Altos niveles de glucosa en la sangre representan un riesgo significativo, tanto para quienes duermen poco como para aquellos que exceden el tiempo de descanso recomendado.
Según lo explicó Susan Redline, profesora de la Universidad de Harvard y especialista en desórdenes del sueño en el hospital Brigham and Women’s de Boston, los riesgos asociados al sueño prolongado han sido ampliamente subestimados.
BBC Mundo difundió sus declaraciones: “Las personas que duermen más de diez horas al día tienden a tener peor estado de salud que aquellas que duermen un promedio de siete u ocho horas”.
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El análisis presentado por el medio de comunicación desafía la creencia popular de que dormir más es siempre favorable, y destaca que exceder las ocho horas de sueño puede resultar perjudicial, con consecuencias que incluyen alteraciones metabólicas, deterioro de la calidad del sueño y una mayor probabilidad de muerte prematura.
El exceso de sueño, definido como aquel que supera las ocho horas diarias, habitualmente presenta una menor profundidad y calidad, lo que imposibilita alcanzar las fases verdaderamente reparadoras indispensables para la restauración física y mental.
La incidencia sobre la salud cardiovascular es uno de los aspectos más alarmantes identificados por los expertos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce a las enfermedades cardiovasculares como la causa principal de muerte a nivel mundial.
BBC Mundo resaltó la vulnerabilidad particular de las mujeres, quienes suelen dormir más que los hombres y, por ende, se encuentran en una posición de mayor riesgo frente a complicaciones cardíacas asociadas al exceso de sueño. Aunque esta asociación no implica necesariamente causalidad, los datos epidemiológicos respaldan la existencia de un vínculo considerable.
En lo que respecta al metabolismo y el peso corporal, el panorama tampoco resulta alentador. La relación entre sueño prolongado y obesidad empieza a recibir reconocimiento en conjunto con la ya conocida conexión entre falta de sueño y sobrepeso.
Michael Irwin, profesor de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), sostiene que una de las teorías aceptadas radica en que quienes duermen demasiado reducen considerablemente el tiempo disponible para la actividad física, favoreciendo el aumento de peso. Redline sintetiza esta visión en la nota: “Dormir demasiado se traduce en poca actividad física. Aquellos que duermen demasiado, tienen menos período de tiempo disponible en el que pueden estar activos”.
La diabetes tipo 2 también figura entre los riesgos. BBC Mundo destaca que tanto el sueño insuficiente como el excesivo pueden elevar los niveles de glucosa en sangre, lo que explicaría el mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 entre quienes duermen más de lo recomendado.
El impacto neurológico tampoco pasa desapercibido. El artículo cita un estudio publicado en el Diario de la Sociedad Geriátrica de Estados Unidos, donde se señala que el sueño excesivo a largo plazo puede acelerar el envejecimiento cerebral y traducirse en dificultades para mantener la concentración y atender tareas cotidianas.
Según Irwin, esto se explica en parte por la fragmentación del sueño: “La causa de que las personas que duermen demasiado tengan problemas con el funcionamiento mental básico, puede residir en la cantidad de veces que se despiertan durante la noche”.
Respecto a la mortalidad, los estudios epidemiológicos reseñados por el medio evidencian que las personas que duermen más tiempo presentan una mayor probabilidad de morir prematuramente, sobre todo cuando ya existen afecciones como la diabetes o patologías cardiovasculares.
El estado de ánimo constituye otra dimensión vulnerable. Los especialistas mencionados por el medio explican que existe una relación bidireccional entre la depresión y el exceso de sueño: las personas deprimidas tienden a dormir más, y ese exceso puede, a su vez, empeorar los síntomas depresivos. Irwin advierte que quienes tienen depresión y duermen más de lo recomendado pueden experimentar deterioros significativos.
El consenso médico recogido por BBC Mundo sostiene que, tanto el déficit como el exceso de sueño, pueden acarrear consecuencias negativas para la salud, por lo que la personalización de los hábitos de descanso según las verdaderas necesidades de cada persona resulta fundamental.