El brutal atentado que sufrió el senador Miguel Uribe Turbay el sábado 7 de junio en Bogotá sigue generando conmoción tanto en Colombia como en el exterior. El reconocido medio británico The Economist publicó un artículo titulado “La violencia política ha regresado a Colombia”, en el que compara este acto con los episodios más trágicos del conflicto armado que marcó al país entre 1986 y 1990.
En su publicación, The Economist recordó que durante ese periodo fueron asesinados cinco candidatos presidenciales, en un capítulo que quedó grabado en la memoria colectiva por su brutalidad y por el impacto que tuvo en la democracia colombiana.
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“El tiroteo es el acto de violencia política más grave ocurrido en Colombia en los últimos 30 años. Recuerda un capítulo brutal del conflicto armado que vivió el país entre 1986 y 1990, cuando fueron asesinados cinco candidatos presidenciales”, indicó el medio.
El atentado ocurrió en el barrio Modelia, de la localidad de Fontibón en Bogotá. Como lo relató The Economist, “un pistolero de 15 años disparó contra Miguel Uribe, senador del partido derechista Centro Democrático, mientras hacía campaña en Bogotá, capital de Colombia. Recibió un impacto en la cabeza. El joven fue detenido y acusado de intento de asesinato. Uribe, de 39 años, aspirante a las elecciones presidenciales del año que viene, se encuentra en cuidados intensivos”.
Un ataque “descarado” que revive fantasmas del pasado
En su análisis, The Economist advirtió que “el descarado atentado contra un destacado político en la capital sugiere que los autores ya no temen las repercusiones”. Este señalamiento apunta a un preocupante deterioro de las condiciones de seguridad para quienes ejercen la actividad política en el país.
La publicación destaca además que, aunque la violencia política ha venido en aumento desde 2022, “se ha contenido en gran medida a nivel local”. Sin embargo, lo sucedido con Uribe Turbay podría marcar un cambio en la dinámica de estos actos, pues “sugiere que los perpetradores ya no temen repercusiones”.
El contexto de este atentado, según el artículo, está ligado a un escenario de creciente violencia que se ha visto reflejado en otros actos recientes. The Economist mencionó los ataques ocurridos el 10 de junio en el suroeste del país: “Al menos ocho personas murieron en una oleada de explosiones y ataques con armas de fuego. En Cali, la tercera ciudad más grande del país, se colocaron bombas en comisarías de policía y murieron tres agentes”.
La publicación británica también hizo referencia a las reacciones que generó el atentado en el ámbito político. “Políticos de todas las tendencias se pronunciaron contra la violencia en la política. Gustavo Petro, presidente de la izquierda colombiana, aceptó moderar su lengua. Pocos días antes había calificado a Uribe de ‘nieto de un presidente que ordenó torturar a 10.000 colombianos’. En protesta, los partidarios de Uribe se manifestaron en Bogotá”.
The Economist citó al ministro del Interior, Armando Benedetti, que manifestó que “quienquiera que sea el responsable de estas explosiones puede estar también detrás de los tiroteos”. El artículo agregó que “las autoridades están investigando a un grupo rebelde que opera en la costa del Pacífico, dirigido por un señor de la guerra conocido como Iván Mordisco”.
El diario también recordó un episodio doloroso en la vida del senador: “Como muchos políticos colombianos, el Sr. Uribe se vio marcado por la historia de conflicto armado del país. Cuando tenía cuatro años, Pablo Escobar, un famoso barón de la droga, secuestró a su madre, periodista. Posteriormente fue asesinada. En una cumbre celebrada la semana pasada, Uribe declaró que su ambición era que Colombia fuera ‘un país sin violencia’”.
El más reciente parte médico sobre la condición del senador fue emitido por la Fundación Santa Fe de Bogotá el 13 de junio. Según el informe, aunque el estado de Uribe Turbay sigue siendo delicado, se han observado signos leves de mejoría.
El boletín señala: “Muestra una respuesta al manejo instaurado reflejado en leve disminución de su presión intracraneana, con valores de perfusión cerebral con tendencia a la estabilidad. De continuar con esta evolución clínica, se realizará un nuevo control imagenológico cerebral en los próximos días para evaluar cambios, hallazgos y revaloración de las lesiones”.