“¿Qué le pongo?“ es la pregunta habitual de cualquier camarero o camarera en España cuando interpela a un cliente en un día cualquiera. La respuesta inmediata suele ser ”una cerveza y unas aceitunas“. O, “una cervecita y unas olivitas”, si estás en la antigua corona de Aragón. Pero lo cierto es que esta fruta no solo sirve para matar el hambre durante el vermut, sino que tiene multitud de utilidades, sobre todo, sus huesos.
El aprovechamiento de los residuos de la aceituna ha experimentado una notable evolución, desde su uso ancestral como combustible hasta su integración en procesos industriales y domésticos en la actualidad. Diversos expertos y entidades han subrayado recientemente el potencial de estos subproductos, que van desde el hueso hasta el alperujo y la poda. La utilidad emana de los usos sostenibles que se les puede dar, como la generación de biomasa, por ejemplo.
La biomasa obtenida a partir de los residuos del olivo se ha consolidado como una fuente energética relevante en España. Joaquín López López, director de la Asociación Nacional de Empresas de Aceite de Orujo (ANEO), explicó a la agencia EFE que el alperujo, primer subproducto tras la extracción del aceite, se transforma en orujillo, una biomasa desengrasada utilizada para producir calor en hornos y electricidad en plantas de generación. Este proceso requiere la separación y secado de la parte sólida (orujo) y la líquida (alpechín) del alperujo.
La coordinadora de la plataforma Bioplat, Margarita de Gregorio, detalló a la agencia de comunicación que estas formas de obtención de recursos se clasifican como biomasas industriales y forestales, derivadas tanto de la producción de aceite de oliva como de la poda del olivo. Además, Bioplat impulsa el desarrollo sostenible mediante la promoción de otros tipos de biomasa, como la agrícola, la ganadera y la doméstica, en colaboración con empresas públicas y privadas.
En el caso español, el valor energético y medioambiental de estos residuos se refleja en la generación de electricidad a partir de biomasa en Andalucía, que lidera el sector en el Estado con 17 plantas y cerca de 210 megavatios, equivalentes al consumo de casi 300.000 viviendas, según datos de la Agencia Andaluza de Energía recogidos por EFE.
Por su parte, el 57 % de esta producción eléctrica proviene de los residuos de los extensos cultivos de olivar. En este contexto, la empresa Acesur ha puesto en marcha este año en Jabalquinto (Jaén) una de las plantas más eficientes y sostenibles para la obtención de biomasa a partir de alperujo, mientras que en el mismo municipio se ha promovido en 2022 una planta de biometano basada en este residuo y otros subproductos.
Reciclaje creativo y doméstico con la aceituna de por medio
Más allá de la industria energética, los huesos de aceituna han encontrado aplicaciones prácticas en el ámbito doméstico. El periódico argentino Diario Uno ha destacado que estos residuos, habitualmente desechados, poseen una resistencia y dureza que los hacen idóneos para su reutilización en el hogar. Entre los usos más valorados, se encuentra su empleo como aislantes térmicos en la fabricación de soportes para ollas o salvamanteles ecológicos, capaces de soportar altas temperaturas y proteger superficies.
El procedimiento recomendado por Diario Uno consiste en hervir los huesos durante diez minutos para eliminar restos de sal o grasa, secarlos completamente y utilizarlos como relleno entre dos piezas de tela, asegurando la durabilidad mediante una doble costura en los bordes. Además, estos huesos pueden aromatizar ambientes si se combinan con aceites esenciales, rellenar almohadillas térmicas o integrarse en elementos decorativos de estilo rústico.
Propiedades y valorización de los residuos del olivo
El aprovechamiento de los residuos del olivo no se limita a la producción de energía ni a las alternativas domésticas. Según datos de la empresa Condorchem Envitech recogidos por EFE, el alperujo, a pesar de su carácter altamente contaminante, puede emplearse en la fabricación de combustible y compost de alta calidad si se mezcla con hojas de aceituna y estiércol. Además, el proyecto Iroddi, coordinado por Bioplat, investiga los ácidos grasos libres presentes en las corrientes residuales del refinado de aceites y grasas para desarrollar nuevos productos de base biológica.
El escualeno, un aceite hidratante muy refinado extraído de la oliva, se ha convertido en un ingrediente demandado por numerosas marcas cosméticas, según explicó Margarita de Gregorio a EFE. Por otro lado, el aceite de orujo de oliva, obtenido al refinar el alperujo y mezclarlo con aceites vírgenes, se considera una de las opciones más recomendadas para frituras, tal y como revela un estudio reciente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El grupo Fitoquímica y Calidad de los Alimentos del Instituto de la Grasa del CSIC ha constatado en un estudio de 2015 que el alperujo conserva el 98 % de los fenoles de la aceituna, lo que le confiere propiedades antimicrobianas, antiinflamatorias y anticancerígenas, entre otras. Joaquín López López, director de ANEO, precisó a EFE que de cada 100 kilos de aceituna, hasta 80 corresponden a residuos como el líquido, la pulpa, la piel y el hueso, mientras que solo el 20 % se destina a la obtención de aceite en diferentes calidades.