por sí sola, algunos tipos de VPH pueden provocar problemas de salud importantes, como verrugas genitales o distintos tipos de cáncer.

El VPH no es un único virus, sino un grupo de más de 150 virus relacionados entre sí que se transmiten principalmente por contacto sexual directo, incluyendo relaciones vaginales, anales u orales, aunque también puede contagiarse por contacto piel con piel en la zona genital sin necesidad de penetración. El uso del preservativo reduce el riesgo de transmisión, pero no lo elimina por completo, ya que el virus puede afectar áreas no cubiertas por este método de protección.

Una de las principales razones por las que el VPH representa un desafío es que, en la mayoría de los casos, no provoca síntomas. Según los profesionales de la Clínica Mayo, el sistema inmunitario suele eliminar el virus de forma natural en un periodo de uno a dos años sin necesidad de tratamiento. Sin embargo, cuando la infección persiste, especialmente con determinados tipos de alto riesgo, pueden aparecer complicaciones a largo plazo.

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Los síntomas del VPH dependen del tipo de virus, explica MedlinePlus. Algunos tipos de bajo riesgo causan verrugas, que pueden aparecer en los genitales, el ano, la boca o la garganta. Estas verrugas pueden ser pequeñas o grandes, planas o elevadas, y en ocasiones adoptan una apariencia similar a la de una coliflor. Aunque suelen ser benignas, pueden causar molestias físicas y cierto impacto emocional.

Los tipos de alto riesgo del VPH, en cambio, no suelen producir síntomas visibles, pero pueden provocar cambios celulares que, con el tiempo, deriven en cáncer. El VPH está relacionado con prácticamente todos los casos de cáncer de cuello uterino, así como con una proporción significativa de cánceres de ano, pene, vagina, vulva y orofaringe. Por este motivo, las pruebas de detección precoz, como la citología cervical o la prueba del VPH, son fundamentales para identificar alteraciones antes de que evolucionen a enfermedades graves.

Las Infecciones de Transmisión sexual (ITS) siguen aumentando en los últimos años, sobre todo, entre jóvenes.

El tratamiento del VPH

En cuanto al tratamiento, no existe una terapia que elimine el virus del organismo, puesto que el enfoque médico se centra en tratar las lesiones o enfermedades causadas por el VPH. Las verrugas genitales, por ejemplo, pueden tratarse con medicamentos tópicos, procedimientos médicos como la crioterapia o, en algunos casos, mediante cirugía. Es importante destacar que, aunque se eliminen las verrugas, el virus puede permanecer en el cuerpo y reaparecer.

Cuando el VPH provoca cambios precancerosos o cáncer, el tratamiento dependerá del tipo de lesión, su localización y el grado de avance de la enfermedad. Según la Clínica Mayo, este puede incluir desde procedimientos locales para eliminar células anormales hasta tratamientos más complejos como cirugía, radioterapia o quimioterapia, especialmente en casos de cáncer avanzado.

La prevención juega un papel clave frente al VPH. Las vacunas disponibles protegen contra los tipos más comunes y peligrosos del virus y se recomiendan tanto para niñas como para niños, preferentemente antes del inicio de la actividad sexual, aunque también pueden ser beneficiosas en edades posteriores. Además, mantener relaciones sexuales seguras y acudir a los controles médicos periódicos contribuye de forma decisiva a reducir los riesgos asociados.

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