La Resocialización a través de la Educación en la Cárcel El Buen Pastor: un Camino hacia la Transformación

38 reclusas del Buen Pastor recibieron formación en derecho penal y en derechos humanos para adquirir nuevas herramientas a la hora de enfrentar sus casos con la justicia

Compartir
Compartir articulo
Este proyecto educativo se realizó en medio del Semillero de Derecho Penal y Derechos Humanos de la Universidad de Bogotá, Jorge Tadeo Lozano. - créditos Sofía Toscano/Colprensa
Este proyecto educativo se realizó en medio del Semillero de Derecho Penal y Derechos Humanos de la Universidad de Bogotá, Jorge Tadeo Lozano. - créditos Sofía Toscano/Colprensa

En un esfuerzo por brindar oportunidades de cambio y crecimiento, la Cárcel El Buen Pastor en Bogotá ha sido el escenario de una iniciativa de resocialización que ha marcado la diferencia. En esta ocasión, 38 mujeres internas tuvieron la oportunidad de sumergirse en clases de Derecho Penal y derechos humanos, impartidas por la Universidad Jorge Tadeo Lozano.

Los cursos, que se desarrollaron a lo largo de ocho sesiones, abordaron una amplia gama de temas cruciales, que van desde los derechos fundamentales hasta los mecanismos de protección de derechos, el proceso penal y el tratamiento penitenciario, entre otros aspectos fundamentales.

El objetivo fundamental de esta iniciativa fue doble: en primer lugar, se buscó “sensibilizar y respaldar a un grupo poblacional que necesita apoyo”, según explicó la institución educativa. En segundo lugar, se pretendía acercar a la comunidad académica y a los estudiantes a la vida cotidiana de estas mujeres privadas de su libertad. Además, se esperaba que estas internas pudieran capacitar con los conocimientos adquiridos con sus compañeras de reclusión y pasar de estudiantes a maestras.

Por su parte, la Universidad Jorge Tadeo Lozano considera que los estudiantes de Derecho comprendan las complejas dinámicas a las que estas personas se enfrentan diariamente. Esto les permitirá abordar de manera más efectiva la realidad de quienes se encuentran en situaciones similares en el futuro.

Sin embargo, este proyecto va más allá de la mera transmisión de conocimiento. Durante el transcurso de las clases, las internas tuvieron la oportunidad de compartir sus propias experiencias, arrepentimientos y esperanzas de tener una segunda oportunidad, con la intención de que sus discursos testimoniales ayuden dentro del panorama social a la prevención de delitos.

Martha, una de las estudiantes del curso, compartió sus reflexiones sobre sus días privados de la libertad:

“Nunca pensé pisar un lugar como este, pero en medio de todo el dolor, acá se viven cosas muy lindas y se aprende a valorar todo en la vida. Nunca imaginé vivir una situación como esta, sin embargo, en medio del dolor, el miedo y la rabia, puedo contarles que en este sitio se aprende a valorar todo. Acá descubrí que puedo vivir con muy poco”.

El curso, que formó parte del semillero de investigación de la universidad, culminó con una conmovedora ceremonia oficial. Durante este evento, las mujeres recibieron diplomas que destacaban su compromiso y resiliencia, recordándonos a todos que cada una de ellas ha superado desafíos únicos que las llevaron a su situación actual.

En la ceremonia de clausura, Esther, una de las mujeres privadas de la libertad, expresó su profundo agradecimiento por la oportunidad brindada y compartió su anhelo de tener una segunda oportunidad:

“Gracias por enseñarnos qué es la resocialización y el cambio, gracias por darnos la oportunidad de formarnos y comenzar de nuevo desde otro pensamiento. Gracias por hacer que nuestros días sean más cortos. Hoy, a pesar de estar privados de la libertad, nos hemos liberado de nuestras ambiciones, de nuestros pensamientos no adecuados, de nuestra ignorancia, de todo aquello que nos quita la libertad y nos quita la tranquilidad”.

Por su parte, la decana del programa de derecho de la universidad, Olga Illera, destacó la importancia del trabajo en equipo y el potencial latente en cada una de las participantes: “A menudo subestimamos nuestra propia fuerza y potencial. Les animo a emplear esa fuerza para transformar sus futuros y contribuir a un mundo mejor para todos. La privación de la libertad no debe significar la privación de los sueños”. Este emotivo evento fue un recordatorio de la capacidad de redención y transformación que reside en cada individuo, sin importar las circunstancias