El futbolista que lleva un tatuaje del General San Martín

Fanático de la lectura y la música, el defensor con pasado en el Milan expone la otra cara de un futbolista. El detrás de escena del show

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Grimi se tatuó en su brazo la batalla de San Lorenzo (Adrián Escandar)
Grimi se tatuó en su brazo la batalla de San Lorenzo (Adrián Escandar)

Tribales, números romanos, monumentales crucifijos, nombres de familiares, brazos completamente dibujados. El universo de los tatuajes en los futbolistas parece ser infinito y con una moda bien marcada. ¿Qué lleva a un jugador a romper el molde y realizarse un dibujo que representa una guerra importante para la liberación de nuestro país?

Esa pregunta motivó a Infobae a trasladarse hasta Avellaneda para sentarse en un extenso mano a mano con el defensor de Racing Leandro Grimi, de larga trayectoria, que en sus vitrinas guarda el recuerdo de haber sido parte del Milan campeón de la Champions League en la temporada 2006/7.

El lateral, que se recupera desde octubre pasado de una rotura de ligamentos cruzados en la rodilla izquierda, nos atiende y descubre su brazo izquierdo con simpatía: allí José de San Martín, a bordo de su caballo, lidera la mítica batalla de San Lorenzo. Un combate histórico ante la ocupación realista por el heroísmo del Sargento Cabral y por ser, entre otras cosas, el único que el General de la Patria libró en suelo argentino.

"Nacía y crecí en San Lorenzo (Santa Fe). Tengo a la mayoría de mis seres queridos ahí. Me empezó a interesar la historia más de grande. Entender cómo fue la batalla. Antes de hacerme este tatuaje investigué un poco más. Fue una batalla que no duró mucho tiempo pero según lo que dicen los historiadores fue muy importante para la liberación del país", explica con una cierta timidez que irá desapareciendo a medida que transcurrirá la entrevista.

No es un interés pasajero. Grimi dejará al descubierto ser un asiduo lector y fanático de la música. Iniciará la nota cohibido, como incómodo por tocar temas alejados del fútbol. Rápidamente se irá soltando para exponer el lado b del fútbol.

"Me gusta mucho la historia de la Segunda Guerra Mundial. Estudié mucho sobre eso, hice resúmenes por mi cuenta. Arranqué con eso y fui leyendo libros de diferentes guerras, hasta que llegué a la historia Argentina", comenta sobre una pasión que se inició a los 21 años cuando emigró a Italia.

“Me gusta mucho la historia de la Segunda Guerra Mundial”, comenta (Adrián Escandar)
“Me gusta mucho la historia de la Segunda Guerra Mundial”, comenta (Adrián Escandar)

Ese camino lo depositó ante la colosal vida del General San Martín. "Empezar a leer sobre San Martín fue lo que me llamó la atención. Al momento de decidir tatuarme algo de mi ciudad, ni lo dudé teniendo un prócer acá como fue San Martín", advierte sobre el padre de la patria a quien define como "una persona que tenía muy claro lo que quería, muy convincente con sus tropas".

"Estudiaba mucho cada paso que iba a dar. Se vio que a través de ese trabajo y ese estudio tuvo sus resultados, como en todo…", subraya.

¿De cuánto sirve el estudio para el futbolista?
El estudio no te va ayudar a hacer un gol pero sí te va a ayudar en muchas cosas relacionadas con el fútbol y un montón de afuera. Leer te abre mucho la mente, te hace pensar un montón de cosas. Como la música.

Durante la conversación que se desarrolla en las entrañas del Cilindro se habla poco de fútbol y mucho de lo externo. La intención es empezar a pelear contra el prototipo del futbolista que la sociedad tiene en la cabeza donde se cree que sólo vive para la pelota. Allí aparece la música, la gran pasión de Lea que comenzó con la radio de cumbia que su padre tenía al lado de su casa y mutó por completó cuando escuchó uno de los primeros discos de la histórica banda Los Piojos.

Abandonar su ciudad natal para arribar a la pensión de Huracán fue el paso que faltaba en su transformación. Vivir en Buenos Aires le abrió la puerta a presenciar diversos recitales. En su camino se cruzó Callejeros. Y también la tragedia de Cromañón.

"Entablamos una amistad, eran hinchas de Huracán. Cuando pasó eso fue muy chocante para mí. Cada vez que sale el tema en una reunión o nos juntamos con amigos y sale el tema, directamente trato de no opinar. Mi opinión es simple: ellos no son culpables. Tengo mis motivos para pensar eso", afirma con un nivel de convicción que mostrará en pocos pasajes de sus opiniones donde siempre prefiere argumentar con experiencias vividas, la voz de los autores de los libros que leyó o los protagonistas que pudo interpelar.

El tema es intrincado y lo sabe. Sabe que es difícil hablar de aquella situación porque sería difícil debatir con alguien que "piensa lo contrario". Él tuvo "suerte", según explica, de no haber sido testigo de la tragedia que en 2004 dejó un saldo de 194 muertos: "Yo no fui justo esa noche porque como estuve todo el año en Buenos Aires y había ido poco a San Lorenzo... Esa noche estaba que me quedo o no me quedo… Había ido a ver Callejeros a Cromañón varias veces"

Grimi con su amigo Santiago Aysine, cantante de Salta La Banca
Grimi con su amigo Santiago Aysine, cantante de Salta La Banca

En las concentraciones puede hacer sonar Callejeros, Salta La Banca o cualquier otro rock. Aunque también quizás aparezca un tangofolclore. Eso sí, siempre con los auriculares."No sé qué pasaría si lo pongo en el vestuario. Habría que probar a ver cómo reaccionan. En el vestuario se escucha normalmente cumbia", cuenta entre risas.

Entre libros y música, las calles del destino lo llevaron a forjar una estrecha amistad con Santiago Aysine, cantante de Salta La Banca, una de las bandas más influyentes en la actualidad de la escena nacional. "De ir a ver tantos shows, me hice amigo de todos los chicos. Me tratan como uno más de ellos. Es una banda que dice lo que todos ven y no le cantan tanto al sol o a la playa", elogia a los músicos con los que tiene una relación tan estrecha que uno de ellos le enseña a tocar el piano.

Sí, entre libros y fútbol, Grimi se hizo un lugar para especializarse en su otra gran obsesión: "De chiquito teníamos un órgano que nos había regalado mi papá y era más un juguete que un instrumento. Apenas me fui a jugar a Portugal, estaba yendo a comprarme un reloj y en el shopping había un señor tocando un piano. Entré y me compré uno. Ahora está en la casa de mis suegros en Covilhã (Portugal). Después me compré uno acá".

Grimi se casó con un portuguesa y hoy son padres de una nena de dos años (Adrián Escandar)
Grimi se casó con un portuguesa y hoy son padres de una nena de dos años (Adrián Escandar)

No es un error de redacción. Uno de los pianos de Grimi está plantado en Portugal, país donde nació su esposa. "Cuando me tuve que ir de Portugal a Bélgica le pregunte si quería venir conmigo, compartir una vida juntos. Aceptó. Estuvo siempre junto a mí sin ningún tipo de reproches y eso es super valorable", reconoce sobre su mujer que abandonó su rol de enfermera para treparse a la aventura del mundo del fútbol. Hoy, a los 32 años, formaron una familia con Filipa: fueron padres hace dos años de Carolina.

"Fue un poco raro al principio –reconoce– porque la primera vez que vinimos fuimos directamente desde el aeropuerto hacia San Lorenzo y todos sabemos cómo es la ruta: pasan camiones con vacas, camiones viejos, camiones nuevos, autos viejos, autos nuevos. Pasan por el campo. Muchas cosas que ella allá no veía. En el camino le sacaba fotos a todos. Parecía que estábamos en el lejano oeste por llamarlo de alguna manera. Pero siempre bien. Notó que son dos maneras diferentes".

Grimi jugó unos pocos partidos en el Milan, durante la temporada que lograron la Champions
Grimi jugó unos pocos partidos en el Milan, durante la temporada que lograron la Champions

El fútbol no podía quedar de lado y tampoco el recuerdo de haber vivido el vestuario del Milan que levantó la Champions hace una década con Dida, Cafú y Paolo Maldini, su ídolo.

"Llegar a jugar con él fue una locura. Me sorprendió mucho el respeto que le tenían todos en el vestuario. Quizás decía algo Maldini y jugadores como Seedorf agachaban la cabeza y hacían lo que él decía. Con el tiempo me fui dando cuenta que Paolo todo lo que hacía era por el bien del grupo. A mí me ayudó en un montón de cosas que me guardo para mí. Cada vez que habla de él es para sacarse el sombrero, pararse y aplaudirlo", afirma.

La cara de Grimi muta cuando escucha un nombre. El entusiasmo y la pasión comienzan a brotar de los poros. Marcelo Bielsa es el hombre que lo hipnotiza. Hablar de fútbol es hablar del Loco. "El ganó mucho y creo que la selección argentina ganó mucho con él. Dejó valores que no se han cambiado. Es un tipo muy recto. Todo lo que digo de Bielsa es de haberlo leído, de haber vistos videos o cosas que me contaron", reconoce.

El defensor campeón con Racing en el 2014 arrasó con los textos sobre Bielsa de las librerías y persiguió a los compañeros que lo tuvieron como entrenador para conocer más de uno de sus ídolos: "Es un tipo que las cosas son como tienen que ser. Acá en Argentina eso no se soportó".

Grimi ya está suelto. Hace una hora que la charla toca al fútbol de costado y él se siente cómodo hablando de música y lectura. En sus ojos deja ver los reflejos de aquel pibe que empezó en Huracán, club al que elogia cada vez que se lo menciona. Sin embargo, el tiempo comienza a apremiar porque el kinesiólogo lo espera para la segunda sesión de trabajos. El último desafío que se le plantea es la recomendación de algún libro, como aquel de Bielsa sobre liderazgo que le recomendó al Chino Saja.

"Depende la persona y el momento. Cada libro tiene que ver con el momento en que lo leas: cómo está tu vida, quién te rodea, qué pensas… Si pretendes entretenerte, a mí me gustó mucho Ángeles y Demonios de Dan Brown. De fútbol, alguno de Bielsa. Hace poco leí uno de Malvinas muy bueno con los soldados contando en primera persona", recomienda antes de salir corriendo para perderse entre los recovecos del Cilindro para seguir con su recuperación.

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