Los tres alimentos prohibidos si tienes hígado graso, la enfermedad que sufren 10 millones de personas en España

El sobrepeso, la obesidad, la diabetes tipo 2 o el colesterol alto son algunos factores de riesgo de esta condición hepática

Una mujer comiendo una hamburguesa (Shutterstock)

El hígado graso, conocido médicamente como esteatosis hepática, es una patología que cada vez afecta a más personas por los malos hábitos alimenticios, el sedentarismo y otros factores de riesgo como el sobrepeso, la obesidad y el consumo excesivo de alcohol. En esta condición, la grasa se acumula en las células hepáticas.

Según MedlinePlus, puede deberse o no al consumo de alcohol. Cuando no está relacionada con la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas, se conoce como hígado graso no alcohólico (EHGNA). Esta enfermedad suele asociarse a factores como el sobrepeso, la obesidad, la diabetes tipo 2, el colesterol alto o el síndrome metabólico, y en muchos casos no provoca síntomas evidentes en sus primeras etapas. Sin embargo, con el tiempo puede progresar y causar inflamación, cicatrización del tejido (fibrosis) e incluso evolucionar hacia cirrosis o cáncer de hígado.

Más de diez millones de españoles sufren hígado graso y 8 de cada 10 adolescentes con sobrepeso lo padecen, de acuerdo con los datos ofrecidos por la Asociación Catalana de Pacientes Hepáticos. Según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), la dieta juega un papel clave en su prevención y tratamiento. Sin embargo, no se trata solo de incorporar alimentos saludables, sino también de eliminar de la mesa aquellos productos que pueden empeorar la enfermedad.

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Ultraprocesados

Los productos ultraprocesados, como la bollería industrial, los refrescos, los snacks salados, las comidas rápidas y precocinadas, aportan un exceso de calorías vacías, grasas poco saludables y azúcares añadidos. Estos alimentos apenas generan sensación de saciedad, lo que conduce a comer más de la cuenta y, a largo plazo, favorece la acumulación de grasa en el hígado.

Según los profesionales de Hospitales Parque, los ultraprocesados contienen aditivos y conservantes que, si bien son seguros en pequeñas dosis, no aportan ningún beneficio nutricional. Su consumo habitual está vinculado no solo al hígado graso, sino también a un mayor riesgo de diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.

Episodio: ¿Qué es el hígado graso?

Carnes rojas

La carne de ternera, cerdo, buey o cabra son una fuente de proteínas de alto valor biológico, pero también de grasas saturadas. En personas sanas, la recomendación general es limitar su consumo a unas cuatro veces al mes.

Sin embargo, en pacientes con hígado graso, los expertos sugieren reducirlo al mínimo o incluso eliminarlo. El exceso de grasas saturadas de origen animal favorece la inflamación y empeora la capacidad del hígado para metabolizar lípidos. En su lugar, se recomienda optar por carnes magras como el pollo, el pavo o el conejo, así como por pescados blancos y azules ricos en ácidos grasos omega-3, que ayudan a reducir la inflamación y mejoran el perfil lipídico.

(IStock)

Grasas saturadas

Las grasas saturadas, presentes en alimentos como la mantequilla, el queso curado o el aceite de palma, tienen un impacto directo sobre la acumulación de grasa en el hígado. Un consumo elevado no solo agrava la esteatosis hepática, sino que también incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

La clave está en sustituir estas grasas por opciones más saludables, aclaran desde Hospitales Parque. El aceite de oliva virgen extra, los frutos secos como las avellanas o nueces y pescados como el salmón o las sardinas aportan grasas insaturadas beneficiosas que ayudan a mejorar la salud hepática. Estas grasas “buenas” contribuyen a reducir el colesterol LDL (el conocido como “malo”) y aumentan el colesterol HDL (o “bueno”), además de tener propiedades antiinflamatorias.

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