Tras superar una de las etapas más exigentes de su vida, Adara Molinero ha protagonizado uno de los momentos más esperados en Supervivientes All Stars 2 la noche de este miércoles, 29 de octubre. Tras semanas de convivencia extrema en Honduras, y a pocos días de la gran final, la concursante se ha reencontrado consigo misma al verse frente al espejo por primera vez, disfrutar de una ducha con agua caliente y jabón, y saborear un esperado banquete tras su expulsión.
El hecho de enfrentarse por primera vez a su imagen desde que comenzó su aventura en Cayos Cochinos, ha despertado una gran expectación en la exconcursante. Con nervios y cierto humor por el olvido de algunos de sus rasgos más característicos, ha reconocido que no recuerda su rostro. “Ay cuántas ganas tengo de ver mi cara, que ya no me acuerdo ni cómo era”, ha confesado, entre risas antes de observarse. Al observar su reflejo, Adara no pudo evitar sorprenderse. “Madre mía, estoy negra, qué fuerte, me veo mona. Las marcas de los mosquitos… madre mía”, ha manifestado, repasando el impacto que la supervivencia extrema dejó en su piel. El momento más llamativo llegó al reparar en su cabello, que cortó en una de las pruebas del concurso: “Ay, y el pelo, qué corto y qué rubia estoy. Pero bueno, creo que a mi novio le puede gustar”.
Pese al desgaste físico que evidenciaba, Adara Molinero no ha dejado de mostrarse satisfecha con la imagen proyectada por el espejo. En sus palabras, el reencuentro reflejaba el esfuerzo y la superación vividos a lo largo de la experiencia. El proceso ha continuado con uno de los momentos considerados más simbólicos por los participantes: la primera ducha con agua caliente después de casi dos meses. “Me voy a quedar blanca, os engañamos, no era moreno, es caca”, ha bromeado la hija de Elena Rodríguez, celebrando entre risas la sensación de limpieza y regreso a la normalidad.
La indirecta de Adara Molinero a Miri Pérez-Cabrero
Después del aseo, Adara ha recibido un banquete con sus platos favoritos, entre ellos pizza, pasta, hamburguesas y postres. “¡Cuántas veces he soñado con este momento, cuántas! En mi primera edición dije que nunca volvería a pasar hambre, pero esta vez de verdad lo digo: no volveré a pasar hambre. Nunca más. ¡Jamás volveré a pasar hambre!”, ha afirmado, sumamente emocionada. Durante la degustación, ha recordado a sus compañeros, especialmente a Tony Spina. “Me gustaría compartirla con Tony, porque el pobre está pasando un hambre también. Yo aquí comiendo y ellos allí que tienen que estar pasando una tormenta… pobrecitos.”
Mientras avanzaba la comida, Adara ha continuado expresando su satisfacción por los pequeños placeres recuperados tras la expulsión. “Me hubiera gustado llegar a la final, pero lo que estoy disfrutando esta comida, esa ducha… estoy feliz y disfrutona”, ha asegurado. Además, hizo balance de su participación, reconociendo sentimientos encontrados. “Me he quedado a las puertas de la final y la verdad que estoy bastante triste. Pero a la vez estoy muy feliz porque he vivido casi todo el concurso y me lo llevo todo puesto.”
La influencer también ha reconocido sus momentos clave. “Mi mejor momento fue cuando vi en ese vídeo a mi hijo, me dio toda la fuerza para seguir. El peor fue mi último ataque de pánico, cuando se nos estaba inundando la playa. La sensación de sentirte atrapada, mojada, es horrible. En esta experiencia he aprendido que soy mucho más fuerte de lo que creo, una luchadora, y me siento muy orgullosa de mí misma.”
Respecto al futuro y las relaciones con sus compañeros en el concurso, Adara Molinero ha admitido con quién repetiría la vivencia: “Esta aventura la repetiría con mi madre, con Fani, con Gloria, con Iván, con Tony por supuesto. No me gustaría volver a coincidir con Sonia porque fue bastante cruel con sus palabras, y con Noel tampoco porque era bastante soso… aburrido y vago, que no se nos olvide”, ha asegurado, poco antes de centrarse en Miri Pérez-Cabrero, con quien tuvo altibajos. “El compañero del que menos me fío es Miri. Al final nuestra relación se aflojó bastante, pero han existido esos momentos de tiros y afloja en los que en cualquier momento nuestra relación se podía romper. Creo que hay momentos en los que no es real, va cambiando según le atiza el viento”, ha reflexionado Adara Molinero sobre el cierre de su experiencia en Honduras.