Con el nuevo boom y resurgimiento recargado de la realidad virtual y los dispositivos 360, gamers, fanáticos de las series o quienes trabajan largas horas frente a las pantallas se van acostumbrando a nuevos estándares de calidad y pueden mejorar su experiencia con posibilidades que antes no existían.
Desde su llegada al mercado argentino, las pantallas de resolución 4K (también conocidos como UHD) ganan cada vez más terreno en hogares y oficinas y según cifras de Samsung, el principal vendedor de estas pantallas en el país, sus ventas de estos dispositivos se triplicaron en 2016 con respecto a 2015. Pero además, la definición superior de los dispositivos UHD viene complementada con nuevos modelos de pantallas curvas.
El insuperable 4K
Las pantallas 4K tienen cuatro veces mayor resolución que las anteriores reinas del mercado: las Full HD. Mientras estas últimas tienen una resolución de 1920×1080, lo que significa que hay 1920 líneas horizontales que cruzan con 1080 líneas verticales, resultan en un total de 2.1 millones de puntos o "píxeles", los Ultra HD o 4K, cuentan con una mayor cantidad de puntos: 3840×2160, o sea 8.3 millones de píxeles.
De más está aclarar que a mayor cantidad de píxeles, mayor será también la nitidez, exactitud y calidad con la que se verán las imágenes proyectadas. Pero no todos los píxeles se comportan de la misma manera:
Ciertas marcas optan por "diluir" sus pixeles con el objetivo de reducir costos, que si bien cuentan con 8.3 millones de píxeles, éstos no son capaces de reproducir de forma fidedigna toda la gama de colores RGB (Rojo, Verde y Azul) ya que intercalan un pixel blanco entre estos otros tres colores. Esto da como resultado una imagen "lavada" que se nota especialmente a la hora de reproducir colores puros y por ende no sería considerada una TV 4K real.
Samsung, por ejemplo, cuenta con esta garantía como premisa: "Aseguramos la totalidad de colores y exigimos que se cumpla la condición de que cada pixel esté conformado mínimamente por tres sub-píxeles con los colores primarios".
Como en el cine
Muchas pantallas de cine son curvas. Esto es en gran parte lo que genera una sensación increíblemente distinta a ver la misma película en casa, aunque se cuente con una gigantesca pantalla y un equipo de audio.
La leve curvatura de la pantalla logra que todos los puntos de la misma queden a la misma distancia del ojo, resultando en una sensación mucho más real en la manera en la que percibimos la acción y un menor esfuerzo por parte de quien mira para compensar esta distancia hacia los costados.
Esta cualidad también ayuda a la hora de enfrentar dos problemas muy comunes: mejora notablemente la visión de la pantalla si se está mirando desde algún costado y genera menores reflejos molestos de luz que dificulten la visión.
Alivio para los ojos
Según un estudio de la Escuela de Medicina de Harvard, otro beneficio más que destacable para quienes opten por una pantalla curva es que ésta genera una menor fatiga ocular que las pantallas planas.
Después de estudios comparativos, se detectaron menores casos de fatiga ocular, visión borrosa en los usuarios que fueron examinados usando pantallas curvas, además de un menor número de movimientos sacádicos (rápidos saltos de ambos ojos ante la exposición a determinadas frecuencias).
Los diseños de pantalla curva entonces van mucho más allá de una tendencia. Sus cualidades ayudan a tener una experiencia más completa, inmersiva y vívida, además de favorecer a mitigar el cansancio visual, lo que los vuelve una gran opción tanto para momentos de recreación como para espacios de trabajo.